Los miembros del Satanic Temple (Templo Satánico o TST, por sus siglas en inglés) celebran este fin de semana su segunda conferencia anual en un gran hotel de Boston. Pero no invocan a Satanás sino su derecho constitucional a no creer en Dios.

Varios grupos evangélicos anunciaron su intención de congregarse ante el lugar de la conferencia para rezar por los miembros del Templo Satánico. Pero el obispo católico de Boston solicitó por carta a sus fieles que se abstengan de participar en tales congregaciones, para no dar publicidad a la conferencia del Templo Satánico, y rezar, en sus casas, por las almas de los participantes en el evento.

Aunque la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense pone la libertad religiosa y la libertad de expresión por encima de todas las demás libertades, Estados Unidos no reconoce la libertad de no creer y en ciertos casos los ateos se ven discriminados, principalmente en las fuerzas armadas. Sólo desde 2016, a partir de la adopción de la Frank R. Wolf International Religious Freedom Act (H.R. 1150) en Estados Unidos se protegen las creencias no teístas –como el budismo– y se reconoce el derecho de los ciudadanos a no profesar una religión y a no practicar ningún culto.

A pesar de lo que parece indicar su nombre, The Satanic Temple no es un grupo de adoradores del diablo sino una asociación de ateos que reclaman los mismos derechos que los creyentes.