La investigación policial belga sobre la corrupción en el Parlamento Europeo se extiende ahora a ‎la atribución del Premio Sajarov para la Libertad de Conciencia. Según el diario Le Soir, que ‎se publica en Bruselas, los investigadores belgas acaban de abrir una nueva pista que hace pesar graves dudas sobre la ‎honestidad del Parlamento Europeo en la atribución de ese premio. ‎

Instituido en 1988, el Premio Sajarov sufrió una reforma radical en 2003 y ahora se entrega ‎solamente a individuos que responden a los intereses de Estados Unidos. ‎

Actualmente, el Premio Sajarov es un reconocimiento supuestamente destinado a reconocer
‎«una realización particular en uno de los siguientes campos:‎
 la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular del derecho a la ‎libertad de opinión,‎
 la protección de los derechos de las minorías,‎
 el respeto del derecho internacional público,‎
 el desarrollo de la democracia y la instauración del estado de derecho.
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Las candidaturas al Premio Sajarov son presentadas a los eurodiputados. Los miembros de la ‎Comisión de Relaciones Exteriores realizan después una “selección” entre las candidaturas ‎presentadas y esa selección se somete a la Conferencia de presidentes del Parlamento Europeo. ‎

El Premio Sajarov incluye una suma de dinero ascendente a 50 000 euros. ‎

En 2021, las candidaturas de la militante saharaui contra la represión marroquí Sultana Khaya y de ‎la golpista boliviana Jeanine Áñez fueron descartadas para atribuir el premio al ruso Alexei Navalni ‎y ahora se sabe que varios miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento ‎Europeo recibieron sobornos para lograr ese resultado. Si bien está claro que el gobierno de ‎Marruecos intervino en contra de la candidatura de Sultana Khaya, todavía no se sabe quién ‎saboteó la de la boliviana Jeanine Áñez.‎

Vale la pena señalar aquí que Navalni es presentado en Occidente como «el principal opositor del ‎dictador Putin»… pero es un personaje que no ha hecho daño a nadie –exceptuando a las ‎víctimas de sus estafas. En cambio, la candidata que venía en segundo lugar, la boliviana Jeanine Áñez, ‎acababa de proclamarse “presidente” de Bolivia gracias a un golpe de Estado que contó con la ‎participación de los descendientes de los tránsfugas ustachis croatas que se establecieron en ‎Bolivia después de haber colaborado con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial [1], lo cual la convertía en la peor candidata ‎posible. ‎

En 2022, mientras Rusia intervenía en Ucrania –en aplicación de la resolución 2202 del Consejo ‎de Seguridad de la ONU para poner fin a la guerra civil desatada por Kiev contra las poblaciones ‎del Donbass–, el Premio Sajarov fue asignado «al pueblo ucraniano». ‎

[1«Bolivia, laboratorio de una nueva ‎estrategia de desestabilización», por Thierry ‎Meyssan, Red Voltaire, 26 de noviembre de 2019.