La empresa estatal Electricidad del Líbano (EDL) ha comenzado a reducir su generación de energía ‎eléctrica –actualmente funciona sólo 6 horas al día– y anunció que, por falta de medios, cesará ‎sus actividades a más tardar el 22 de junio. ‎

El viernes 13 de mayo de 2021, los barcos-generadores turcos estacionados en Zouk y Jiyé cesaron ‎la generación de electricidad. Sus propietarios no han recibido pagos en los últimos 18 meses ‎pero el fiscal de Beirut había decidido inmovilizarlos en el marco de una investigación por ‎corrupción. La empresa eléctrica estatal libanesa ya debe 180 millones de dólares a la empresa ‎turca Karpowership.‎

Las centrales eléctricas libanesas ya no tienen dinero para pagar el combustible que necesitan y el ‎parlamento libanés derogó la ley 215/2021, que permitía utilizar fondos del banco central con ese ‎fin. ‎

A partir del 22 de junio, al cesar la actividad de la compañía eléctrica estatal, los libaneses ‎dependerán totalmente del uso de pequeños generadores particulares, en momentos en que sólo ‎los privilegiados pueden permitirse aún el lujo de comprar gasolina –cada vez más escasa en ‎el país– para hacerlos funcionar. ‎

Se estima que al menos la tercera parte de la población libanesa –que ya encuentra graves ‎dificultades para alimentarse diariamente– nunca podrá adquirir un generador eléctrico ni ‎el combustible necesario. ‎