Sin éxitos económicos que presumir al final del sexenio, y con retrocesos graves en generación de empleos, inversión y salarios, el gobierno foxista pregona los “logros” de su política macroeconómica. Las “cifras alegres” de baja inflación poco le dicen a los millones de desempleados y subempleados en una economía controlada por el capital trasnacional.
El autonombrado “gobierno del cambio” siguió al pie de la letra la política económica financiera trazada por sus tres antecesores inmediatos. Sin proyecto propio, el foxismo sólo se dedicó a continuar, a cualquier precio, los dictados del dogma monetarista -también conocido como cuantitativista o neoliberal. Los resultados “exitosos” que mantienen “finanzas públicas sanas” se fincan en el crecimiento del desempleo y la economía informal, la ausencia de financiamiento que hace quebrar las industrias, y el incremento de la emigración que genera remesas, explican economistas universitarios.
Vicente Fox entregará a su sucesor una economía controlada financieramente por los capitales extranjeros, principalmente españoles y estadounidenses. Y es que aunque desde la década de 1990 se vendieron los bancos y se inició el proceso de extranjerización, al agónico gobierno le correspondió dar la puntilla a la banca mexicana con la negociación de la venta del emblemático Banamex al Citibank, del estadounidense Citigroup. Pero también entregará una economía estancada o, según algunos indicadores, en franco retroceso.
Tanto el presidente Vicente Fox como los secretarios de Hacienda y Crédito Público y de Economía -Francisco Gil Díaz y Sergio García de Alba, respectivamente- han insistido al final del sexenio que México “goza de estabilidad macroeconómica y de finanzas públicas sanas, como nunca antes”. De las lejanas promesas de crecimiento del siete por ciento anual y la creación de un millón 200 mil empleos al año, ni un palabra.
Sin embargo, los indicadores en que se apoyan los “éxitos” económico-financieros de la administración foxista se han obtenido, a decir de la doctora en Economía por la Pacific Western University, Irma Manrique Campos, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas (Iiec) de la UNAM, “con base en mantener congelada la economía, restringir el gasto público, desaparecer la industria mexicana, lanzar al desempleo y subempleo a millones de personas, y expulsar del país a cientos de miles anualmente”.
Según Roberto Sánchez de la Vara, investigador del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, el gobierno de Vicente Fox “deja una estabilidad como nunca antes se había presentado y que es producto también de los gobiernos anteriores, pues se empezó a construir desde el sexenio de Miguel de la Madrid”
Inflación “bajo control”
El principal “logro” que se atribuye el gobierno de Fox es mantener la inflación en menos de cinco por ciento. En efecto, a lo largo de su sexenio el indicador no sufrió cambios importantes y, de acuerdo con información del Banco de México (Banxico), se estima que la tasa de inflación será de 3.33 por ciento para el fin de año.
Sánchez de la Vara dice que la baja gradual y constante de la inflación en México es un triunfo no sólo de Vicente Fox sino de los gobiernos anteriores, pues “el actual gobierno heredó un esquema de inflación ya con bastantes elementos de control. Y se ha reducido de tal manera este índice que incluso se encuentra por debajo del de nuestro socio mayoritario, Estados Unidos”.
Por su parte, Irma Manrique reconoce que el indicador oficial de inflación es bajo. Pero se ha conseguido a “un costo muy alto”. Agrega que el gobierno federal cree controlar la tasa inflacionaria reduciendo la cantidad de dinero en circulación y con una política de salarios bajos.
“Y eso no es cierto. La inflación no la produce el circulante, no se produce en el ambiente de circulación monetaria. Ahí sólo crece. El origen de la inflación está en el conflicto social que existe entre los que producen y los que trabajan, es decir, entre los empresarios y los trabajadores.”
Manrique Campos desestima la explicación de que si aumenta la capacidad de compra de la población, aumenta la demanda y con ello se elevan los precios.
La investigadora expone que en la economía de cualquier país, naturalmente los empresarios buscan obtener el mayor número de utilidades. Por su parte, los obreros buscan la reivindicación de su salario. Este conflicto es el que genera inflación porque si los obreros reciben un aumento salarial, los empresarios aumentan los precios con el objetivo de no perder las utilidades que les significa pagarles más a los obreros.
“Entonces se decide que, para que se mantenga bajo el perfil inflacionario, se deben mantener bajos los salarios. Por ello el tope salarial actualmente es del cuatro por ciento. Y por más que los sindicatos demanden aumentos de 50 y de ciento por ciento, no les van a dar más de cuatro.”
Además, la especialista pone en duda que la inflación oficial, calculada por el Banxico y consultorías “independientes”, sea real. Manrique Campos argumenta que la canasta básica, con la que se calcula la inflación, ya no responde a las necesidades básicas de la mayoría de los mexicanos.
“Claro que si nos guiamos por el índice nacional de precios que emite el Banco de México vemos que los artículos de la canasta básica no suben mucho. Pero también tendríamos que ver qué es lo que se está considerando dentro de ella. Sólo un ejemplo: las medicinas han subido más de 150 por ciento durante el sexenio y no se consideran parte de la canasta básica.”
La investigadora concluye que mantener una tasa inflacionaria baja en las condiciones en que lo ha hecho el gobierno de Fox no puede considerarse exitoso ni benéfico para la economía del país.
“En primer lugar, se trata de una tasa de inflación que no es muy precisa. Y si se mantiene por debajo de los dos dígitos no se debe a que los precios estén bajos sino a que no hay consumo porque la gente no tiene dinero. Los índices de desempleo, subempleo y empleos con menos de dos salarios mínimos son muy altos. Y todo porque las pequeñas y medianas empresas empezaron a cerrar sus puertas desde hace más de una década porque se cayó el crédito: los bancos no prestan para la producción.”
“Finanzas sanas”
Otro de los indicadores que el gobierno mexicano ofrece para demostrar su exitoso manejo de la economía es el de las “finanzas públicas sanas”, el cual consiste en retener el gasto público con el objetivo de que éste no resulte deficitario. Uno de los renglones más afectados por esta política fue el del gasto corriente.
A decir de Irma Manrique “esto no recayó en los altos funcionarios que ganan grandes sumas de dinero, sino en los servidores públicos que no tienen plaza permanente en el gobierno, como los eventuales, quienes fueron recortados poco a poco durante todo el periodo”.
Con todo, el Banxico estima que al final del 2006 las finazas públicas, medidas como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), serán deficitarias en 0.04 por ciento; es decir, muy por debajo de lo que resultaron en sexenios anteriores.
Manrique Campos señala que para seguir manteniendo las “finanzas públicas sanas” lo que podemos esperar del gobierno entrante, “tan dogmático como el saliente”, es una reforma fiscal “agresiva” que lejos de gravar al capital lo hará con toda la población. Considera un hecho que próximo gobierno impulsará el incremento del Impuesto al Valor Agregado y su aplicación a alimentos y medicinas.
Financiamiento
Uno de los “indicadores” financieros que el gobierno de Fox no pudo presumir a lo largo del sexenio fue el del financiamiento. De acuerdo con Información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), Ernesto Zedillo dejó al país con una tasa de financiamiento del 17.3 como porcentaje del PIB. Durante la administración foxista este indicador cayó constantemente aún más. El año pasado apenas representó el 13 por ciento del PIB.
“Tenemos una tasa de financiamiento muy baja a la que no tiene acceso ni la pequeña ni la mediana industria. De éstas, las que subsisten lo hacen gracias a lo que se le ha llamado ’financiamiento alterno de proveedores’. Y para nada esto es motivo de orgullo”, sentencia Irma Manrique.
La economista explica que la banca en México ha significado, en los últimos años, un escollo para la economía mexicana. Dice que los bancos, desde hace más de una década, no prestan con la excusa de que la adquisición había costado demasiado dinero adquirirlos y que, además, las personas y empresas que acudían a solicitar crédito no tenían el aval suficiente.
“En todo este tiempo los bancos no ampliaron su cartera de crédito, lo cual no quiere decir que no tuvieran utilidades altas. Lo que hicieron fue hacer la otra parte del activo, que es la cartera de inversión. Lo que hicieron fue comprar valores públicos, es decir, lo que emite el Estado. Padecemos bancos que operan como quieren y le prestan a quien quieren, y hoy a quien le prestan es al consumidor. Y le cobran una tasa de interés activa que va más allá del 40 por ciento.”
Durante el gobierno de Vicente Fox se concretó la “extranjerización” de la banca, dice la doctora Alicia Girón, investigadora de del Iiec de la UNAM, ex directora del mismo instituto y autora de México: los bancos que perdimos, libro de reciente aparición.
La especialista considera que una de las características del gobierno foxista fue la consolidación de la “extranjerización” de los bancos. La otra, que nunca logró una reforma a favor de ampliar el crédito para reactivar la economía. Considera que esta es una de las razones por la que la economía no creció durante la actual administración.
“Los bancos comprados principalmente por españoles tienen el mayor control financiero como nunca antes lo tuvieron en nuestro país. Como ejemplo podemos citar que el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria -dueño de Bancomer- obtiene de México el 70 por ciento de sus ganancias en toda América Latina.
“Y la renta de la venta de esos bancos sigue siendo pagada por el gobierno mexicano. No solamente los bancos están ganado mucho dinero, sino que seguimos pagando la deuda del Fobaproa.”
A principios de septiembre la deuda asciende a un billón 248 mil millones de pesos y se estima que será pagada en aproximadamente 70 años.
Exportaciones contra importaciones
De acuerdo con Irma Manrique, la Balanza de pagos muestra el fracaso de la política económica del gobierno foxista. A pesar de los altos precios del petróleo y los extraordinarios ingresos que redituaron en los últimos años, la balanza se sostiene precariamente.
La cuenta corriente, de acuerdo con el INEGI, fue deficitaria en 2005 por un monto de 5 mil millones 708 mil dólares. Banxico estima que el cierre para 2006 será nuevamente deficitario por 4 mil 268 millones de dólares y para 2007 el déficit se incrementará a 9 mil 326 millones de dólares.
“Lo más preocupante es que mantenemos estas cifras aun y cuando las remesas se incrementaron exponencialmente durante el gobierno de Fox. Estamos apoyando el equilibrio de la balanza de pagos a través de la emigración. Los emigrantes están mandando las divisas que hacen que disminuya el desequilibrio de la cuenta corriente.”
Los ingresos por remesas al primer semestre de 2006 eran de 11 mil 425 millones de dólares, según el Banco de México. Durante el gobierno de Vicente Fox alrededor de 400 mil mexicanos dejaron el país anualmente y se internaron en Estados Unidos en busca de empleo.
Año IV No. 44 Septiembre 2006
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