Un nuevo frente contra el presidente Hugo Chávez abrió la oposición y en Departamento de Estado norteamericano al acusar al mandatario de consumir drogas, financiarse con dinero del narcotráfico y permitir el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
La campaña parece coordinada por la similitud de los argumentos y la sincronización de la denuncia. El mismo día un dirigente opositor anunció que presentará ante la Fiscalía de Venezuela una denuncia contra Chávez por apología y consumo de drogas, mientras un ex embajador estadounidense en Colombia asegura que los radares del Plan Colombia detectan cientos de vuelos ilegales de drogas desde Venezuela hacia México, islas del Caribe y Estados Unidos, ante la cómplice indiferencia de las autoridades del país.
Además, medios de la oposición y el diario El País de España, “revelan” una supuesta trama de colaboración para el narcotráfico y las finanzas entre el gobierno de Venezuela y las organizaciones guerrilleras colombianas. Al extremo que se ha denunciado que las fuerzas armadas venezolanas entregan fusiles AK 47 construidos en el país y municiones a los rebeldes colombianos. El único detalle pasado por alto, es que Venezuela no tiene fábricas de fusiles, sólo ha firmado un acuerdo con Rusia para instalarla en el futuro.
La denuncia contra Chávez por apología de la droga está centrada en un discurso del pasado mes de diciembre, donde el presidente venezolano decía que masticaba hoja de coca que le enviaba el presidente boliviano Evo Morales. En esa comparecencia, Chávez habló de las virtudes de la hoja de coca y aclaró que era algo muy diferente a la cocaína.
Sin embargo, para la oposición venezolana, masticar hoja de coca como hacen los indígenas de Bolivia y Perú, es lo mismo que consumir cocaína. Por ello reclaman que se le practique un control médico para detectar el consumo de estupefacientes, que sea enviado a la cárcel y por supuesto, destituido de su cargo.
La denuncia fue presentada en Globovisión, la cabeza visible y más radical de la oposición venezolana, y fue ilustrada con imágenes de Chávez hablando de que masticaba hoja de coca, y después volcando un polvo blanco sobre una mesa, sugiriendo que era cocaína. La imagen correspondía a otra intervención de Chávez al inaugurar una planta procesadora de leche en polvo, donde mostraba el producto.
Al mismo tiempo, John Walters, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas en la Casa Blanca, dijo que el gobierno venezolano facilita el tráfico de drogas que ingresa a su territorio desde Colombia.
En la misma línea de denuncia se manifestó un ex embajador estadounidense en Bogotá al sostener que los radares instalados en Colombia por su país, detectan cientos de vuelos ilegales que parten de Venezuela con drogas a islas del Caribe, México y Estados Unidos. El funcionario no aclaró como es que detectado los vuelos la fuerza aérea de su país no los intercepta en zona internacional.
También en estos días, diarios de la capital venezolana, de Miami, donde se concentran “corresponsales”, “analistas” y periodistas de la oposición para transmitir a Venezuela todo tipo de “denuncias”, y el diario El País de España (accionista principal de la Cadena Caracol de Colombia y otros medios de gran influencia en ese país) presentan una serie de artículos donde se revelan supuestos vínculos entre Chávez, las FARC, el ELN colombianos, y el narcotráfico.
La campaña está destinada, además de intentar fomentar la desestabilización y el descrédito contra Venezuela, a proteger al presidente colombiano Álvaro Uribe y a su gobierno, ya que al menos 40 congresistas y líderes de partidos oficialistas, incluyendo ex ministros, parientes del presidente, están acusados por la Fiscalía de ese país, de haber establecidos pactos con los narcos paramilitares y trabajar a sus servicios.
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