Por Marcelo Musante (*), ANC-UTPBA.- En Picún Leufú, Neuquén, el Estado Provincial entregó tierras mapuches a una empresa petrolera. Allí vive una comunidad que esta siendo amenazada y corre peligro de desalojo.
¿Alguien vio alguna vez a una Colla, durante el mes de agosto, abrir la tierra para agradecerle por el año anterior y por el que vendrá?
Esas rodillas apenas apoyadas, como para no lastimarla. Las manos en jarra, un poquito de coca, un poquito de vino y la mejor carne de cordero para ofrendar a su Pachamama.
Esa Colla de la puna, que es Toba del Impenetrable, Mbya Guaraní del Yabotí y Mapuche de Picún Leufú, tiene oídos en su piel para sentirla. Para sentirla gritar.
La tierra, hace tiempo, viene temblando indefensa. Me lo contó un paisano alguna vez: -"Que no se enoje m’ hijito. Ella es la vida y si se enoja... ¡Ay de nosotros!".
Saber popular, del sentido común o mera opinión. Son las definiciones con las que iluminados intelectuales cuestionan y desvalorizan el conocimiento de los actores sociales excluidos. Se ríen entre comisuras, condescendientes, de esa Colla silenciosa o el paisano profético. Y esas sonrisas de congresos académicos, se disfrazan de ausencia en los medios.
A un redactor de algún diario, le susurran al oído que quieren desalojar de sus tierras a familias mapuches en Picún Leufú, Neuquén. Un grupo de personas armadas, al amparo de un negociado entre una empresa petrolera, un sindicato y el estado las instiga desde hace varios días.
El informante, le asegura indignado, que el estado provincial entregó tierras mapuches a la empresa de hidrocarburos Piedra del Aguila S.A Son los campos de la comunidad Wentru Tahuel Leufu. Le cuenta también que esas familias se niegan a dejar sus tierras, pero que ya se acercaron varios grupos armados a amenazarlas y que les va a resultar muy difícil sostenerse sin apoyos.
El redactor cree que puede ser importante publicarlo y lo consulta con el editor responsable. Responsable hombre de años en el periodismo, que lo escucha mientras se rellena en su sillón, se suelta un botón del cinto, se toca la barbilla, lo observa con ironía al novel escritor. Cuando éste termina, el editor le hace una serie de preguntas.
"¿Una protesta de algunos Mapuches?. ¿Y la culpable es la Petrolera Piedra del Águila?. ¿Usted sabe quién publicita en este diario? ¿Usted sabe qué es lo quiere leer la gente?"
"Si quiere hacer una nota social, vaya a los cables de noticias internacionales y escriba un refrito sobre las milicias chechenas. Acá lo que no existe, no es noticia. Y por favor, no me haga perder más el tiempo, con indios, hidrocarburos y tierras".
La nota no salió, pero esa comunidad Mapuche hoy, ahora, está resistiendo. Si el poder en todas sus formas (gobierno, medios de comunicación, empresarios) se esfuerza por invisibilizarlos, ellos se clavan con sus pies de barro en la madre tierra. La conocen, nacieron de ella. Por eso escuchan sus quejidos y sus temores, por eso pelean, aunque no sean noticia.
(*) Sociólogo.
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