Rafael Ballén

Sin que sus protagonistas se hayan puesto de acuerdo, Seattle y Caracas se abrazan en unos mismos ideales: la causa de la humanidad. Somos el resultado de cuatro mil millones de años de evolución de la vida sobre la Tierra; probablemente la única forma de vida que piensa en este planeta. Y el género humano es quizá el único que cavila en todo el universo. Sin embargo, hay tramos de la historia en que se luxa el pensamiento –más aún, que se fractura-, y este es uno de esos ominosos tiempos, y cuando el pensamiento se silencia son los cañones los que hablan.

El gran problema del Estado es que no es del Estado. El asunto no es del Estado como entidad, sino de quienes actúan detrás de él. En el sentido más amplio se suele definir el Estado como una sociedad políticamente organizada. La organización depende de un conjunto de normas, o poder coercitivo, que imponen las personas naturales que actúan a nombre del Estado, pues éste es tan sólo un ente abstracto. A este ente abstracto se le endilgan características, peculiaridades o conductas legendarias, míticas o satánicas que jamás se le han asignado como finalidad o propósito, ni siquiera en las épocas más oscuras de la humanidad.

Negando el inmenso esfuerzo hecho por la sociedad hasta 1991 para construir una carta política de paz, el presidente Uribe arremete con todo. Viene por los poderes que le negó el constituyente primario el 25 de octubre de 2003 y mucho más. ¿Ahora, contra cuál muro chocará?
Bogotá (Colombia) | 1ro de noviembre de 2004
Cada vez más se suman inconformes y beligerantes. Los jóvenes por el centro de las grandes marchas y la izquierda, reponiéndose por el andén.
Cada vez más se suman inconformes y beligerantes. Los jóvenes por el centro de las grandes marchas y la izquierda, reponiéndose por el andén.

"...El juicio de la Historia reconocerá la bondad y grandeza de nuestra Causa». «...como recompensa a nuestro sacrificio por la Patria, haber liberado de las guerrillas a media República y evitar que se consolidara en el suelo patrio otra Cuba, o la Nicaragua de otrora, no podemos recibir la cárcel». Con esta y otras frases que reflejan por un lado un profundo cinismo y por el otro su connotación, origen y propósitos históricos, se hicieron presentes las Autodefensas Unidas de Colombia en el Congreso de la República. Sus voceros hablaron y desataron un intenso rechazo del cual incluimos en el presente artículo tres opiniones: Gustavo Petro, Piedad Córdoba y Rafael Ballén.
Días antes el Departamento de Estado permitía, con su decodificación, la lectura -parcial - de un documento de principios de los años 90s en el cual avanzaba un diagnóstico sobre los principales líderes -y sus aliados- del narcotráfico en Colombia y algunos países vecinos. La novedad del documento es que reconoce que el otrora (...)
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