En momentos en que Angela Merkel asume la presidencia de la Unión Europea –durante el primer semestre de 2007– Thierry Meyssan analiza la sorprendente carrera de esta responsable de la propaganda comunista de la RDA convertida en jefa del gobierno demócrata cristiano de la Alemania reunificada subrayando sus lazos con los neoconservadores y su concepción de un liderazgo estadounidense en Europa.
Angela Merkel nació en 1954, en Hamburgo (Alemania Federal). Poco después de su nacimiento, su familia decide –algo poco común– irse a vivir a Alemania Oriental. Su padre, pastor luterano, funda en poco tiempo un seminario en la República Democrática Alemana y dirige un hogar de impedidos físicos, se abstiene de emitir críticas públicas sobre el régimen y goza de un situación social privilegiada; dispone de dos automóviles y viaja con frecuencia a Occidente.
Estudiante brillante, Angela Merkel obtiene el doctorado en física. Se casa con un físico, Ulrico Merkel, del que rápidamente se divorcia y posteriormente comienza a vivir con el profesor Joachim Sauer, divorciado como ella y padre de dos hijos. Angela Merkel se dedica a la investigación sobre la física cuántica en la Academia de Ciencias.
Simultáneamente, comienza una carrera política en el seno de la Freie Deutsche Jugend (FDJ o Juventud Libre Alemana), organización juvenil oficialista, dentro de la cual va subiendo de categoría hasta convertirse en secretaria del departamento de agitación y propaganda. Angela Merkel es entonces una de los principales expertos en comunicación política de la dictadura socialista. Por motivos profesionales y políticas, viaja frecuentemente a los demás países del bloque soviético, principalmente a Moscú, gracias a su dominio de la lengua rusa.
En noviembre de 1998, la caída del muro de Berlín, deseada y preparada durante largo tiempo, sorprende sin embargo a todas las cancillerías. La CIA trata de montar por su cuenta elle relevo reclutando a responsables del régimen socialista que, como mismo estuvieron al servicio de la URSS, aceptan entonces ponerse al servicio de Estados Unidos.
Un mes después [de la caída del muro], Angela Merkel cambia de pronto de casaca y se pasa a las filas del Demokratischer Aufbruch (Despertar Democrático), nuevo movimiento que se inspira en los demócrata cristianos de Alemania Occidental. Allí desempeña inmediatamente las mismas funciones que había realizado en la antigua RDA, sólo que su nuevo puesto era, según la terminología de Alemania Occidental, de «encargada de relaciones con la prensa».
Se descubre entonces que el presidente del Demokratischer Aufbruch, Wolfgang Schnur, es un ex colaborador de la Stasi, la policía política de la dictadura socialista. Es precisamente Angela Merkel quien anuncia personalmente a la prensa la dolorosa noticia que obliga a Schnur a dimitir, permitiéndole a ella misma reemplazarlo a la cabeza del movimiento.
Gracias al resultado de las últimas elecciones legislativas de la RDA, Angela Merkel forma parte del gobierno de Lothar de Maziere, convirtiéndose en su vocero, aunque el Demokratischer Aufbruch no había obtenido más que 0.9% de los sufragios. Durante este período de transición, Angela Merkel participa activamente en las negociaciones «2+4», que ponen fin al estatus cuatripartita de Berlín y a la ocupación aliada, así como en las negociaciones con vistas a la reunificación alemana. Para evitar, según la propia Angela Merkel, un éxodo masivo de Alemania Oriental hacia la parte occidental, la señora Merkel se esfuerza por incorporar inmediatamente la RDA a la economía de mercado y a la zona monetaria de la divisa de la RFA.
Mientras tanto, su concubino, Joachim Sauer, es contratado por la firma estadounidense Biosym Technology, pasa un año en San Diego (California) trabajando en el laboratorio de esa firma –contratista del Pentágono. Se mantendrá más tarde trabajando como experto con Accelrys, otra empresa de San Diego, que también trabaja para el Pentágono. Por su parte, Angela Merkel perfecciona su inglés, lengua que hoy domina a la perfección.
Al disolverse la RDA en el seno de la RFA y también disolverse el Demokratischer Aufbruch dentro de la Christlich Demokratischen Union (CDU – Unión Demócrata Cristiana), Angela Merkel es electa diputada al Bundestag y entra al gobierno de Helmut Kohl. A pesar de ser éste último es un personaje muy temeroso del qué dirán, decide designar a esta joven proveniente del Este, divorciada, sin hijos, envuelta en una relación de concubinato, para ocupar el puesto de ministro de la Familia, de la Juventud y de la Condición Femenina.
En 14 meses, la responsable comunista de la propaganda destinada a la juventud de la RDA se convirtió en ministro demócrata cristiana de la Juventud de la RFA. Es importante precisar que los resultados de su primer mandato como ministro son bastante pobres.
Continuando su carrera en el seno de la CDU, Angela Merkel trata infructuosamente de que los electoras voten por ella para obtener la presidencia regional del partido en Brandeburgo. Pero Lothar de Maziere, a la sazon vicepresidente nacional del partido, se ve obligado a dimitir cuando se descubren sus antiguas relaciones con la policía política de la RDA. Angela Merkel lo reemplaza.
En 1994 el ministro para el Medio Ambiente, la Protección de la Naturaleza y la Seguridad Nuclear, Klaus Topfer, es nombrado para dirigir el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente al cabo de una larga lucha entre este personaje y la Federación de Cámaras de Comercio y de Industria (DIHK). Esta última lo acusa de subestimar las realidades económicas. Helmut Kohl nombra entonces a su protegida para substituirlo, poniendo así fin a la crisis. Al hacerse cargo del ministerio, Angela Merkel emprende una purga contra los altos funcionarios fieles a su antecesor. Durante esta etapa, Angela Merkel hace amistad con su homóloga francesa de aquel entonces, Dominique Voynet.
En 1998, el canciller federal Kohl comunica a Estados Unidos que él se opone a una intervención internacional en Kosovo. Mientras tanto, los social demócratas de Gerhard Schroder y los Verdes de Joschka Fischer comparan a Slobodan Milosevic con Adolf Hitler y claman por el desencadenamiento de una guerra humanitaria.
La prensa atlantista se desencadena entonces contra el canciller federal atribuyéndole las dificultades económicas del país posteriores a la reunificación. La ola rojo y verde barre a los demócrata cristianos en las elecciones de septiembre de 1998. Schroder alcanza el puesto de canciller federal y nombra a Fischer ministro de Relaciones Exteriores.
Se descubre entonces que Helmut Kohl y sus colaboradores más próximos aceptaron financiamientos ocultos de la CDU; pero, por respeto a la palabra dada, los beneficiaros se niegan a revelar los nombres de los donantes. Angela Merkel publica entonces en el Frankfürter Allgemeine Zeitung [1] una tribuna libre en la que se distancia de su mentor. Así obliga a Helmut Kohl a retirarse del partido y al presidente de la CDU, Wolfgang Schauble, a presentar posteriormente su renuncia. En nombre de la moral pública, Angela Merkel se apodera así de la presidencia del partido. De paso, se somete a la moral demócrata cristiana al casarse con su concubino.
Angela Merkel obtiene entonces el apoyo público de dos grupos de prensa.
Ya puede contar con el respaldo de Friede Springer, heredera del grupo Axel Springer (180 diarios y revistas como Bild, Die Welt…). Este grupo de prensa obliga a sus periodistas a firmar una cláusula editorial que especifica que están obligados a contribuir al desarrollo de los vínculos transatlánticos y con la defensa del Estado de Israel.
Angela Merkel cuenta también con el apoyo de su amiga Liz Mohn, directora del grupo Bertelsmann, n° 1 entre los medios de difusión de toda Europa (grupo RTL, grupo Prisma, grupo Random House, etc.). La señora Mohn es también vicepresidenta de la Fundación Bertelsmann, pilar intelectual del atlantismo europeo.
Angela Merkel sigue los consejos de Jeffrey Gedmin, enviado a Berlín por el clan Bush especialmente para ocuparse de ella. Este cabildero trabajó primeramente en el American Enterprise Institute (AEI) [2] bajo la dirección de Richard Perle y de la esposa de Dick Cheney. Gedmin alentó enérgicamente la creación del euro en paridad con el dólar. En el seno de la AEI, dirigió la Nueva Iniciativa Atlántica (NAI) en la que se reunían todos los generales y políticos americanófilos de Europa. Más tarde, participó en el Proyecto por un Nuevo Siglo Americano (PNAC) y redactó el capítulo sobre Europa dentro del programa de los neoconservadores. En este documento se indica que la Unión Europea debe mantenerse bajo la autoridad de la OTAN y que eso sólo sería posible «desalentando los llamados europeos a la emancipación» [3]. Para terminar, Gedmin es administrador del Consejo de la Comunidad de Democracias (CCD) [4], que se pronuncia por una ONU que renunciaría al principio de igualdad entre los Estados miembros, y asumió la dirección del Instituto Aspen de Berlín [5]. Después de eso, declinó la oferta de convertirse en embajador adjunto de Estados Unidos en la ONU que le hiciera su amigo John Bolton [6] para dedicarse exclusivamente a encaminar a Angela Merkel.
En 2003, el Departamento de Estado confió a Jeffrey Gedmin y Craig Kennedy un vasto programa de «diplomacia pública», o sea de propaganda, que incluía el financiamiento secreto de periodistas y medios de opinión en Europa Occidental [7].
En 2003. el canciller federal Gerhard Schoder se opone a la operación anglosajona contra Irak. Angela Merkel publica entonces una valiente tribuna en el Washington Post [8] en la que refuta la doctrina Chirac-Schroder de independencia de Europa, expresa su gratitud y su amistad por «América» y apoya la guerra.
En mayo de 2004, Angela Merkel mezcla las cartas durante la elección para la presidencia de Alemania Federal imponiendo al banquero Horst Kohler, principal redactor del Tratado de Maastricht, artífice del euro y más tarde presidente del BERD y director del FMI. Posteriormente lanza una campaña «patriótica» contra el islamismo radical.
A lo largo de la campaña legislativa de 2005, Angela Merkel estigmatiza el aumento del desempleo y la despreocupación de los social demócratas en ese sentido. La CDU obtiene así una ventaja de 21 puntos en los sondeos. Es entonces cuando su consejero secreto, Jeffrey Gedmin, la interpela en una carta abierta publicada en Die Welt. Después de haber criticado el modelo económico alemán, Gedmin escribe: «Antes de hacer progresar al país, usted tiene que vencer el plano intelectual a los nostálgicos reticentes. Si Sarkozy resulta ser el sucesor de Chirac, es posible que Francia progrese. Sería penoso que Alemania siguiera retrocediendo». Respondiendo a esa invitación, Angela Merkel revela finalmente sus soluciones. Pone en primera línea a uno de sus consejeros, el ex juez del Tribunal Constitucional Paul Kirchohf, y al equipo de la Initiative Neue Soziale Marktwirtschaft (la Iniciativa para la Nueva Economía Social de Mercado) [9]. Esta anuncia la supresión de la progresión del impuesto sobre la renta: la tasa será la misma para los que sólo tienen lo necesario y para los que viven rodeados de cosas superfluas. El canciller saliente, Gerhard Schroder, critica duramente ese proyecto durante un debate televisivo. La ventaja de la CDU se desmorona. En definitiva, la CDU obtiene el 35% de los sufragios y el SPD el 34% mientras que el resto se dispersa entre las pequeñas organizaciones. Los alemanes ya no quieren a Schroder, pero tampoco quieren a Merkel. Al cabo de largas y difíciles negociaciones se crea una amplia coalición: Angela Merkel es canciller federal, pero tiene que dejarle a la oposición la mitad de los ministerios.
Merkel impone la participación de un contingente alemán en la fuerza multinacional que invade Afganistán bajo las órdenes de Estados Unidos. Más tarde, durante la intervención israelí en el Líbano, impone un despliegue naval alemán en el seno de la FINUL declarando que «si la razón de ser de Alemania es garantizar el derecho de Israel a existir, no podemos decir que no haremos nada ahora que ese derecho está amenazado ».
La señora Merkel preside la Unión Europea desde el 1ero de enero de 2007. Y no oculta su intención de obligar a Francia y Holanda a aceptar un documento equivalente al proyecto de Tratado Constitucional que ambos países rechazaron anteriormente por la vía del referéndum, ni su intención de retomar el proyecto de fusión entre la zona norteamericana de libre comercio y la zona europea de libre comercio con vista a la creación de un «gran mercado transatlántico», según la antigua fórmula de Sir Leon Brittan.
Investigación realizada con la contribución de la redacción de Horizons & Débats.
[1] Frankfürter Allgemeine Zeitung, 22 de diciembre de 1999.
[2] «L’Institut américain de l’entreprise à la Maison-Blanche», Réseau Voltaire, 21 de junio de 2004.
[3] «Europe and NATO: Saving the Alliance» por Jeffrey Gedmin in Present Dangers. Crisis and Opportunity in American Foreign and Defense Policy bajo la dirección de Robert Kagan y William Kristol, Encounter Books, 2000.
[4] «La démocratie forcée» por Paul Labarique, Réseau Voltaire, 25 de enero de 2005.
[5] «L’Institut Aspen élève les requins du business», Réseau Voltaire, 2 de septiembre de 2004.
[6] «John Bolton et le désarmement par la guerre», Réseau Voltaire, 30 de noviembre de 2004.
[7] «Selling America, Short» por Jeffrey Gedmin y Craig Kennedy, The National Interest n° 74, invierno de 2003.
[8] «Schroeder Doesn’t Speak for All Germans» por Angela Merkel, The Washington Post, 20 de febrero de 2003.
[9] Este think tank defiende la economía social de mercado que el canciller federal Ludwig Erhard estableciera durante los años 1963-66 basándose en el Plan Marshall.
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