Una vez más crece la tensión en los lugares sagrados de Jerusalén. Con sus actos ilegales y provocadores, Israel viola el carácter sagrado del mes de ramadán e impide a los fieles el libre cumplimiento de sus deberes religiosos, echando así leña al fuego de una situación ya explosiva.

Aun habiéndose comprometido en el pasado a respetar el status quo histórico y jurídico de los lugares sagrados, esencialmente en las cumbres de Aqaba y de Charm al-Cheikh, el Gobierno israelí sigue violando el de la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif.

Las fuerzas de policía israelíes han tomado por el asalto, repetidamente, la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif. El Gobierno israelí persiste en impedir a los fieles de menos de 40 años el cumplimiento de sus deberes religiosos en la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif, uno de los tres lugares sagrados más importantes del islam.

Temprano en la jornada del 5 de abril de 2023, miembros de la policía israelí asaltaron brutalmente la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif, hiriendo a cientos de personas y arrestando a cientos más. Dispararon balas de goma y granadas de gas lacrimógeno contra una multitud pacífica de fieles desarmados y saquearon el sagrado lugar.

Israel sigue limitando el acceso de los musulmanes palestinos a la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif con la intención de instaurar, en definitiva, una división espacio-temporal de ese sagrado lugar. Con su comportamiento infringe de manera evidente y grave las obligaciones que le corresponden como Potencia Ocupante a la luz del derecho internacional y del derecho internacional humanitario, principalmente las que figuran en el Reglamento de 1907 sobre las Leyes y Costumbres de la Guerra y en la Convención de Ginebra de 1949 Relativa a la Protección de los Civiles en Tiempo de Guerra.

Los actos ilegales y provocadores de Israel se perpetran en el contexto de un peligroso clima de desesperanza, debido a la ausencia de perspectivas políticas y a las medidas unilaterales adoptadas por Israel, que hacen peligrar las esperanzas de paz y son fuentes de nuevos sufrimientos para el pueblo palestino.

Jordania y otros socios, fundamentalmente los Estados Unidos de América y la República Árabe de Egipto, han trabajado y siguen trabajando arduamente para evitar un estallido de violencia y abrir un periodo de calma que pudiera permitir la adopción de medidas de confianza y suscitar una movilización política en pro del establecimiento de una paz duradera y justa, basada en la solución de los dos Estados.

Desgraciadamente, esos esfuerzos no han fructificado debido a los actos que Israel comete en el terreno, que no dejan de envenenar la situación. Israel debe imperativamente tomar todas las medidas necesarias para evitar las tensiones. Jordania llama encarecidamente los miembros de la comunidad internacional a indicar claramente a Israel que debe poner fin a todos sus actos ilegales y provocadores, generadores de violencia. [Jordania], por su parte, seguirá trabajando por la calma y la paz.

La policía israelí debe respetar el carácter santo de los lugares sagrados y dejar de atacar a los fieles. Israel debe cesar toda intrusión en la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif, sobre todo durante los 10 últimos días del sagrado mes de ramadán, conforme a la práctica establecida desde hace años. Debe permitir a todos los musulmanes y a todos los cristianos el ejercicio de su derecho a la libertad de culto, lo cual es parte de sus obligaciones fundamentales, no sólo como Potencia Ocupante sino también a la luz del Pacto Internacional Relativo a los Derechos Civiles y Políticos de 1966. Debe reducir su presencia policial masiva y provocadora alrededor de los lugares sagrados.

Según el derecho internacional, sólo el Departamento de Asuntos Religiosos jordano tiene autoridad sobre los lugares sagrados. Es [ese Departamento] el que, en aplicación de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de conflicto armado, está habilitado para preservar y proteger la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif. La Convención obliga a Israel a respetar la autoridad del Departamento de Asuntos Religiosos sobre los lugares sagrados.

El Departamento de Asuntos Religiosos jordano es competente para administrar los lugares sagrados y velar por la calma, pero Israel sigue arremetiendo contra su capacidad de cumplir esa tarea, impidiendo al Consejo de Asuntos Religiosos hacer su trabajo y limitando ilegalmente su papel y sus recursos.

Ante los ataques israelíes contra la mezquita Al-Aqsa/Haram el-Charif, no hay mucho que el Departamento de Asuntos Religiosos jordano pueda hacer para garantizar la calma en los lugares sagrados. Los guardias del Departamento de Asuntos Religiosos jordano, que son alrededor de 150 y que no están armados, no son los bastante numerosos como para controlar el caos provocado por las incesantes intrusiones de la policía israelí.

En este periodo delicado, el Departamento de Asuntos Religiosos jordano sólo podrá hacer reinar la calma y la paz en los lugares santos si Israel, Potencia Ocupante, deja de exacerbar las tensiones, de atacar a los fieles y de crear un clima de caos que impide [al Departamento] hacer su trabajo.

La libertad de culto es un derecho humano fundamental bien definido en el derecho internacional. Su violación es factor de violencia y la violencia engendra violencia.

Reafirmamos que, como Potencia Ocupante, Israel debe cumplir sus responsabilidades jurídicas y cesar de cometer estas graves violaciones del derecho internacional.

El Reino Hachemita de Jordania seguirá dedicado, con todos los miembros de la comunidad internacional, a restablecer la calma, a garantizar la estabilidad y la seguridad y a instaurar una paz justa basada en la solución de los dos Estados. Vivir en esa paz justa es derecho de todas y de todos y es indispensable poner fin a todas las medidas que violan ese derecho.

Agradeceré a usted que tenga a bien distribuir el texto de la presente carta como documento del Consejo de Seguridad.