Esta iniciativa debemos ubicarla en la decisión de quienes nos venimos planteando con firmeza y hace mucho tiempo dejar de ser apenas un objeto de estudio. Como propuesta y, desde la perspectiva de los trabajadores, el Observatorio de Medios, Político, Social y Cultural yuxtapone las prácticas concretas que se originan y a la vez recrean las teorías y visiones que aportamos el conjunto de fuerzas que se juegan y expresan en el campo popular. Haciendo definitivamente nuestra la tarea de enriquecer el controvertido desafío de aportar en la construcción de una propuesta política, social y económica, que conlleva, inexorablemente, una de las batallas más impostergables de este siglo: La batalla en el plano de las ideas.
Memoria, experiencia y lucha. Son tres pilares que sostienen nuestra propuesta para conjugarse de la mano de otros sectores en tanto nos reconocemos parte activa de todos aquellos que vienen aportando a la monumental tarea de pelear en la batalla cultural contra los efectos del enorme poder de comunicación concentrado del capitalismo neoliberal. Por eso para el observatorio la "rigurosidad" de sus análisis nace de interpretar los modos en que pujan las voces que luchan contra tanta injusticia en el marco de las relaciones de dominación económica, política, social y cultural existentes, así como nuestra "objetividad" nace signada por el lugar desde el cual analizamos el mundo para transformarlo y ese lugar es tan ancho como amplio en el espectro de los marginados, de los pobres, de los explotados, de los expulsados. De ahí que la construcción de nuestro propio discurso, sea para nosotros, para quienes impulsamos esta iniciativa y para los que se sumen, construcción de un nuevo sentido, construcción de nuestra verdad.
Sabemos que de nada sirven los individuos aislados. Frente a la concentración de los grandes medios, debemos concentrar los esfuerzos colectivos de los sectores sociales, sindicales, políticos y culturales que vienen trabajando en ese sentido. Muchos de ellos han dado origen a esta propuesta.
El Observatorio de Medios, Político, Social y Cultural nace ya con una mirada totalmente comprometida desde su origen y su aporte transitará por la difícil tarea de brindar categorías de comprensión que allanen la interpretación del mundo únicamente desde la realidad mediática, pretendida principal productora de discurso y de sentido. Realidad, esa, que está atravesada por factores económicos, políticos, sociales y culturales que se dinamizan y se transforman en función de las necesidades de una minoría, dueña del poder del dinero.
A través de este espacio intentaremos resignificar el sentido de los paradigmas que mayoritariamente sostienen algunos relatos periodísticos como por ejemplo, el de la objetividad, la manipulación, la teoría de las dos campanas, entre otros. Todas ellas "técnicas" dispuestas a intervenir e interferir en lo que muestran los medios, ahora -más que nunca- estrategias mediáticas más funcionales a la censura logística que a la libertad de expresión.
De este modo nos orientamos a seguir colaborando con los analistas sociales o cientistas políticos y las áreas de investigación de distintos espacios académicos para ensanchar el universo sobre el que se piensa y reflexiona, motivados por la búsqueda permanente de evitarnos visiones sesgadas propias de quienes usan para la elaboración de artículos, relatos, análisis y visiones como fuente principal a los grandes medios de comunicación. Cuyo universo informativo está limitado a algunos acontecimientos del campo popular, además de ser estos "beneficiarios" de un tratamiento periodístico a veces tergiversado o directamente omitido. De lo que se infiere un resultado final que, más allá de las buenas voluntades, pone en duda la matriz y la amplitud del universo desde el cual se reflexiona. Desde esta perspectiva decimos que nadie puede pensar sobre lo que no conoce. Y dadas las circunstancias, no siempre los que tienen el difícil oficio de construir los relatos periodísticos o analizar realidades desde metodologías de la investigación pueden alcanzar espacios de reflexión por fuera del vértigo de la profesión o de la lógica dominante.
Esta tarea nos invita a todos a pensar actuando. El Observatorio no es una herramienta pasiva. Y nuestro propósito sé complejiza en un momento donde el conflicto social se teje y desteje con diversas y encontradas intensidades en el tejido comunicativo. Estamos convencidos -y existen sobrados ejemplos de ello- que la subordinación de las libertades democráticas al terrorismo de mercado se refleja en el lenguaje de la política (desde sus distintas perspectivas culturales). Y si, además, ese lenguaje nace esclavo de los amos del dinero, potenciado como "realidad" desde las grandes corporaciones mediáticas, no habrá ni resistencias ni alternativas al beneficio del capital que los grupos multimediáticos, entre otros, también representan.
Generaremos actividades y estaremos allí donde la discusión, la reflexión lo requiera. Nuestra tarea abarca el compromiso que seguimos profundizando junto a todos los periodistas trabajadores de prensa y a la vez de la mano de todos los sectores del campo popular que reconstruyan con sus visiones y aportes la solidaridad práctica y también teórica que nos exige esta etapa.
Seguimos sosteniendo que es clave profundizar las tareas para la reflexión teórica, investigación y formación de periodistas en busca de incrementar conciencia y conocimiento sobre los dilemas de este tiempo para el estudio de alternativas profesionales, políticas y culturales. Para tamaña tarea, el Observatorio de Medios, Político, Social y Cultural incorpora en su diseño y objetivos a los actores sociales que resisten e intentan desarrollarse bajo distintas modalidades de lucha y proyectos. Y nosotros, los periodistas somos parte activa de esa usina que pelea por convertir experiencia en conocimiento. En este sentido, deseamos compartir, entre otras visiones, las que convergen hacia la idea de una comunicación propia. Convicción esta que se sitúa en el marco de una de las respuestas más vitales que el campo popular comienza a visualizar. Hoy es clave comprender que la censura no sólo es ejercida como supresión de discurso. Hoy, como nunca antes, la censura es logística y esto significa que es ejercida, esencialmente, desde la producción del discurso. Y si pensamos que la producción de discurso, su difusión regular y sistemática es hegemonizada (y homogeneizada) por los grandes medios altamente concentrados, hoy el desafío de la comunicación propia es una tarea que excede con creces la vaga y sesgada idea de contar apenas con espacios de difusión propios en un escenario gobernado por una minoría. En esta discusión estamos. Y es este un espacio donde la solidaridad de los que nos oponemos a tanto oprobio, al ninguneo de los que luchamos, a la omisión de los que también generamos teoría, a los que deseamos vivir hoy y hacer no sólo pensable sino realizable uno de los proyectos más enormes y difíciles del presente: Sencillamente, vivir con dignidad.
Como siempre, aquí estamos.
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