“Una naturaleza. Un mundo. Nuestro futuro”. Es el lema con el que tiene lugar en la ciudad alemana de Bonn, la Novena conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica de la ONU (CDB) que comenzó este lunes 19 hasta el 30 de Mayo
A este encuentro asisten alrededor de 6.000 delegados procedentes de 189 países que llegaron a esta localidad y se han unido a las actividades que llevan adelante las organizaciones y movimientos sociales de diversas regiones
Los grandes temas que se van a abordar en Alemania estos días, serán: la protección de la diversidad biológica forestal y agrícola, centradas en la mercantilización de los bosques, la deforestación indiscriminada, la implantación de los monocultivos de árboles, el desarrollo de los transgénicos, el rechazo a las medidas de combate al cambio climático, el impulso a los agrocombustibles, la privatización de los bienes naturales, la defensa de los derechos de las comunidades rurales, la extinción de especies en el año 2010 y el cumplimiento con los compromisos adoptados en 1992 en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro,
Brasil, que siempre fue uno de los destacados en las negociaciones sobre biodiversidad, está en el centro de las críticas de la sociedad civil internacional.
Mas de 200 representantes ONGS ambientalistas, movimientos sociales y vestidos de color naranja para referirse a las florestas en llamas, protestaron en la entrada de la conferencia este lunes contra los agrocombustibles, árboles transgénicos y el acuerdo firmado entre Brasil y Alemania que incluye la exportación de etanol al país europeo y el compromiso de Alemania de seguir con la cooperación nuclear con Brasil.
Para la científica de la ONG Tierra de Derechos, Camila Moreno, ex ministra del medio ambiente de Brasil dice “que la postura de Brasil es "arrogante" un ejemplo es la cuestión de una nueva moratoria total para prohibir la plantación de árboles transgénicos”. También comenta “que Brasil se posicionó en contra de la obligación de la CDB de monitorear los riesgos del monocultivo de caña de azúcar para la producción de etanol”.
Belmond Tchoumba co-coordinador del Programa de Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra dijo “…los países que participan de la COP 9 a que tomen rápidas y drásticas medidas para frenar especialmente la degradación de la biodiversidad en los bosques, que ha llegado a niveles alarmantes”
Tchoumba se refirió especialmente a las talas de bosques devastados. por ejemplo en algunas regiones de África, Asia y América Latina y habló también de la depredación de los bosques para plantar cultivos destinados a la producción de agrocombustibles o para realizar plantaciones de monocultivos forestales.
Varias organizaciones sociales, entre las cuales se destacan el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales y la propia Amigos de la Tierra, enfatizan que las plantaciones de árboles no son bosques. Explican que la riqueza de la biodiversidad de un bosque se pierde cuando se talan sus árboles y no puede nunca ser igualada con la implantación de monocultivos forestales.
Las empresas “no sólo están poniendo en peligro la biodiversidad, sino que además se están adueñando de las tierras de las comunidades rurales sin consultarlas, sin compensarlas, y están produciendo para los consumidores en los países desarrollados”, manifestó Tchoumba.
También rechazó la intromisión del Banco Mundial en el combate al cambio climático, mediante el uso de los bosques. “El Banco Mundial está promoviendo a los bosques como un medio para combatir el cambio climático, mediante los créditos de carbono. No podemos aceptar eso porque una vez más es una forma de apoderarse de las tierras de los pueblos”.
El encuentro de Bonn es también para definir las reglas de reparto del uso de los recursos genéticos, de las zonas del planeta más ricas en biodiversidad, concentradas sobre todo en las selvas tropicales. Así, la conferencia debe establecer una ’hoja de ruta’ para concluir antes de 2010 la negociación de un conjunto de reglas obligatorias sobre el acceso a los recursos genéticos y el mayor reparto de los beneficios de su utilización.
En la actualidad sufren riesgo de extinción el 70% de las plantas, uno de cada cuatro mamíferos, un tercio de los anfibios y una de cada ocho aves. Este último dato es la principal conclusión de la última Lista Roja, elaborada por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), que se ha presentado en Bonn coincidiendo con la cumbre sobre la biodiversidad.
La nueva evaluación de la Lista Roja de la UICN para aves 2008 informa que el cambio climático se ha convertido en un catalizador que acelera los factores que ponen en riesgo de extinción a una de cada ocho aves en el mundo.
Las largas sequías y climas extremos aumentan la presión sobre los hábitats reducidos de los que dependen muchas aves. Estos dos factores, en conjunto con una extensiva y continua pérdida de hábitat, han incrementado la tasa de extinción tanto en continentes como en las islas, donde la mayoría de las extinciones históricas han ocurrido.
La desaparición de especies animales y vegetales cuesta al año un 6% del Producto Nacional Bruto (PNB) mundial ’La economía de los sistemas ecológicos y de la biodiversidad’.
Los principales afectados por esta situación son los países empobrecidos, que generalmente no obtienen beneficio alguno del uso de sus recursos y de los conocimientos de sus comunidades indígenas por parte de los grandes grupos industriales para sus productos comerciales o sus nuevas medicinas.
Las comunidades locales tienen el conocimiento, la experiencia, la habilidad para vivir de una manera sustentable, porque lo han hecho de generación en generación y se preocupan por su presente y por el futuro”. Y lo más importante es que, a diferencia del mundo moderno, las comunidades indígenas no sólo le dan un valor material a la naturaleza, sino que también le dan un valor espiritual.
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