Gracias a todos por participar en esta Cumbre por la Democracia y por renovar nuestra dedicación a los valores comunes que son la raíz de nuestra fuerza nacional e internacional.

En la fase previa a esta reunión, y durante los dos últimos días, hemos escuchado a líderes gubernamentales y a reformistas democráticos de todas las regiones del mundo hablar sobre los desafíos a los que se enfrenta la democracia y las oportunidades para su renovación.

Hemos facilitado conversaciones y contactos entre alcaldes de todo el mundo, desde Mesa (Arizona), hasta Mannheim (Alemania), y otros líderes que están en primera línea para demostrar el poder de la democracia por medio del gobierno… de la gobernanza local.

Hemos puesto de relieve la importancia de proteger la libertad de los medios de comunicación y cómo la mejora de la situación de las mujeres y las niñas es una inversión en el éxito de nuestras democracias.

Y nos hemos centrado en la necesidad de empoderar a los defensores de los derechos humanos y de asegurarnos de que la tecnología que nos permite hacer tantas cosas en la vida se utiliza para hacer avanzar la democracia y elevar a las personas, no para impedirles avanzar.

Hemos escuchado las preocupaciones de los jóvenes, que arriesgan su futuro más que nadie, y lo han dejado claro, sobre lo que más les importa y lo importante que es asegurarse de que sus voces se incluyan en nuestras democracias.

Y, aunque cada uno de nuestros países se enfrenta a desafíos únicos, y muchas de las circunstancias específicas son diferentes, las amenazas a las que nos enfrentamos y las soluciones que buscamos tienen un antecedente común. Esta no es una lucha a la que ninguno de nosotros se enfrente solo. Somos todos.

Y los compromisos que hemos adquirido, con nosotros mismos, con nuestros propios pueblos y entre nosotros, no sólo fortalecerán nuestras propias democracias, oponiéndose a la autocracia, luchando contra la corrupción y promoviendo los derechos humanos para todas las personas. Esto ayudará a sembrar el terreno fértil para que la democracia florezca en todo el mundo.

Me siento muy animado por la energía y el entusiasmo que hemos visto para reunir a personas de todo el mundo en apoyo de nuestros valores democráticos comunes.

Por ejemplo, antes de esta cumbre, los presidentes de Panamá, Costa Rica y la República Dominicana formaron una alianza para el fortalecimiento de las instituciones democráticas para cooperar en materia de transparencia, derechos humanos, desarrollo económico y fortalecimiento de la democracia en la región.

Este es el tipo de compromiso y asociación inspiradores que espero que veamos más a medida que emprendamos el próximo año de acción.

Y espero que cada uno de nuestros países mida los resultados de nuestros esfuerzos para poder informar de nuestros progresos en una segunda Cumbre por la Democracia el año que viene, cuando espero poder recibir a cada uno de ustedes en persona.

Por nuestra parte, como dije ayer, Estados Unidos se compromete a fortalecer nuestra democracia en el país, y a trabajar con socios de todo el mundo para demostrar que las democracias pueden cumplir con la población en los asuntos que más le importan.

Aquí en nuestro país, eso significa trabajar para hacer realidad la promesa plena de Estados Unidos, incluyendo la promulgación de la Ley de Libertad de Voto y la Ley John Lewis de Avance del Derecho al Voto.

Porque lo que es cierto en todo el mundo también lo es en los Estados Unidos: El sagrado derecho a votar, a votar libremente, el derecho a que su voto sea computado, es el umbral de la libertad de la democracia, de todas las democracias. Con ello, todo es posible. Sin ello, virtualmente nada lo es.

Tenemos que unirnos y conseguirlo, y lo haremos.

Estados Unidos también va a seguir esforzándose por vencer a esta pandemia, trabajando con la Organización Mundial de la Salud, COVAX y otros socios, para salvar vidas, vacunar al mundo contra COVID-19 y promover la seguridad sanitaria para todos.

Estamos aprovechando nuestras alianzas democráticas, como el G7 y la Cuadrilateral (Quad), para ampliar nuestra capacidad compartida de producir y suministrar vacunas y ayudar a que las inyecciones lleguen a los brazos de todos, en todas partes.

Estamos afrontando la crisis climática con seriedad y urgencia, respondiendo con la claridad moral que vemos surgir en los jóvenes de todo el mundo.

Estamos afirmando los valores democráticos que están en el centro de nuestro sistema internacional, y que han sido los elementos fundacionales de décadas de crecimiento y prosperidad mundial.

Y estamos comprometidos, estamos comprometidos, a trabajar con todos los que comparten esos valores para dar forma a las normas que regirán nuestro progreso en el siglo XXI, incluyendo cuestiones de ciberseguridad y tecnologías emergentes, para que las generaciones futuras sigan cosechando los beneficios de la libertad y la democracia, como hemos hecho nosotros.

El mensaje final que quiero transmitir al concluir esta primera Cumbre por la Democracia es que sabemos lo arduo que es el trabajo que tendremos por delante, pero también sabemos que estamos a la altura del desafío.

Puesto que, como he dicho antes, y como ha demostrado esta reunión, el mundo democrático está en todas partes.

Las autocracias nunca podrán apagar el rescoldo de libertad que arde en los corazones de los pueblos de todo el mundo. En cada parte del mundo.

No conoce fronteras. Habla todos los idiomas. Vive en los activistas anticorrupción, en los defensores de los derechos humanos, en los periodistas, en los manifestantes pacíficos, en la primera línea de esta lucha en todo el mundo.

Está presente en las reuniones de los ayuntamientos, en las elecciones sindicales, en los pequeños actos cotidianos que tienen lugar en todo el mundo cuando las personas se reúnen para resolver problemas y salvar diferencias, y en todas las formas en que la sociedad civil capacita a los individuos para que tengan una voz directa en las cuestiones que afectan a sus vidas.

Por tanto, la defensa de la democracia exige un esfuerzo de toda la sociedad. Nos necesita a todos.

Como líderes de los gobiernos, tenemos la responsabilidad de escuchar a nuestros ciudadanos, de reforzar las barreras de la democracia y de impulsar reformas que hagan que un gobierno transparente y responsable sea más resistente ante las fuerzas violentas de la autocracia y a quienes anteponen la búsqueda del poder al bien público.

Saben, tenemos que colaborar con el sector privado para combatir la corrupción y construir economías más equitativas, en las que más personas puedan participar de los beneficios.

Tenemos que empoderar a nuestros ciudadanos para que nos hagan responsables a todos de nuestros más altos ideales, y asegurarnos de que nuestras acciones se ajusten a nuestras palabras.

Y al concluir esta primera reunión, reafirmemos juntos nuestra determinación de que el futuro pertenecerá a quienes amparen la dignidad humana, no a quienes la pisoteen. A quienes liberen el potencial de su pueblo, no a quienes lo sofoquen. Y a quienes den a sus pueblos la capacidad de respirar libremente, no a los que pretendan asfixiarlos con mano dura.

Saben, como escribió el gran poeta irlandés Seamus Heaney, “una vez en la vida puede surgir la ansiada ola de la justicia, y la esperanza y la historia coinciden”.

Esa ola no surge de la nada. No ocurre por accidente.

Sucede porque la gente desencadena el poder irresistible de sus sueños y su determinación.

La democracia es lo que hace posible que la esperanza y la historia coincidan.

Y hoy, la esperanza y la historia están en nuestras manos.

Así que elevemos nuestras ambiciones para hacer frente a este desafío, juntos.

Gracias. Espero con interés el seguimiento que realizaremos durante el próximo año respecto a todos los compromisos que estamos haciendo individualmente. Gracias.