Su profesión le había enseñado demasiado sobre la,
miseria humana y sabía que ésta triunfa con frecuencia
frente al idealismo inicial que mueve a las personas.

Luis Cebrián, La isla del viento, Alfaguara, Madrid, 1990.

La recua de senadores pútridos era un yacimiento inagotable para mis prospecciones geológicas. La abulia, o la impotencia, de jueces y fiscales para apretar los correajes de la justicia, endosaban a las ganancias y pérdidas de las cuentas del Estado el pasivo inexcusable de la Reforma Laboral. En ese estado de cosas, pensaba YO, los ciudadanos corrientes estaban condenados a la indefensión. Para mí, el episodio que explicaba las fortunas de los senadores seguía siendo el de las coimas pagadas por la SIDE.

José Genoud era el Presidente Provisional de la Cámara Alta de la Nación desde el 10 de diciembre de 1999. Once meses más tarde firmó su renuncia con la intención de seguir conciliando con Fernando De la Rúa, a quien el pánico pareció echársele a cabalgar por dentro. Abogado por correspondencia, Genoud ingresó en la UCR en 1968. Entre 1972 y 1991 se desempeñó sucesivamente como Secretario, Tesorero, Secretario General y Presidente del Comité de la provincia de Mendoza de ese partido, y fue, paralelamente, miembro de su Comité Nacional durante dos períodos.

Electo Vicegobernador de Mendoza en 1983, dejó el cargo el

5 de diciembre de 1986, ocasión en que la Asamblea Legislativa de esa provincia lo designara Senador Nacional. Fue reelecto Senador en 1992, y ocupó la jefatura del Bloque de Senadores de la UCR hasta Regar a la Presidencia Provisional de la Cámara Alta de la Nación, pero debió resignar ese cargo el 8 de octubre de 2000, incinerado en el altar presidencial.

Exactamente un mes antes, José Genoud hizo pública su declaración de bienes correspondiente a 1999. Redon- su patrimonio en 500.000 pesos. Lo despiezó en una casa habitación en Mendoza, un campo en San Luis, y un departamento en Capital Federal, sito en Hipólito Yrigoyen 2040, sexto «E», en el mismo edificio en que vive Juan José Gallea, el capitoste de la SIDE que custodia una biblioteca de información sobre el pago de sobornos a legisladores. Completan sus bienes materiales dos automóviles y una camioneta; maquinaria, herramienta agrícola y hacienda completan sus bienes materiales. En papel dinero sumó un fondo común de inversiones de 68.444 pesos, 315 en "cuentas bancarias", y efectivo por 10.000 dólares y 2.000 pesos. Al hablar de ingresos superpuso los suyos como senador y jubilado de privilegio en tanto ex -vicegobernador de Mendoza, y las ganancias de sus actividades agropecuarias, a los de su cónyuge, Rosa María Latino, -investigadora" y profesora de francés. Llegó a un importe mensual de 14.814, 66 pesos. El matrimonio tiene tres hijos. Actualmente, José Genoud agoniza de un cáncer cerebral en un hospital de Estados Unidos.

Si se rasga la cortina invisible de la encomiable y austera enumeración de propiedades de los Genoud, enseguida aparecen los faltantes. Un Subaru matrícula AKV-225 se halla a nombre de su esposa, y al suyo, un Renault 21 M2200 Inyección 1995, que vendió en el transcurso de 1999, sin incluir el importe que obtuvo por la transacción en su declaración. Y no consta que lo diera en parte de pago por otro vehículo. No aparecen tampoco cuatro tarjetas de crédito: dos Visa con cargo a una cuenta en el Lloyds Bank, una American Express, y una Mastercard correspondiente a una cuenta en la filial Buenos Aires del Scotiabank Quilmes, amén de una cuenta corriente en el Lloyds Bank de Mendoza. Genoud debió de olvidar en el tintero un padrillo pura sangre de carrera, llamado Viz Labrador, obsequio de su hijo José. El animal pernocta en la caballeriza El Diputado, en Mendoza, establecimiento a nombre de Pedro Lépori (h), un empleado ñoqui de la Cámara de Diputados de Mendoza. El equino no corre: está destinado a preñar yeguas mestizas para la producción de caballos de polo y equitación, una disciplina, esta última, que practica la única hija mujer del matrimonio, Lucía.

La caída de Genoud, después de tres lustros en la Cámara Alta, fue estrepitosa. Se llevó puesto a Mario Luis Tato Pontaquarto, Secretario Parlamentario del Senado, quien se precipitó al vacío de la renuncia junto con él. Los dos son profusamente mencionados en el conceptuoso anónimo parido el 15 de agosto de 2000, que los retrató en funciones esenciales, concordantes y complementarias. Genoud no faltó a la reunión fundacional con Flamarique, Tell y Alasino en la Casa Rosada, donde la voz tenida por suprema dio el escopetazo de largada: "Adelante con lo de la plata". Ese mismo día, después de llegar al Senado, pactó con sus colegas Alasino, Tell, Costanzo y Branda, la dosificación del botín. Prorrateó el método de cobro con los tres primeros, en consonancia con Enrique Nosiglia y Fernando de Santibañes, y al día siguiente todos cenaron juntos. Pontaquarto entró en el ingenio por subordinación a Genoud, recorriendo las "postas" de pago fijadas por la SIDE con su Peugeot 406, en yunta con Costanzo (o su sombra, Fraga Mancini); pero al igual que con la tortura, el delito es tan importante que no le cabe la obediencia debida.

La debacle cuajó en tres días. El 5 de octubre de 2000, en una cena posterior a una reunión del Comité Nacional de la UCR, el ex presidente de la Nación, y presidente en ejercicio del radicalismo, Raúl Alfonsín, le dijo a Genoud que se tenía que ir. El mendocino se opuso tenazmente. Carlos Chacho Álvarez acababa de dimitir a la Vicepresidencia de la Nación.

El sábado 7, el senador del Piero y el diputado Alessandro, del FREPASO, se presentaron en el domicilio de Alfonsín y pusieron como condición para restaurar el diálogo con la UCR la salida inmediata de Genoud.

Alfonsín lo citó para el día siguiente; a la hora convenida lo esperaba en la vereda de su domicilio particular de la Avenida Santa Fe 1876. "Subí que nos vamos a Olivos", le dijo, y partieron raudos por la ciudad vacía del domingo a la mañana. En la residencia presidencial, el inquilino departía con algunos ministros, que se quedaron para certificar ante la historia el arbitraje de la suerte de Genoud. Repicó el teléfono pero De la Rúa no quiso atender al ex Vicepresidente Carlos Álvarez, para no distraerse.

«Pongo mi dimisión a disposición del partido", deslizó Genoud. Alfonsín se apropió de los ojos de Fernando De la Rúa y lo arrinconó. "Yo soy el presidente del partido, pero vos sos el Presidente de la República... Así que hacé o decí algo, porque esta situación no puede durar ni un minuto más... Éste [por Genoud] tiene que renunciar ahora."

A primera hora de la noche aparecieron De la Rúa, Alfonsín y Genoud en la sala de prensa de Olivos y anunciaron, muy distendidamente, la defenestración del mendocino como Presidente Provisional de la Cámara Alta. De todos modos, seguiría ocupando su banca de Senador. Puertas adentro continuaba la batahola.

La poda tuvo onda expansiva vinculante para Mario Luis Tato Pontaquarto, que fue inmolado en el tabernáculo presidencial por ser hombre de confianza de Genoud y Secretario Parlamentario de la Cámara Alta, asimilándose con los legisladores que engulleron las dádivas. El eslabonamiento entre los dos hombres pivotea sobre la UCR y, por carácter transitivo, con las afinidades en las caballerizas, y con la provincia de Mendoza, que acogió a Pontaquarto como uno de los suyos. Ocurre que la provincia cuyana es cuna de varios dirigentes que empuñaron palancas estratégicas del poder nacional durante el menenismo, mancomunados en la creencia de que la amoralidad es la ley suprema de la política. La lista incluye nombres conspicuos: José Luis Manzano, Roberto Dromi, Mario Alberto Flamarique, Nicolás Becerra, Pedro Pou y Eduardo Bauzá, este último también Senador Nacional.

Pontaquarto tuvo una carrera ascendente hasta que puso su Peugeot 406 a portear la carga y descarga de las coimas del Senado. Había ingresado en la planta permanente de la Cámara Alta el 1 de diciembre de 1983. Entre 1987 y 1989 fue Subdirector de Salones y Recinto Parlamentario. Entre 1989 y 1993 estuvo asignado al entonces senador radical por Entre Ríos, Luis Brasesco, y entre 1993 y 1995 pasó a desempeñarse bajo la férula de Genoud, trepando a la Categoría 4. El 26 de febrero de 1996 fue designado Prosecretario Parlamentario del Senado, lo que hizo crecer su sueldo al 90 por ciento de lo que cobra un Senador (6.200 dólares, más pasajes aéreos por valor de 1.200 dólares mensuales).

Con ese título, el entonces Presidente del Senado, Carlos Ruckauf, le encomendó una auditoría interna para determinar si era cierto, como lo denunciaba la revista Veintiuno, que se habían pagado sobreprecios por dos vehículos importados que utilizaba la Cámara Alta. El episodio le costó la cabeza a la entonces Secretaria Administrativa del Senado, Matilde Guerrero. Pontaquarto no dictaminó nada trascendente y el tema se desvaneció. En 1998 Pontaquarto tomó envión, y acumuló un segundo cargo: la titularidad de la Dirección de Ayuda Social del Senado. Consolidado como Prosecretario Administrativo del Senado, terminó de atornillarse como la bisagra funcional entre Genoud y los gurúes del peronismo, Augusto Alasino y Eduardo Menem, para el manejo discrecional del Senado y su obra social. Y a Genoud le sirvió también de polea de transmisión con los sucesivos presidentes de la Cámara Alta, Carlos Ruckauf y Carlos Chacho Álvarez.

El 5 de agosto de 1998 Pontaquarto fue designado provisoria y temporalmente a cargo de la Secretaría Parlamentaria del Senado. Su responsable, el teniente ingeniero (RE) del Ejército Argentino, Edgardo René Piuzzi, había sido nombrado Embajador en Túnez. Piuzzi era contacto de Eduardo Menem desde que éste participara en la intervención militar en la gobernación de La Rioja durante el régimen castrense que se prolongó desde 1966 hasta 1973. Conocedor como Piuzzi de "las trampas del cargo", como valorara La Nación, Pontaquarto aseguró el interinato hasta que la Cámara ubicó como nuevo titular a Juan Carlos Oyarzún. El 1 de diciembre de 1999, Eduardo Menem, Augusto Alasino y José Genoud ungieron a Pontaquarto con el cetro definitivo de Secretario Parlamentario del Senado. Su salario pasó a ser de 6.700 dólares por mes, aparte de los 3.000 dólares para desplazamientos aéreos; un Categoría 1.

Considerado un yuppie de la política, tiene una sola publicación: la recopilación de la legislación aprobada durante el período de su gestión en la Secretaría Parlamentaria, como si él hubiera tenido algo que ver. En diciembre de 1998, su despacho en la Cámara Alta era el de un Senador. Desplazó al ex cantautor Ramón Palito Ortega, y se quedó con las oficinas que había dejado vacías Carlos Reutemann, cuando el ex piloto de Fórmula 1 y Senador por Santa Fe fue elegido por segunda vez gobernador de esa provincia. En agosto de 2001, la revista Noticias reveló que Pontaquarto y Alasino, se habían pasado una amante, empleada del Senado.

Despechada por los hombres casados, la bella mujer fue a contar a "dos fuentes no identificadas" lo que le cuchichearon entre sábanas los "bronces" de las coimas. Esta presunta «arrepentida" sería una de las usinas que gestaron el pormenorizado anónimo, espejo de los sobornos en la Cámara Alta.

Nacido en Luján el 15 de mayo de 1962 y domiciliado en General Rodríguez, de donde es oriunda su esposa Silvana Costalonga, Mario Pontaquarto preside el Ateneo Sergio Karakachoff de aquella ciudad. Estos asentamientos en la provincia de Buenos Aires no han impedido que se tornara casi un mendocino por adopción. Sus dos amigos más íntimos provienen de allí: el diputado radical Raúl Baglini, que lo aloja en su casa cuando Pontaquarto viaja a Mendoza, y el jefe Genoud, quien entró en liza para que coronara su currículum con la Secretaría Parlamentaria de la Cámara Alta.

"Estamos todos de acuerdo en poner al patotuerto éste, ¿no ...?», preguntó el senador radical Humberto Salum (Jujuy), convencido del consenso tras las intervenciones de Raúl Galván (La Rioja), Mario Losada (Misiones) y Luis León (Chaco). En esa reunión del bloque radical se aprobó la designación de Pontaquarto como Secretario Parlamentario, y se aceptó a Ricardo Mitre, del FREPASO, como Secretario Administrativo. Ellos dos serían los brazos ejecutores de Carlos Chacho Álvarez en el gobierno de la Cámara Alta.

Los traspiés de Pontaquarto en sede judicial al viborear entre sus bienes, dejaron varias sílabas ininteligibles. Con los coches tuvo un gesto de exuberancia. Rememoró que era propietario de un Peugeot 406 SV 2,0 modelo 1998, cuyo paso en el itinerario de las coimas quedara indeleble en el anónimo del Senado, y puso en crisis al Registro de la Propiedad Automotor, que informó la inexistencia de vehículos a nombre de su mujer. Desayunó a quienes le tomaban declaración, de que Silvana Costalonga, ex Miss Primavera de General Rodríguez, y madre de sus tres hijos, es dueña de un Renault Clio.

Cuando llegó el momento de hablar de los caballos confesó un delito continuado de defraudación y otro de falsedad en documento público, agravados por el hecho de ser él un funcionario público. El 6 de -noviembre de 2000, al prestar declaración indagatoria ante el juez Liporaci y los fiscales Freiler y Delgado, Pontaquarto se aproximó con cautela de blanqueador de bienes raíces.

En cuidadoso desorden, reveló que "en 1997 o 1998» compró la yegua Shy Farolera al cuidador oriental Hugo Pérez. Precisó textualmente: «... en realidad lo puse equivocadamente en la declaración jurada, por cuanto el titular del animal era mi amigo Alfredo Napa, y yo lo puse en mi declaración jurada para justificar los gastos mensuales, si bien el cuidador no me cobraba la pensión, los gastos de veterinario ni por anotarla en carreras...

Siguió electrificando el radio de acción de la infracción campestre atestiguando la venta de Shy Farolera a mediados de 2000 a Raúl Santander,’ titular del haras Mi amor de Córdoba, ya que el animal tenía cinco años de edad. Si bien la yegua estaba a nombre de Napa y así consta en el Stud Book -el registro oficial de propietarios de caballos de carrera-, Santander depositó los 20.000 dólares en efectivo que pagó por el animal en la caja de ahorros de Pontaquarto en el Banco BBV-Francés, aunque ante el magistrado y el Ministerio Público éste afirmó: "Pero en la declaración jurada hice figurar que había sido una donación... Fue uno de los tantos errores que cometí cuando hice la declaración Al quedarse Pontaquarto con ese dinero consentido por Napa, confesó otro delito: evasión fiscal.

Al tiempo, Pontaquarto olvidó decir en el 2002 de Comodoro Py que es dueño de un segundo caballo no declarado, el Ardor II, comprado el 30 de mayo de 2000. En esa fecha coparticipó también en la adquisición de un tercer pingo, Good Thalias, y tampoco lo confesó. Lo hizo en asociación con Alfredo Napa y con Ricardo Mitre, el amigo de la adolescencia de Carlos Chacho Álvarez, Secretario Administrativo de la Cámara Alta, el mismo que le propuso darle medio millón de dólares al senador peronista de Entre Ríos Héctor Maya para que no bajara al recinto a votar en contra de la Ley de Reforma Laboral.

Ese 6 de noviembre de 2000 Pontaquarto abandonó los tribunales federales del barrio de Retiro, en Buenos Aires, sin un rasguño procesal, pese a la admisión de tres delitos que podían postrarlo en la cárcel por tres años. Los intervinientes judiciales no hicieron la pertinente denuncia de los errores de Pontaquarto ante otro juzgado ni ante la AFIP, a la cual estaban obligados ineludiblemente por el artículo 177, inciso 2 del Código de Procedimientos en lo Penal, y eso configura incumplimiento de los deberes de funcionario público. Pontaquarto no era pato ni tuerto y su desatado cinismo tuvo el premio de la absolución. Al dictarle pocas semanas después la falta de mérito, el juez Liporaci fue sórdido, y los fiscales Freiler y Delgado se dejaron blufear.

Malévolamente, Liporaci escribió el 29 de diciembre de 2000 que: "En su indagatoria Pontaquarto negó cualquier vinculación con el hecho narrado (los sobornos), detallando su quehacer como Secretario Parlamentario", y acto seguido lo disculpó. Al apelar la decisión, el Ministerio Público argumentó que "Se advierte la necesidad de ampliar las declaraciones indagatorias de Mario Pontaquarto y Martín Fraga Mancini en la medida en que sus roles de personas de máxima confianza de José Genoud y Remo Costanzo, respectivamente, determinan que necesariamente conocían la existencia del hecho...". Empero, dicho párrafo se subordina al encabezamiento del escrito elevado por Freiler y Delgado a la Sala I de la Cámara Federal de Buenos Aires el 1 de febrero de 2001, con el resultado adverso que se conociera el 20 de julio de 2001. Puesto que "En tiempo y espacio la fiscalía interpone recurso de apelación contra la decisión fechada el 29 de diciembre de 2000, exclusivamente, en cuanto dispone la falta de mérito respecto de Augusto Alasino, Remo Costanzo, Alberto Tell, Ángel Pardo, Ricardo Branda, Emilio Cantarero y Javier Reynaldo Meneghini", el razonamiento parecía una ilusión óptica. Se pedía por un lado ampliar la indagatoria de Pontaquarto y Fraga Mancini, pero no se apelaba la falta de mérito decretada con anterioridad. Pontaquarto permanece en el Senado como empleado de planta de cuarta categoría. Los radicales y peronistas que lo usaron incriminándolo, le prometieron una salida hacia una segunda línea en el Ministerio del Interior, o a funciones subalternas en alguna remota Embajada. Se habló en sordina de una nominación como cónsul adjunto en París, o como delegado de la SIDE en el exterior. De momento, se lo suele ver en los pasadizos de la Cámara Alta, furioso y puteando en voz alta contra los periodistas, que lo han dejado ante la opinión pública nacional como un truhán en calzoncillos delante de sus víctimas.

Que no se queje pensé. Peor sería que estuviera en cana. Pero no podía seguir ocupándome de este personaje. Tenía que dedicarle la parte que le corresponde a otro de los protagonistas.

Eduardo Bauzá es mendocino, pero su carrera política lo llevó a desplegar sus tentáculos en la región aledaña. En 1976 sirvió en La Rioja como Secretario de Desarrollo del entonces gobernador Carlos Menem quien, cuando llegó a la Presidencia de la Nación, lo convocó a forjarse talla nacional. Nacido en 1939 y criado en Mendoza, donde se recibió de abogado en 1964, Bauzá combinó los negocios familiares en la fábrica de fideos fundada por su abuelo, su labor profesional como letrado especializado en problemas de la minoridad, y la actividad política en el peronismo.

Entre 1976 y 1977 purgó casi un año de prisión bajo el régimen militar, y en 1982 tuvo activa participación en la corriente interna del Partido Justicialista "Federalismo y Liberación", que encabezaba Carlos Saúl Menem, y que sería la plataforma de su precandidatura partidaria.

En 1987 fue electo diputado nacional por Mendoza, cargo que abandonó el 9 de julio de 1989 para pasar a ser Ministro del Interior del presidente Menem por seis meses. En ese año se le pegó el apelativo Guardapolvo, porque a poco asumir sus nuevas funciones como Ministro de Salud y Acción Social de la Nación, le hizo comprar al Estado guardapolvos escolares a cinco veces su precio de mercado. Se lo indagó judicialmente y fue absuelto por el juez federal Jorge Ballestero.

Entre 1990 y 1995 se hizo cargo de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación, inaugurando y poniendo en marcha la función de jefe de Gabinete de Ministros, la figura creada por la Reforma Constitucional de 1994. El 5 de junio de 1996, asumió como Senador Nacional por el Partido Justicialista de Mendoza y mantiene la Secretaría General del Consejo Nacional de ese partido.

A Bauzá lo embarró el escándalo por la naturalización fraudulenta del narcoterrorista sirio Monzer Al Kassar y varios otros gángsters de origen árabe residentes en Marbella, España. Amparados por Carlos Menem y sus ministros del Interior, julio Mera Figueroa y José Luis Manzano, la nacionalización en cadena de estos conspicuos traficantes de armas y de drogas fueron perpetradas y manipuladas por los jueces federales de Mendoza Gerardo Walter Rodríguez y Jorge Roberto Burad.

La componenda tuvo por organizador a Nicolás Becerra, a quien Bauzá llevó de la mano a destinos nacionales, a saber, sucesivamente, a la Secretaría de Coordinación Parlamentaria en la jefatura del Gabinete Nacional, luego Defensor de la Nación, y, finalmente, y hasta hoy, Procurador General de la Nación. A instancias de Bauzá y del senador José Genoud, la Cámara Alta lavó el escándalo. Y fue el mismo Senado que nombró a Nicolás Becerra al frente de los fiscales, cuyo pliego no fue cuestionado por el bloque de la UCR gracias a los oficios de Genoud.

En esos meandros, promediando los meses de diciembre de 2000 y junio de 2001, Eduardo Bauzá intercedió, discreta y vanamente, ante la jefatura de Canal 9 de Mendoza (Cuyo Televisión S. A.), para tratar de que se suprimiera en dos oportunidades el programa periodístico que conduce Andrés Gabrielli, producido por Juan Carlos Fernández y Elisa Hournou, a fin de que no se ventilara la participación de Becerra en esos extremos.

Becerra, por su parte, se esfuerza denodadamente por no pasar a la historia como el virtual representante mendocino de los abominables negocios del genocida Massera. Porque lo cierto es que en su estudio mendocino se coordinaron los trámites y defensas de los escribanos Mario Cedola y Jorge Maglie, que desapoderaban de bienes a desaparecidos de la ESMA, y de los testaferros de los cambios de dueños, Manuel Andrés Campoy y su padre, Manuel Andrónico Campoy. También era asiduo visitante Jorge Radice, el oficial "inmobiliario" de ¡a ESMA que revendía los bienes de secuestrados y asesinados por la Armada. Radice y otros cinco ex represores, más dos civiles, han sido imputados por estos hechos. Las diligencias se hallan a cargo del juez federal de Buenos Aires, Claudio Bonadio. Este sumario no puede acogerse al silencio de los cementerios dispuesto por las leyes de Punto final y Obediencia debida.

Con su intervención ante Canal 9 de Mendoza, Bauzá le devolvía el favor a Becerra, quien apartó a los competidores que le disputaban la banca del PJ en el Senado, Carlos Riquelme y Edgardo Civit Evans, quedando en la atmósfera política que los rociaron con prebendas. De paso, Bauzá cuidaba que no trascendiera que uno de los otrora socios de su estudio jurídico, Alfredo López Cuitiño, había firmado como Director Nacional de Migraciones el DNI ¡legal de Al Kassar, y que otro de ellos, Carlos García, había acompañado a Becerra en la defensa de uno de los esbirros del ex almirante Eduardo Emilio Massera mencionados más atrás. Bauzá debía, asimismo, vigilar que no se supiera públicamente que Jorge Maglie, uno de los escribanos porteños de los genocidas de la Armada que ejecutaran el latrocinio sangriento de tierras por 20 millones de dólares en Chacras de Coria -que como se ha dicho incumbe a Becerra-, al ser citado a prestar declaración indagatoria en Mendoza, inscribió como domicilio profesional el de su bufete.

Ningún peligro judicial, empero, acecha a los depredadores. El mismo juez Ballestero que sobreseyera a Bauzá en la causa de los guardapolvos, está dejando morir, entubado pero sin suero, el sumario de la argentinización ¡lícita de Monzer Al Kassar, que desde 1992 mezcla, entre otros, a Becerra y a los socios de Bauzá, a pesar del explícito desacuerdo de la Sala II de la Cámara Federal de Buenos Aires del 14 de noviembre de 2000.

A Bauzá lo embarraron también las coimas del Senado. El arreglo de cuentas que cruzó con su colega Antonio Cafiero por intermedio de la declaración en las indagatorias en el juzgado Federal 3, no le dejaba escapatoria. El 28 de agosto de 2000, Cafiero les contó al juez Liporaci y a los fiscales Freiler y Delgado, que Bauzá, a quien identificó con la letra "A" en su testimonio, le dijo: "Recién en ese momento, Antonio, tomé conciencia de que el dinero que recibí con posterioridad a la sanción de la reforma laboral y entregado por alguna de las autoridades de mi bloque, podía ser ilícito, y que de haberlo sabido no lo hubiera aceptado". En su descargo, el 3 de diciembre siguiente, Bauzá le enrostró a Cafiero, "... que a mí lo único que me constaba era la distribución de fondos que realizaban, de manera mensual y de forma regular, las autoridades administrativas de la Cámara y del bloque, en cuanto a reintegros de gastos, combustibles, pasajes, etcétera, que por cierto estos importes no son siempre los mismos y no estamos obligados a estrictas rendiciones de cuentas sobre ellos".

Para su condena, hasta ahora moral, Bauzá pecó de falsedad y admitió haber cometido un delito. Dijo ante los tres representantes de la justicia que lo escuchaban que "Siempre consideré que el dinero para sufragar esos gastos provenía de fondos reservados de origen presupuestario, ya que si así no fuera yo me negaría a recibirlos".

Bauzá cayó en la trampa pero, para despiezarla, es preciso rebobinar en la historia. Que el juez y los fiscales no lo hubieran percibido, no quería decir que la infracción no existiera. De las crónicas parlamentarias se concluía que los fondos reservados habían dejado de asignarse en el Senado desde antes de la asunción de Carlos Álvarez, en diciembre de 1999. Fueron abolidos tras un escándalo que hizo tambalear a su predecesor, Carlos Ruckauf, quien en 1998 no pudo justificar "... retribuciones a agentes (...) que por la índole de los servicios que prestan no pueden discriminarse o sea conveniente mantener en reserva".

De cajón, una de las preguntas que nunca podremos respondernos es: ¿ Cómo fue posible que el senador Bauzá, entre 1995 y 1999, tuviera gastos que convenía mantener en reserva? Otra es: ¿Cómo sabía Bauzá que provenía de fondos reservados lo que le llegaba en el período de Carlos Álvarez, si hacía cinco meses que éste los había suprimido totalmente?

En venganza, o para compartir la incertidumbre judicial con sus compañeros de Senado, incriminando a Fernando De la Rúa y a la plana mayor del gremialismo dúctil al poder, Bauzá fue explícito: « En primer lugar asistí a una reunión en la Casa Rosada con el Presidente de la Nación, junto al bloque del partido justicialista ( ... ) luego a una reunión celebrada en las oficinas del Dr. Menem en Nuñez con la CGT presidida por Daer, donde estaban entre otros dirigentes, José Rodríguez, Barrionuevo, Cavalieri, West Ocampo, Eduardo Menem, Corach, Cafiero y Jorge Yoma ( ... ) después a una segunda reunión con la CGT de Moyano en la que estaban Palacios, Tell, Eduardo Menem y algún otro senador que no recuerdo ......

Los bienes de Bauzá no han perdido su virginidad en clínica judicial alguna. Pero en los corrillos del enriquecimiento ilícito en Mendoza se pueden pescar sin carnada los presuntos testaferros del senador. Aldo Lodi e Isidro Sarelli son conocidos por haber acompañado a Bauzá en todas sus gestiones ministeriales. Tales conchabos, es evidente, no alcanzan para agenciarse estancias en Córdoba y San Luis, poseer una compañía de aviones, reproducir terrenos, empresas y vehículos último modelo como en la parábola de los panes y los peces, construir casas con operatorias del Banco Hipotecario a través de empresas propias o de terceros, y comprar hasta el campo de deportes del Colegio ICEI de Mendoza, sobre el que proyectaron un barrio.

El anzuelo permite enganchar también a Bauzá con el trío de Miguel, Adrián y Emilse lacoppini, íntimos amigos de su hijo. Los Iacoppini sobresalieron importando autos utilizando un régimen con identidades ficticias y falsificación de los usuarios, con un depósito fiscal de favor que obraba de predio aduanero, un negocio que reportó centenares de millones de dólares. Acaso no deba ignorarse que los hijos de Bauzá, Mariana y Eduardo, viven en mansiones de lujos asiáticos. Eduardo junior esponsoriza el club de fútbol de Chacras de Coria, fichando jugadores para tratar de llegar al Torneo Nacional de la AFA. Mariana tiene su palacio en Rincón de Chacras de Coria, en el 850 de la calle Besares, frente a donde Nicolás Becerra junior tiene tres lotes que valen una fortuna.

El inigualable senador Bauzá ha hecho otorgar varios registros de la propiedad automotor a su parentela y allegados: uno a Alejandro Chizzoli, actual esposo de su hija Mariana, otro al anterior marido, Gabriel Canovas, un tercero a María Laura Aguinaga, esposa de su hijo, y dos a contadores de confianza del vástago: Liliana Cuervo y Armando Berca.

Eduardo Bauzá y Nicolás Becerra planifican conquistar la gobernación de Mendoza. En yunta bregan paralelamente a brazo partido para que Carlos Menem abandone la coqueta cárcel de Don Torcuato. De tales palos, idénticas astillas: los descendientes masculinos de Bauzá y Becerra se han unido en las banquinas de la corrupción. Los fiscales de Buenos Aires Guillermo Montenegro y Paulo Starc tienen en la hilandería de un sumario la madeja de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) que administraban en Mendoza los susodichos jóvenes. El tándem entregaba los fondos a las municipalidades, pero como no tenían la obligación de hacer licitaciones públicas, hacian adjudicaciones directas de obras o locaciones de servicios a empresas o personas que ellos digitaban, y en muchos casos las obras ni siquiera se hicieron.

Estaba agotado de pensar y de escribir Me di cuenta de que hacía largo rato que estaba trabajando sin música ca, y eso era grave para mi estabilidad mental. Decidí que lo más adecuado sería escuchar las misas y oratorios de Johann Sebastian Bach. Me serví una abundante medida de J B, el whisky que había conquistado mi paladar con las novelas de Graham Greene. Sentí el vacío sideral y el silencio interior absoluto del hombre que se desapega de este mundo.

Creo que durante los treinta minutos que duró el oratorio de la Ascenci ón, el alcohol me infundió un aplomo y una exactitud perfecta para revisar mis gestos y palabras en la apreciación de las cosas. Bach me reconfortaba con ese apreciado regalo compuesto en 1726. Me ofrecía acentos de melancolía por la partida de jesús, y la esperanza de reencontrarlo en el otro mundo, haciendo entrar al coro en un canto final de alegría popular Mi mujer y la siempre tentadora cena que preparaba los lunes, su día defranco, me esperaban en San Telmo. Salía la calle y, hambriento, tomé un taxi.

Fuentes

Causa 9900/00, "Ortega, Ramón B. y otros s/cohecho», declaración testimonial del 30 de agosto de 2000 de José Genoud, Tomo ii, folios 238-242. Informe de VISA Argentina S.A. del 21 de septiembre de 2000, Tomo xi, folios 20162019. Nota del 28 de septiembre de 2000 firmada por Marcelo Basilotta de la Asesoría Legal de Scotiabank Quilmes, Tomo vi, folios 1106-1109. Página 12, Buenos Aires, 27 de agosto y 10 de septiembre de 2000 y La Nación y Clarín, Buenos Aires, 10 de septiembre de 2000. Informe de María Esther Bruzzo, jefa Departamento Técnico Registral de la Dirección de los Registros Nacionales de la propiedad Automotor y Créditos Prendarios, copia en el archivo de los autores. Página 12, La Nación y Clarín, Buenos Aires, 9 de octubre de 2000. Noticias, Argentina, número 1284, 4 de agosto de 2001.

Página 12, Buenos Aires, 27 de agosto de 2000. Informe del 29 de septiembre de 2000 firmado por María Esther Bruzzo, jefa del Departamento Técnico Registral de la Dirección Nacional de Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor y Créditos Prendarios. Copia en el archivo de los autores. Causa 9900/00 "Ortega , Ramón B. y otros s/cohecho". Declaración indagatoria del 6 de noviembre de 2000 de Mario L. Pontaquarto, en presencia de su abogado defensor Alejandro Freeland López Lecube, Tomo xii, folios 23492358 y su escrito Manifiesta, folios 23452348. Nota del 3 de abril de 2001 firmada por el presidente del Jockey Club Argentino, Alfredo Lalor, Tomo xxvii, folios 5216-5219. La Nación, 12 de marzo de 2000.

Causa 9900/00 «Ortega, Ramón B. y otros s/cohecho". Auto del 29 de diciembre de 2000 firmado por el juez federal Carlos Liporaci, Tomo xviii, folios 3520-3530 (el párrafo textual transcripto, aparece en el folio 3528). Recurso de Apelación del 1 de febrero de 2001, firmado por los fiscales federales Eduardo Freiler y Federico Delgado, Tomo xix, folios 3683 3689 (los párrafos transcriptos aparecen en los folios 3688 y 3683 respectivamente).

Causa 9900/00, "Ortega, Ramón B y otros s/cohecho", escrito y declaración testimonial del 28 de agosto de 2000 de Antonio Cafiero, Tomo i, folios 165-172. Escrito de Eduardo Bauzá, Tomo vi, folios 1117-1123. Declaración indagatoria de 3 de octubre de 2000 de Eduardo Bauzá, en presencia de sus abogados, Gerardo Donatti y Mariano Cavagna Martínez, Tomo vi, folios 1124-1130. La Nación, Buenos Aires , 25 y 26 de marzo; 2 y 5 de abril y 26 de agosto de 2001. Ámbito Financiero y Página 12, Buenos Aires, 3 y 16 de septiembre de 2001 respectivamente. Clarín, Buenos Aires, 9 de septiembre de 2001.

Fabián Kovacic, Así en la tierra, una biografía de Enrique Angelelli, Buenos Aires, 1999. Rodrigo de Castro y Juan Gasparini, La delgada línea blanca, ya citada. Testimonios en la causa "Astiz, sobre delito de acción pública", juzgado Federal de Buenos Aires a cargo del Dr. Claudio Bonadio, secretaría de Pablo Bertuzzi, 23 y 24 de mayo de 2001. La Nación, Buenos Aires, 22 de agosto y 7 de septiembre de 2001.