Los Estados Unidos de América y Francia se han reconciliado para defender sus intereses imperiales en el Caribe. De una manera muy inteligente han organizado el golpe de Estado en Haití para derrocar al presidente Aristide, elegido democráticamente. Washington ha creado grupos armados dirigidos por el antiguo oficial golpista Guy Philippe después de haber dado también vida a una oposición de conveniencia ligada y comprometida con el antiguo financiero de la dictadura Duvalier: André Apaid.
Mientras que el intelectual francés Régis Debray y Veronique de Villepin-Albanel trataban de convencer a Jean-Bertrand Aristide para que presente su demisión. Definitivamente, la calle y el pueblo permanecen fieles a Aristide, en cuanto a los «rebeldes» nunca pudieron entrar a Puerto-Príncipe, la capital del país. Fueron las fuerzas especiales estadounidenses que temprano en la mañana desalojaron al presidente del palacio de gobierno.
«Domingo 29 de febrero 2004, Jean-Bertrand Aristide renunció a sus funciones de presidente de la República de Haití y fugó en un avión hacia una destinación desconocida. En pocos días, el caos se había expandido en todo el país y el pueblo cansado por la corrupción de su régimen, se sublevó contra él. Además los EE.UU. sospechaban Aristide de ser el nuevo padrino de la cocaína en el Caribe, apoyando por tal motivo también su caída. Los EE.UU. y Francia desplegaron una fuerza de interposición sin perder tiempo y antes que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vote por el envío de una fuerza multinacional». Este relato que acabamos de leer, no es nada menos que el escenario preparado por los servicios de «comunicación». La realidad en Haití es muy diferente.
El padre Jean-Bertrand Aristide fue elegido con una aplastante mayoría de votos, -67.5%,- en el año 1990. Siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la historia de su país. Él decidió también que René Préval sea su Primer Ministro.
La llegada al poder de un ex-sacerdote identificado con la teología de la liberación a la isla de Haití, la más cercana a Cuba, marcaba el comienzo del fracaso de la estrategia estadounidense para erradicar el comunismo en el Caribe. Aristide fue derrocado ocho meses más tarde, por el general Raoul Cédras y por el FRAP, los escuadrones de la muerte de Louis-Jodel Chamblain [1], quien gozaba del apoyo de la administración Bush padre. Para justificar esta operación, los golpistas declararon haber liberado el país y el pueblo de una dictadura que violaba gravemente los derechos humanos. Estas acusaciones no solamente nunca pudieron ser comprobadas sino que incluso debieron ser desmentidas más tarde.
Exiliado en los Estados Unidos, Aristide movilizó la burguesía negra para que venga en su apoyo y en apoyo de la «república negra». La CIA, en ese momento, intentó entonces desacreditarlo, presentándolo como un enfermo mental y difundió su expediente médico, que más tarde se comprobó como siendo documentos falsos. A pesar de todo Aristide gozaba día tras día de un mayor apoyo en el electorado negro estadounidense, a la inversa, el régimen militar en Haití de una impopularidad generalizada. Este hecho, condujo a Bill Clinton, nuevo presidente de los EE.UU. a romper con la brutal política de su predecesor y a negociar un compromiso.
Washington organizó la salida de la junta militar y el regreso del presidente legítimo al poder a cambio de la promesa de Aristide de no exacerbar la lucha de clases y más bien de reconciliar ricos y pobres; de no volver a criticar y estigmatizar el capitalismo como un «pecado mortal» pero más bien de aplicar las recomendaciones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aristide regresa así pues à Haití en 1994, en las «maletas de los GI’s» estadounidenses que lanzaban la operación «Restaurar la Democracia». Respetando así sus compromisos con Washington o traicionando aquellos que habían votado por él, ésta apreciación dependerá de los diferentes puntos de vista que uno se pueda hacer de este pacto. La Constitución de la República de Haití no autorizaba a dos mandatos consecutivos y fue por esta razón que su antiguo Primer Ministro, -René Préval,- se presenta como candidato del partido. Préval fue elegido con 88% de votos. El nuevo presidente no se sentía comprometido en lo absoluto con el pacto establecido entre Aristide y los EE.UU., por esa razón se retira del sistema económico liberal.
En octubre 2000, trece oficiales haitianos formados en Ecuador se aprovechan que René Preval efectúa un viaje en Asia, para darle un golpe de Estado, pero este intento fracasa. El jefe de estos sediciosos era el revoltoso mulato Guy Philippe quien se refugiará en la embajada de los Estados Unidos en Puerto-Príncipe. Cuando finaliza el mandato de René Préval, Aristide se presenta de nuevo y es elegido presidente con 91% de los sufragios pero con unas votaciones que contó con una gran abstención de los electores a consecuencia de la inestabilidad del país por los sucesos golpistas.
Aristide comienza nuevamente con su política anti-imperialista y exige sobre todo a Francia el pago o la devolución de 90 millones de francos-oro (franco: moneda francesa utilizada en aquella época) que fueron pillados por el gobierno francés a Haití entre 1825 y 1885 [2].
La administración Bush hijo toma la decisión a finales del 2002 de derrocar Aristide y para tal motivo consulta con Francia acerca de este tema. Estas dos potencias han querido siempre ejercer una tutela común en la isla. París toma la decisión de inmiscuirse en le «caso hatiano» sólo a mediados de julio del 2003. Un plan conjunto es elaborado para preparar el golpe de Estado en Haití.
Acto 1: la desestabilización «democrática»
Del lado estadounidense, la Fundación Nacional para la Democracia (NED) fabricó y apoyó la emergencia de la «oposición democrática» financiando a grupos de la «sociedad civil», mientras que el Subsecretario de Estado de los EE.UU., Roger Noriega [3] puso en funcionamiento un grupo de trabajo «para la restauración democrática» como la Brookings Institution (think-tank de la derecha estadounidense que anima una celula para la «democracia en Haití»).
Acto 2: la presión diplomática
Del lado francés, la operación es supervisada por el intelectual francés Régis Debray y Veronique Albanel. Esta última aparece bajo la cobertura de presidenta de la asociación Fraternidad Universal que desarrolla obras sociales en Haití y en cooperación con la Iglesia Católica. Esta intrigante mujer es además la hermana de Dominique de Villepin, el actual ministro de Relaciones Exteriores francés y esposa del general Baudoin Albanel de la división aérea de Francia.
El 15 de julio 2003, André Apaid [4], antiguo testaferro y financiero de la salvaje dictadura de los Duvalier [5] se convierte en el líder del Grupo de los 184 [6], este personaje organiza una provocación, organizando un mitin político en Cité Soleil (Ciudad-Sol), una barriada donde la mayoría son partidarios del presidente. André Apaid pide la protección de la Francia la cual envía agentes armados para que lo escolten y en presencia de Stéphane Grumberg, primer secretario de la embajada francesa. Como era de prever el mitin se transforma en confrontación y revuelta. Hay 6 muertos y 40 heridos por bala. Testigos oculares acusan a los guardias franceses de ser los únicos responsables de la matanza hecho que es desmentida por la embajada de Francia [7].
El 17 de diciembre 2003, à las 3 de la tarde, Régis Debray se presenta en el Palacio Presidencial para exigir la dimisión del presidente Jean-Bernard Aristide el cual se niega a tal cosa. Debray y Villepin-Albanel redactarán algunos días más tarde, un informe al ministro de Relaciones Exteriores francés, Dominique de Villepin. Se puede leer: «No nos contentemos solamente de hablar.
La salida del presidente Aristide no hará el país más próspero en un abrir y cerrar de ojos» (página 35). «Muchos se imaginan ver una rivalidad allí donde en realidad hay una complementariedad (entre los EE.UU. y la Francia), y si nuestros medios de influencia no se chocan, estos pueden y deben sumarse, para el bienestar de la nación haitiana. Incumbirá tal vez al presidente de la república (francesa), en todo caso al ministro de Relaciones Exteriores, de fijar así el juego, al mejor nivel posible, las modalidades y el espíritu de esta combinación. Una implicación más firme en Haití sólo es posible sin chocar con los intereses de los EE.UU. pero sobre con un espíritu de equilibrio y de previsión» (página 52).
Resumiendo, la misión es de derrocar al presidente Aristide para defender los intereses conjuntos del gran imperio estadounidense y del pequeño imperio francés. Pero la crisis iraquí y el contexto de la alianza franco-alemana en Europa, Berlín tiene que estar asociado a este acercamiento entre París y Washington para encontrar también su interés en su minúsculo imperio.
«Uno no puede impedirse de pensar a las ventajas, no solamente simbólicas, que significaría la apertura en Puerto-Príncipe de una misión diplomática conjunta de Francia y la República Federal Alemana, a la cual correspondería naturalmente una, al otro lado del Atlántico, por ejemplo la apertura de una misión germana-francesa a Windhoek, (en Namibia antigua colonia alemana en África), o en otro lugar» (página 57).
Los EE.UU. y la Francia ejercen presiones sobre diferentes países de la región para que no participen a las ceremonias del 200 Aniversario de la «primera república negra de América» [8], que se celebró el primero de enero 2004 en Puerto-Príncipe. Sólo el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, participó a esta manifestación desafiando así a las grandes potencias.
El 2 de enero, el Grupo de los 184 presenta una alternativa de transición para preparar e incitar la salida de Aristide. El 7 de enero, una manifestación degenera en revuelta. Washington acusa al gobierno de Haití de no ser democrático. El 13 de enero, el mandato de los diputados y de dos tercios de los senadores expiran, pero la oposición se niega a nombrar sus delegados a la Comisión Electoral. Aristide no puede organizar las elecciones. Se le acusa entonces de no querer organizarlas y de instaurar una dictadura.
Acto 3: la desestabilización militar
Fabricar una oposición «democrática» y hacer presiones diplomáticas no fueron suficientes para desestabilizar el país, entonces Washington pone en funcionamiento operacional un grupo armado en República Dominicana, bajo las ordenes de Guy Philippe. Estos «rebeldes» toman el control de varias ciudades y amenazan de marchar sobre la capital para tomarla. Rechazando a la vez diferentes propuestas de paz, sean del Episcopado o de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La oposición «democrática» del Grupo 184 mantiene un contacto permanente con el Secretario de Estado Colin L. Powell. Bajo sus instrucciones dicha «oposición» toma sus distancias con los «rebeldes» para quedar en capacidad de ejercer el poder sin tener que sentirse responsable por las exacciones o barbaries que puedan ser cometidas a su favor.
El 21 de febrero, el plan para una solución al conflicto propuesto por la comunidad internacional es aceptado por Aristide pero rechazado por la oposición que exige incondicionalmente su salida.
El 23 d febrero, tropas recién llegadas cruzan la frontera acompañadas por Louis-Jodel Chamblain. La agencia de noticias francesa AFP comenta: «En Puerto-Príncipe mucha gente piensa que el ejército dominicano a dejado pasar deliberadamente a los antiguos militares haitianos con el respaldo de los EE.UU., además de suministrarles la casi-totalidad de su material bélico, mantiene vínculos muy cercanos con su comando conjunto y el gobierno.
Recordemos que la República Dominicana fue el único país del Caribe que envió 300 militares a Irak ante el pedido de los Estados Unidos.» [9]
Acto 4: el secuestro
El 26 de febrero, Baudoin Jacques Kétant, un traficante de cocaína extraditado hacia los EE.UU. por Aristide y ante el pedido de la DEA es juzgado en Miami (Estado de Florida) [10]. En el marco de un arreglo judicial permitiendo al traficante de reducir su pena de condena de 27 años de reclusión, éste confiesa haber introducido más de 30 toneladas de cocaína a los Estados Unidos y declara: «Aristide es un barón de la droga que controla el tráfico de estupefacientes en Haití (...) Él ha transformado su país en el eje del tráfico de la droga».
El 29 de febrero, entre 2 y 3 horas de la madrugada, las Fuerzas Especiales de EE.UU. invaden el Palacio Presidencial y anuncian a Aristide que será enviado à Miami para ser juzgado por tráfico de drogas al menos que acepte de dimitir o que de contrario esperarán la llegada de Guy Philippe que ha recibido las ordenes y viene para matarlo. Aristide llega a comunicarse por teléfono con la conocida representante californiana Maxine Waters,diputada demócrata, para que ella pueda testimoniar e impedir así que se presente a la opinión pública como alguien que se ha «suicidado» al estilo Allende.
Bajo la amenaza de los fusiles M-16 y en presencia de James B. Foley, embajador de los EE.UU. y de Thierry Burkard, embajador de Francia, Aristide habría firmado una declaración de demisión preparada con anticipación por los golpistas «a fin de evitar un baño de sangre». En realidad, se sabe actualmente que Aristide rechazó de firmar tal documento y redactó más bien una unas pocas líneas sobre un papel a manera de despedida. Es después entonces, cuando las Fuerzas Especiales lo conducen al interior de un avión blanco, sin matrícula, con destino a Bangui, capital de la República Centroafricana en donde lo esperan agentes franceses de la seguridad.
En el momento que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es convocado de urgencia para decidir el envio de una fuerza de interposición de cascos azules de la ONU, los EE.UU. y la Francia, sin esperar la reunión, envían tropas.
En Washington, Otto Reich y el Sub-secretario de Estado, Roger Noriega, han supervisado el derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide. Ahora en adelante, la Comisión de Asistencia a una Cuba libre, que estos personajes animan, estudia la posibilidad de utilizar Haití como una base de avanzada para terminar con Fidel Castro dentro de cinco meses.
titre documents joints
Informe entregado al ministro de Relaciones Exteriores, Sr Diminique de Villepin, de la parte del Comité independiente de reflexión y de las proposiciones acerca de las relaciones franco-haitianas (en francés).
(WAV - 258.3 kio)
La República de África del Sud exige una Comisión de investigación internacional sobre el caso de Haití
El presidente de Haití Jean-Bertrand Aristide ha declarado a las autoridades sudafricanas haber sido secuestrado a la fuerza por las tropas de ocupación estadounidenses y francesas.
La República Sudafricana exige que se constituya una Comisión de Investigación Internacional a cargo de las Naciones Unidas para esclarecer el golpe de Estado en Haití.
Haiti : invasión y golpe de Estado
Por Alejandro Teitelbaum
Representante permanente de la Asociación Americana de Juristas ante los
Organismos de Naciones Unidas en Ginebra.
La historia de las intervenciones armadas de los Estados Unidos -directas o indirectas - en los países del continente americano, es casi dos veces centenaria.
Sólo en los últimos cincuenta años pueden citarse, aparte su participación más o menos directa y discreta en numerosos golpes de Estado :
– La invasión a Guatemala en 1954, desde Honduras, encabezada por el general Castillo Armas, promovida por la United Fruit, equipada y financiada por Estados Unidos ;
– La invasión -fracasada- a Cuba en abril de 1961, financiada y equipada por los Estados Unidos,
– La invasión de los " marines " a Santo Domingo en 1965 ;
– El golpe de Estado en Chile en 1973, promovido y financiado por el Gobierno de los Estados Unidos ;
– La invasión de los " marines " a Granada en 1983 ;
– El entrenamiento y aprovisionamiento de los " contras " de Nicaragua, basados en Honduras, en el decenio del 80 ;
– El golpe de Estado en Haití en 1991.
Cuando Aristide asumió el Gobierno en Haití en 1991, propuso aumentar el salario mínimo de 1,76 a 2,94 dólares por día. La Agencia para la Inversión y el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) se opuso a esta propuesta, diciendo que significaría una grave distorsión del costo de la mano de obra. Las sociedades estadounidenses de ensamblado radicadas en Haití (es decir la casi totalidad de las sociedades extranjeras) concordaron con el análisis de la USAID y, con la ayuda de la Agencia Central de Inteligencia, prepararon y financiaron el golpe de Estado contra Aristide (Haití After the Coup. A Special Delegation Report of the National Labor Committee. Education Fund in Support of Worker and Human Rights in Central America, New York, April 1993).
Como la reacción internacional (el embargo) y el caos interno paralizaron las labores de las sociedades estadounidenses en Haití, las tropas de ese país, con el aval del Consejo de Seguridad, restablecieran a Aristide en el Gobierno (y aseguraran al mismo tiempo la impunidad y un confortable retiro a los jefes militares golpistas).
La intervención actual en Haití es una variante de las intervenciones armadas directas llevadas a cabo por los Estados Unidos, esta vez con la colaboración de Francia y con el aval " ex post-facto " del Consejo de Seguridad.
Los grupos que desencadenaron las acciones armadas en el norte de Haití, compuestos en su mayor parte por bandas responsables de masacres de civiles, una de ellas hasta hace poco al servicio de Aristide, están significativamente bien armadas y entrenadas.
Es más que probable que sus bases hayan estado en la vecina República Dominicana :
El canciller haitiano Joseph Antoine y el Comisario de la Policía Nacional Haitiana realizaron una visita a la República Dominicana el 24 de octubre de 2002 para expresar al Gobierno dominicano su preocupación por la actividad conspirativa de refugiados haitianos en territorio dominicano (Diario Última Hora, Rep. Dominicana, 24/10/02).
El giro autoritario y represivo del Gobierno de Aristide, sumado a la gravísima situación social, a la que contribuyeron decisivamente las políticas impuestas por Fondo Monetario Internacional, exacerbó la crisis política y dio nuevos bríos a la oposición " pacífica ".
Esta situación creó las condiciones favorables para desatar la " lucha armada " de los " combatientes por la libertad " (según la expresión de Reagan refiriéndose a los " contras " nicaragüenses).
Las concesiones de último momento de Aristide, que se manifestó dispuesto a dialogar con la oposición civil y darle participación en el Gobierno, chocó con la inflexibilidad de ésta , que exigió la partida del Presidente, seguramente confortada por el avance de los grupos armados sobre Puerto Príncipe y la actitud de los Gobiernos francés y estadounidense.
Finalmente el 29 de febrero Aristide fue embarcado por los " marines " en un avión estadounidense que lo llevó a la República Centroafricana y horas después el Consejo de Seguridad adoptó una resolución " tomando nota "
de la " renuncia " de Aristide y autorizando el despliegue de una fuerza internacional en Haití , cuando los " marines " ya estaban instalados allí y habían echado al Presidente.
El candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, John Kerry, ha criticado al gobierno estadounidense por su política especto a Haití. John Kerry sabe de qué habla :
el Subcomité de Relaciones Exteriores sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales, que dirigía el senador John Kerry, hizo público un informe el 13 de abril de 1989, donde se documentaba que el Gobierno de los Estados Unidos había reclutado narcotraficantes, utilizaba sus aviones para aprovisionar a la contra nicaragüense, y que esos aviones iban a Centroamérica con armas y regresaban con drogas.
En un despacho fechado el 8 de marzo se puede leer :
El primer ministro de Jamaica, Percival Patterson, aseguró hoy que la Comunidad del Caribe (CARICOM) se rehúsa a participar en la fuerza multilateral internacional de Naciones Unidas para la crisis haitiana.
En un comunicado difundido por la cancillería se informó que Patterson, como actual presidente de CARICOM, explicó en profundidad al enviado especial de la ONU para Haití, Reginald Dumas, los esfuerzos del bloque regional por solucionar la difícil situación en la ex colonia francesa.
Destacó que este lunes se enviaría al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, un reporte sobre las discusiones sostenidas el pasado fin de semana entre Patterson y Dumas.
De acuerdo con la declaración, el premier jamaicano expresó desencanto con la evolución de los acontecimientos en Haití y explicó que CARICOM tomó varias decisiones, incluida la no participación en la fuerza multilateral desplegada en ese país antillano.
A raíz de la salida del poder del presidente Jean Bertrand Aristide el pasado 29 de febrero y ante las acusaciones del ex sacerdote católico acerca de que había sido víctima de ’un golpe de estado moderno’ orquestado por Estados Unidos, Patterson exigió una investigación seria sobre el asunto.
El presidente de CARICOM recalcó entonces que no se podía encontrar ninguna excusa al retiro anticonstitucional de cualquier dirigente, al tiempo que advirtió que lo ocurrido en Haití constituye un precedente muy peligroso para todos los dirigentes democráticamente electos y los gobiernos del mundo.
El 9 de marzo la Unión Africana ha estimado que la partida de Aristide del poder es inconstitucional y que constituye un precedente peligroso para toda persona elegida en condiciones regulares. (AFP, Addis Abeba, 9 de marzo).
Y el mismo 9 de marzo France Press informa :
WASHINGTON, le 9 mars (AFP) - Les Etats-Unis s’emploient à trouver un remplaçant pour le Premier ministre haïtien Yvon Neptune, a affirmé lundi soir le secrétaire d’Etat américain Colin Powell. M. Neptune était un proche de l’ancien président Jean Bertrand Aristide, parti il y a plus d’une semaine en Centrafrique, mais était resté en fonction.
(Los Estados Unidos se esfuerzan por conseguir un remplazante para el Primer Ministro haitiano Yvon Neptune, afirmó el lunes a la noche el Secretario de Estado americano Colin Powell. Neptune, quien conserva sus funciones, era un allegado del ex presidente Aristide, que partió hace más de una semana a la República Centroafricana).
Es decir, una vez más, como en muchos otros países, Estados Unidos se comporta en Haití como en territorio conquistado. Y sus tropas ya han comenzado a asesinar ciudadanos haitianos.
Esta situación, cuya gravedad han señalado con acierto el Presidente de la CARICOM y la Unión Africana , además de violar el derecho internacional y borrar de un plumazo la Carta Democrática Interamericana de 2001, supuestamente destinada a preservar la estabilidad institucional de los Estados del continente, no ha provocado reacción alguna de los Gobiernos latinoamericanos.
Al contrario, Chile ya ha enviado 328 militares y Brasil ha prometido tropas, avalando así una intervención más de los Estados Unidos en el Continente.
Brasil se ofrece para comandar el contingente internacional, olvidando que dicho comando ya lo ocupa Estados Unidos.
No se puede ignorar que este episodio forma parte de la política estadounidense de colonización militar y económica del continente, a través de intervenciones militares, bases, asesores militares ejercicios conjuntos, Plan Colombia, Iniciativa Regional Andina, Plan Puebla Panamá, Proyecto ALCA, TLCAN-NAFTA, tratados bilaterales, Tratado Centroamericano de Libre Comercio (CAFTA), etc.
Debería formarse una comisión de parlamentarios de América Latina y el Caribe para que investiguen sobre el terreno , es decir en Haití y en la República Dominicana, quién entrenó y armó a las milicias haitianas y también las condiciones en que Aristide dejó la Presidencia y el país.
Los gobiernos de América Latina deberían tomar ejemplo de la CARICOM y de la Unión Africana, cambiar de actitud y exigir el retiro de las tropas estadounidenses y francesas de Haití y su reemplazo por un contingente latinoamericano y caribeño en el marco de los procedimientos establecidos por la Carta Democrática Interamericana, es decir en consulta con las legítimas autoridades haitianas.
El Parlamento francés, por su parte, debería designar una comisión para que investigue el papel desempeñado por Francia en este asunto.
Lyon (Francia), 9 de marzo de 2004.
[1] Le FRAPH es sobre todo responsable del asesinato de Antoine Izmery (11 septiembre 1993), y de la ejecución del ministro de la Justicia Guy Malary (14 octubre 1993) y la masacre de Raboteau (23 abril 1994).
[2] Actualizada y aumentada de sus intereses correspondientes, esta suma representaría 21 mil millones de dólares actuales.
[3] Antiguo asistente parlamentario del senador de extrema derecha Jesse Helms, Roger Noriega a consagrado su vida a la destrucción de los teólogos de la liberación.
[4] Destinado a ser el peón de Washington en Haití, al Sr. Apaid se le ha otorgado la doble nacionalidad haitiana y estadounidense.
[5] François y Jean-Claude Duvalier, llamados «papa doc» et «baby doc», establecieron una dictadura anticomunista de 1957 a 1986.
[6] El grupo de los 184 reúne a los responsables de los sindicatos, de patronato empresarial y de la prensa, bajo la dirección de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), sucursal «directa» de la CIA.
[7] Una denuncia penal contra los funcionarios franceses deberá ser depuesta próximamente por el Dr. Gilbert Collard al nombre de las familias de las víctimas.
[8] El 4 enero 1794, la Convención suprime el esclavismo. El decreto se aplica a la colonia francesa de Haití. Pero el Primer cónsul de Napoleón Bonaparte, presionado por la familia de su esposa que posee importantes plantaciones en el Caribe, restablece el esclavismo. El esclavo negro y rebelde Toussaint Louverture, reclamándose de la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano de 1789, proclama entonces la Constitución autonomista. Bonaparte envía su cuñado, le general Leclerc, para reprimir a los rebeldes. Louverture, Dessalines et Christophe vencen a Leclerc. El 1ro de enero de 1804, la primera república negra de América es proclamada.
[9] Interrogaciones en Puerto-Príncipe sobre la entrada muy fácil de antiguos militares en Haití por el periodista Dominique Levanti, AFP Internacional, 23 febrero del 2004.
[10] Baudoin Jacques Kétant debía ser juzgado con el coronel Michel François. Este último fue el N°2 del régimen del general Raoul Cédras quien dio el golpe de Estado a Aristide. Hombre que trabaja bajo las ordenes de los EE.UU. Fue formado en la Escuela de las Américas, actualmente en fuga en Honduras.
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