Los presidentes de Estados Unidos y Francia, Joe Biden y Emmanuel Macron, anunciaron un acuerdo de alto al fuego –exclusivamente verbal– en Líbano. Al cierre de esta edición de Voltaire, Actualidad Internacional, los beligerantes –Israel y el Hezbollah libanés– no habían firmado ningún documento que valide la proclamación del alto al fuego anunciado por los presidentes de Estados Unidos y Francia.
La proclamación de este alto al fuego en Líbano fue solicitada con carácter de máxima urgencia por el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, al negociador estadounidense Amos Hochstein. De hecho, en total contradicción con sus posiciones públicas anteriores, el jefe del gobierno israelí imploró al negociador estadounidense Hochstein que obtuviese este alto al fuego. La diáspora judía se halla en este momento profundamente dividida y ha retirado su apoyo al primer ministro Netanyahu (Cf. VAI 2488), el ejército israelí está agotado y se ha quedado prácticamente sin municiones y el gobierno de Netanyahu no ha podido alcanzar el objetivo de guerra que había anunciado al inicio de su invasión en el sur del Líbano –permitir el regreso de 100 000 israelíes a los territorios colindantes con la línea de demarcación entre Líbano e Israel.
El Hezbollah libanés, por el contrario, estaba atacando con cohetes y drones numerosas bases militares israelíes, incluso en la región de Tel Aviv.
El gobierno de Netanyahu tampoco ha podido cumplir en Líbano el objetivo no declarado de su invasión, que era extender el territorio bajo control israelí ocupando parte del sur del Líbano. Si bien las fuerzas armadas israelíes se mueven libremente en el espacio aéreo libanés –Líbano carece de defensa antiaérea– y pueden destruir desde el aire cualquier objetivo terrestre, el hecho es que las fuerzas terrestres israelíes han encontrado en tierra una resistencia encarnizada, que les ha impedido afianzarse en suelo libanés más allá de la Línea Azul.
Según se ha anunciado, el alto al fuego sería de 60 días, lo cual significa que las hostilidades podrían reanudarse dentro de 2 meses. El primer ministro israelí dice haber obtenido el derecho de atacar al Hezbollah si esa organización de la resistencia libanesa tratara de reconstituir sus fuerzas, pero todas las fuentes libanesas que han participado en las negociaciones desmienten esa afirmación de Netanyahu.
El primer ministro Netanyahu asegura que Irán será su próximo objetivo. Sin embargo, el gobierno iraní ha participado en las negociaciones y ha confirmado que renuncia a la estrategia del “Eje de la Resistencia” para encaminarse hacia la obtención de un acuerdo global con las potencias occidentales [1].
Por su parte, la Liga Árabe está consciente de que la guerra iniciada hace 80 años no ha terminado, sino que sólo se desplaza hacia Irak y Siria. Debido a ello, Irán ha reanudado sus contactos con los dos partidos kurdos iraquíes (Cf. VAI 1969) mientras que Turquía ha reactivado las negociaciones con el líder del PKK kurdo, Abdullah Ocalan (Cf. VAI 2247).
Hasta el último minuto antes de la entrada en vigor del alto al fuego anunciado, las fuerzas armadas de Israel estuvieron bombardeando todas las carreteras que conectan Líbano y Siria y destruyendo los puentes sobre esas vías (Cf. VAI 2711 y 2712).
En Siria, los grupos yihadistas han reanudado sus acciones armadas, como sucedió durante la agresión exterior contra Siria iniciada en 2011, cuando Netanyahu visitaba a los jefes de al-Qaeda heridos en Siria y hospitalizados en Israel.
Este artículo es el editorial de la edición 110 de nuestro boletín confidencial semanal Voltaire, Actualidad Internacional.
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[1] «Mientras Israel e Irán intercambian amenazas, hay una redistribución de alianzas en Medio Oriente», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de noviembre de 2024.
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