La oposición radical en Venezuela volvió a recurrir a los métodos violentos de confrontación. En lugar de arreglar de manera pacífica las contradicciones políticas, se tomó rumbo hacia la instigación del conflicto, la provocación de disturbios y enfrentamientos con las fuerzas armadas.

Exhortamos a renunciar a la violencia. Es importante evitar desórdenes y el derramamiento de sangre. Los problemas que afronta Venezuela deben resolverse mediante un proceso negociador responsable sin condiciones previas. Cualesquiera acciones deben emprenderse exclusivamente en el marco del campo legal, a tenor de la Constitución, sin una destructiva injerencia externa.

Confirmamos nuestra postura de principios en apoyo a los métodos políticos, civilizados de solución de las discrepancias internas por los propios ciudadanos de Venezuela. Exhortamos a todos los miembros de la comunidad internacional, incluidos los vecinos más próximos de este país a confirmar su fidelidad a la Carta de la ONU, las normas y principios del Derecho Internacional, respaldar el regreso de Venezuela al desarrollo sostenible y progresivo a través del diálogo entre todas las fuerzas políticas responsables del país.

Además, consideramos sumamente importante a dar cobertura objetiva de los acontecimientos que están desarrollándose en Venezuela. Los medios de comunicación no deben multiplicar la información falsa convirtiéndose en una herramienta obediente de las fuerzas políticas sesgadas que buscan una escalada de tensión en Venezuela.