La firma estadounidense Gilead Sciences prosiguió deliberadamente los ensayos de su medicamente contra la hepatitis B, identificado como Sovaldi (Sofosbuvir), en violación de las normas internacionales y contra la voluntad de los pacientes.
En diciembre de 2015 murieron 24 pacientes durante los ensayos realizados por el laboratorio de Gilead Sciences en Georgia. A pesar de esas muertes, la firma farmacéutica estadounidense decidió continuar los ensayos sin informar de esos decesos a las personas utilizadas como nuevos conejillos de Indias, lo cual condujo a otros 49 fallecimientos.
Esta información, debidamente documentada, acaba de ser revelada por el ex ministro georgiano de Seguridad Nacional, Igor Guiorgadze.
El medicamento incriminado se vende en la India, en forma de comprimidos, a 4,89 dólares estadounidenses mientras que en Estados Unidos cuesta 1 000 dólares. Las 12 semanas de tratamiento cuestan 705 euros en la India, 28 700 euros en la Unión Europea y… 84 000 dólares en Estados Unidos.
El ex secretario estadounidense de Defensa Donald Rumsfeld fue director general de Gilead Sciences y sigue siendo actualmente uno de sus principales accionistas.
En 1997, Donald Rumsfeld logró la homologación de un medicamento contra la viruela –el Cidofovir– y posteriormente lo integró a las investigaciones del Pentágono en materia de bioterrorismo, lo cual le reportó grandes ganancias.
Al año siguiente –en 1998– Rumsfeld convenció al presidente Bill Clinton para que Estados Unidos bombardeara en Sudán la planta farmacéutica de Al-Shifa. La justificación estadounidense fue que en la instalación sudanesa se fabricaban armas químicas para al-Qaeda. En realidad, la planta farmacéutica de Al-Shifa producía una copia del medicamento de Gilead Sciences contra el sida.
En 2001, siendo ya Donald Rumsfeld secretario de Defensa de la administración de Bush hijo, Gilead Sciences se convirtió en proveedor del Pentágono vendiéndole medicamentos contra la viruela ante presuntos ataques con ántrax.
El general Igor Kirilov, comandante de los servicios de protección radiológica, química y biológica de las fuerzas armadas rusas, sospecha que los ensayos con Sovaldi en realidad son experimentos de armas ilegales realizados por cuenta del Pentágono.
Por su parte, el senador ruso Igor Morozov declaró que: «La Organización para las Armas Químicas (OPAQ) debería obligar a Estados Unidos a hacer públicos los datos sobre el desarrollo de armas biológicas y los ensayos realizados con personas. Si ese asunto no se revuelve en el seno de la OPAQ, habrá que someterlo de inmediato al Consejo de Seguridad de la ONU.»
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