La soberanía y la dignidad de nuestra patria están siendo atacadas. No caben posiciones dubitativas al respecto: o se está por el Ecuador o se está por los intereses gerreristas del gobierno de Álvaro Uribe y del imperialismo norteamericano.

Luego de la invasión armada del Ejército del vecino país del norte, y de la masacre brutal que trajo consigo, en Colombia la derecha se une alrededor de su fascista líder, y los Estados Unidos advierten un total respaldo a este tipo de acciones.

En el horizonte se advierte el inminente riesgo de una ofensiva aún mayor, que involucre no solo a los grupos insurgentes de Colombia, sino también a los gobiernos que, según el eje Bogotá-Washington, son los protectores y colaboradores del terrorismo. Ésta se vuelve una gran oportunidad para iniciar una de esas guerras “preventivas” de George Bush, ahora contra la piedra en su zapato en América del Sur: Hugo Chávez. Y, por qué no, también para intentar matar otro pájaro de un solo tiro: el gobierno de Rafael Correo y todo el proceso de cambio que encabeza.

Pero, ¿qué sucede en nuestro país? Aquí, son los pueblos y los sectores democráticos, patrióticos y progresistas -que hacen parte de la tendencia del cambio-, quienes enarbolan la defensa de nuestra soberanía, pero son las fuerzas de la derecha, de las Cámaras del Producción, la banca y demás monopolios proimperialistas, quienes intentan generar dudas, reproducen el discurso de Uribe, le dan crédito.

Al iniciarse la semana, dos días después de los sucesos en la frontera norte, a quien primero invitó Jorge Ortiz para analizar el problema fue al ex canciller Heniz Moeller, responsable directo de la firma del ilegal y antipatria convenio que entrega la Base de Manta a las Fuerzas Armadas norteamericanas. Y lo más destacable en la información presentada en su canal: las versiones del jefe de la Policía colombiana que involucraban al ministro Coordinador de la Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, en supuestos acuerdos y respaldo a las FARC.

A pesar de las evidentes mentiras que Uribe dijo, estos sectores derechistas de nuestro país estuvieron dispuestos a creerle. En los sueños de estas fuerzas oscuras estará, también, una posible invasión norteamericana que termine con el germen socialista que intenta desarrollarse en el Ecuador.

Por estas razones, a esta hora se vuelve importante advertir que los pueblos del Ecuador no solo debemos enfrentar al imperialismo representado por su lacayo en Sudamérica, Álvaro Uribe, sino también a sus incondicionales en el Ecuador, que tratan de aprovechar esta oportunidad para desprestigiar al gobierno de Correa y para criminalizar la lucha popular.

La discusión de todo lo que tiene que ver con la problemática colombiana no es el punto más importante en este momento, sino la defensa de nuestra soberanía, que ha sido agredida y corre serio peligro de serlo aún más. Se requiere, por ello, una amplia y férrea unidad popular que enfrente la envestida imperialista y que más bien aproveche esta oportunidad para desenmascarar a los traidores de la Patria, a quienes siempre trataron de venderla a precio de gallina robada. Para que quede claro quiénes están por el cambio, por una Patria soberana y solidaria, y quiénes quieren una Patria sometida y sumisa.