Reunido este 24 de abril de 2023, bajo la presidencia del ministro de Exteriores de la Federación Rusa, el Consejo de Seguridad de la ONU debate sobre el tema “Mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales: un multilateralismo eficaz basado en la defensa de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas”.

Es importante recordar que la interpretación de la Carta de las Naciones se precisa en la Declaración Relativa a los Principios del Derecho Internacional vinculados a las relaciones de amistad y la cooperación entre los Estados conforme a la Carta de las Naciones Unidas (Resolución 2625 del 15 de diciembre de 1970). Ese documento no prohíbe la guerra sino que precisa los casos de fracaso de los medios de solución pacífica de las crisis.

Los países de Occidente acusaron a la Federación Rusa de haber emprendido una «invasión de Ucrania», según ellos contraria a la Carta de las Naciones Unidas debido a la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ, también denominada Tribunal Internacional de Justicia), en la que ese órgano –que es el tribunal interno de la ONU– llamó a Rusia a retirar sus tropas de Ucrania. Esa argumentación de Occidente es deshonesta ya que la decisión de La CIJ no es un veredicto sobre la operación militar especial rusa sino sobre la acusación de genocidio que Rusia había formulado antes contra Ucrania debido a la grave situación de la población rusoparlante del Donbass. Pero nadie ha tenido en cuanta la enorme cantidad de documentos escritos y videos que Rusia ha publicado desde entonces y que demuestran la veracidad de la denuncia presentada por Rusia.

Por su parte, Rusia y China, reclamaron prioritariamente que todos los países respeten los compromisos escritos que han contraído, o sea que se apliquen todos los tratados internacionales. Esa posición común de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU es una prolongación de la proposición de garantías de seguridad que Rusia había presentado el 17 de diciembre de 2021 y corresponde a lo enunciado por los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping en el encuentro que sostuvieron en Moscú el mes pasado.

Este reclamo de Rusia y China no sólo cuestiona la expansión de la OTAN hacia el este, violatoria de todos los compromisos escritos al respecto sino que tiene otras implicaciones.

Por ejemplo:
 Finlandia se comprometió por escrito, en 1947, a ser un país neutral. Su reciente adhesión a la OTAN es por lo tanto una violación de su propio compromiso.
 En 1990, en el momento de su creación, las repúblicas ex soviéticas del Báltico se comprometieron por escrito a conservar los monumentos erigidos en homenaje a los sacrificios del Ejército Rojo en la lucha contra el nazismo. La destrucción de esos monumentos es por ende una violación del compromiso que contrajeron.
 En la resolución 2758 del 25 de octubre de 1990, las Naciones Unidas reconocieron al gobierno de la República Popular China como único representante de la nación china. En aplicación de esa resolución de la ONU, el régimen de Chiang Kai-chek fue excluido del Consejo de Seguridad de la ONU y desde entonces Pekín es el único representante legítimo de la nación china. Por consiguiente, las recientes maniobras navales de la República Popular China en el Estrecho de Taiwán no son –como se afirma en Occidente– un acto de agresión contra un Estado soberano (Taiwán) sino el acto soberano de un Estado (China) que despliega sus fuerzas en sus aguas territoriales.

Y todavía sería posible seguir citando innumerables ejemplos.

En otras palabras, la paz internacional depende de saber si las reglas que se aplican son las normas del Derecho Internacional basado en los tratados bilaterales y en los tratados internacionales o si son reglas inventados sólo por las naciones de Occidente.