Lev Vershinine

Islam Karimov, el divino líder uzbeko, había logrado mantenerse durante años a la misma distancia del Kremlin que de la Casa Blanca, sin dejar de coquetear con este o de disputarse con el otro y viceversa. Pero el proyecto estadounidense de desestabilización del Asia central, que incluye poner nuevamente a los talibanes en el poder en Afganistán, ya no le deja otra opción: Uzbekistán se pone del lado de Moscú.

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