Se fisura la unanimidad de la prensa occidental y del Golfo que había prevalecido en los 10 últimos meses. Algunos grandes diarios presentan la operación del ejército nacional sirio para la liberación de las ciudades ocupadas por la Legión Wahhabita como una forma de represión política contra civiles desarmados, pero otros medios incrementan las señales de alerta: las fotos de civiles que protestan contra el presidente al-Assad ceden espacio a las imágenes de enmascarados armados mientras que los reportajes mencionan múltiples actos de violencia de tipo confesional o delincuencial, que nada tienen que ver con alguna forma de oposición política.
Los medios de prensa de Occidente y del Golfo siguen reflejando la posición de sus gobiernos, pero sin entusiasmo: la romántica imagen de la «revolución siria» ha desaparecido. El único argumento que les queda para convencer a los lectores es presentar a los «rebeldes» como «insurgentes», hacer crear que son soldados sirios desertores y no en su mayoría mercenarios extranjeros de la Legión Wahhabita, a menudo reclutados entre los miembros de Al-Qaeda.
Todos los comentaristas están a la espera de la próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde deben presentarse las proposiciones de la Liga Árabe y de Rusia.
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