Bertolt Brecht, que había hecho estudios de medicina antes de llegar a ser escritor dijo en La compra del cobre: "Si, como seres humanos, queremos aprovechar nuestros conocimientos de la naturaleza, tenemos que agregar, a nuestro conocimiento de la naturaleza, el conocimiento de la sociedad humana."
Diríamos, más bien, que los seres humanos deberían relacionar sus conocimientos de la naturaleza con sus conocimientos de la sociedad humana.
Para que el desarrollo sea endógeno y sostenible, ambas facetas del conocimiento (el de la naturaleza y el de la sociedad) deben estar íntimamente vinculadas.
El ser humano forma parte de la naturaleza. Él no es un elemento externo que se situaría frente a ésta, un espíritu puro que estaría fuera de las leyes de la física.
Los seis sentidos del individuo
Dentro de cada individuo se interrelacionan permanentemente elementos físicos y mentales. Sus sentidos le permiten relacionarse con su ambiente (también físico y mental): sus ojos le permiten ver, mirar, observar su ambiente (esta misma observación es un proceso físico y mental), el tacto le permite palpar, sentir, acariciar lo que le rodea (estas sensaciones son al mismo tiempo el resultado de sus capacidades físicas y mentales), el gusto le permite explorar, probar, saborear (la identificación de los sabores y las sensaciones de placer o disgusto son también fenómenos a la vez físicos y mentales), y así sucesivamente con el oído, el olfato y el sexo, es decir los seis sentidos, siendo el sexto un sentido eminentemente complementario (en la naturaleza y la mente del ser humano) y un sentido especialmente importante para la dimensión socializadora de éste.
El desarrollo del ser humano consiste en su progresión permanente hacia una siempre mayor realización de sí mismo (un mayor bienestar) y una mejor armonía con su ambiente físico y humano.
El ser social
Los seres humanos son animales sociales dotados de ciertas características físicas y mentales.Tal como el individuo posee una personalidad propia, cada ser colectivo, cada grupo humano tiene también una personalidad propia.
Las relaciones sociales de los seres humanos son físicas, biológicas, sexuales y también son mentales, espirituales y comunicacionales.
Como el individuo hace proyectos (se proyecta hacia el futuro), también el ser colectivo diseña, implementa, realiza proyectos. Sus proyectos consisten en organizarse siempre mejor y relacionarse cada vez más y mejor con su ambiente (dentro de su ambiente), o sea, con la naturaleza de la cual forma parte y con los demás grupos humanos que lo rodean y con los cuales va conformando una sociedad específica.
De este modo, los seres humanos, juntos, intentan destacarse en la naturaleza (dentro de ella, como parte de ella) y aprovechar todas sus potencialidades para aumentar su bienestar físico y espiritual.
Eso es el desarrollo: la organización colectiva de los seres humanos para un aprovechamiento cada vez mayor de la naturaleza y de su propia naturaleza (de sus propias capacidades físicas y mentales).
El desarrollo endógeno y sostenible
Desde luego, no se trata de saquear la naturaleza, sino de convivir con ella. Para eso, se necesita conocerla, respetarla, saber lo que puede producir como beneficios (físicos y espirituales), saber también cómo cuidarla (con el fin de no agotarla y poder entregarla con todas sus potencialidades a las generaciones futuras).
De allí surge la idea no sólo de la indispensable sustentabilidad del desarrollo, sino la necesidad de que éste sea endógeno.
El modelo de desarrollo debe ser diseñado, implementado y regularmente evaluado desde las bases de la sociedad. Es a nivel básico donde reside el conocimiento de las necesidades y de la posibilidad de satisfacerlas.
Son los grupos de base de la sociedad quienes pueden valorar sus propias potencialidades y medir las posibilidades de la naturaleza que los rodea. Son ellos también quienes son más aptos para cuidar esta naturaleza de la cual forman parte.
Juntando grupos con grupos, desde las bases, se va diseñando, a partir de las praxis sociales, el modelo (siempre dinámico) de desarrollo local, luego regional, luego nacional.
Si el modelo es foráneo, si está impuesto desde fuera, no puede corresponder a las características, las necesidades y la idiosincrasia del ser colectivo. Cuando son potencias exteriores quienes proponen o imponen un modelo de desarrollo, lo más seguro es que no se trata de desarrollo, sino de un crecimiento económico (y lo más probable es que exista por parte de los diseñadores una intención de explotación).
Son los modelos exógenos los que provocaron los saqueos de la naturaleza y la explotación de los pueblos. El desarrollo exógeno sería un desarrollo contra naturaleza; o sea, no se puede ni imaginar (sin embargo, fue el falso desarrollo que propusieron o impusieron los países colonialistas o todos los FMI y otras herramientas del imperialismo).
Ciencia endógena para un desarrollo endógeno
Para que un desarrollo endógeno sea posible (y engendre su propia sustentabilidad), es necesario que el ser se conozca a sí mismo y conozca la naturaleza del cual forma parte.
De esta observación se van desprendiendo dos afirmaciones. Primero, se ve que el desarrollo endógeno necesita una ciencia también endógena. Segundo, se nota la estrecha interacción entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias humanas.
Si el conocimiento viene de afuera y está controlado desde afuera, el ser colectivo permanecerá siempre dependiente. Es, por lo tanto, indispensable descolonizar la ciencia, apoderarse de ella y adaptar los conocimientos a cada realidad concreta.
Muchos conocimientos son universales (es cierto), pero la comprobación de su veracidad y su aplicación para el desarrollo puede (debe) hacerse a nivel de quienes los necesitan.
Además, existe en las culturas populares (cerca de la naturaleza y de las vivencias tradicionales del ser humano) un inmenso saber que es importantísimo para el desarrollo endógeno (no se trata de hacer folclorismo, sino de llevar al nivel de ciencia los conocimientos de quienes no se alejaron de la naturaleza, de su naturaleza).
El conocimiento de sí mismo se relaciona intrínsecamente con el conocimiento de la naturaleza de la cual formamos parte, de nuestro ambiente físico.
Como el ser humano es cuerpo y mente, del mismo modo la naturaleza está conformada por fuerzas físicas y mentales (empezando, concretamente, por los mismos seres vivos - humanos y no-humanos - que la pueblan).
No se puede estudiar el cuerpo sin tomar en cuenta la mente, ni viceversa. Ambos están estrechamente imbricados.
La super-especialización en una disciplina científica determinada hace perder a menudo la visión de conjunto que se necesita para diseñar e implementar los planes y programas de desarrollo, o para hacerse partícipe de éstos.
El proceso científico puede ser a veces muy analítico y especializado (una especialización muy de punta es necesaria en la mayoría de los laboratorios, por ejemplo), pero el proceso científico puede tender también hacia la síntesis.
Los científicos pueden obligarse a establecer relaciones e interrelaciones entre los conocimientos con el fin de lograr una visión holística de los fenómenos del mundo y de las sociedades humanas. De este modo, se situarán mejor en las dinámicas del desarrollo endógeno.
Ciencia, arte y tecnología
Un gran paso adelante hacia el desarrollo endógeno sería pues familiarizarse con las diferentes disciplinas científicas (tanto de las ciencias de la naturaleza como de las ciencias humanas). Este proceso puede efectuarse desde la más temprana edad. Ciertamente se contemplará esto en la futura ley de educación.
Después, dentro de esta visión de conjunto, cada quien puede especializarse en una disciplina científica, pero conservando siempre la visión de conjunto.
Si el conocimiento científico se logra mediante una observación del ambiente cercano (tanto físico como humano), cada individuo y cada grupo va a sentirse concernido y va a relacionar la ciencia con el desarrollo.
Es éste, nos parece, el gran objetivo de la Misión Ciencia. Al mismo tiempo, unas relaciones se van a establecer casi automáticamente con las técnicas. Si de desarrollo se habla, obviamente uno piensa en el uso y la transformación de la naturaleza para el bienestar de la comunidad, o sea, uno piensa en la tecnología.
Otro paso bien importante será integrar, en la visión de conjunto, la ciencia, la tecnología y el arte, porque el desarrollo, además de ser endógeno y sustentable, debe ser integral.
El arte es la expresión del ser humano con respecto a sí mismo, a la sociedad de la cual forma parte, al tiempo en el cual vive, y al ambiente en el cual está imbricado.
La ciencia es conocimiento mientras el arte es intuición. Pero la intuición abre pistas para aprehender el mundo y conocerlo.
Entre lo infinitamente microscópico y lo infinitamente macroscópico, entre la biología de los insectos y la física de las estrellas, el ser humano se descubre a sí mismo y escribe un poema donde vivir.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter