Los recursos para ayudar al país más empobrecido de América fluyen lentamente. Mientras los programas y los capitales se demoran en trámites, en Haití se incrementa la miseria y el número de personas que no comen tres veces al día.
La ayuda internacional prometida a pocos días del sismo que devastara en enero de 2010 a Haití, que ascendió a 10 mil millones de dólares en 5 años, ha sido insuficiente. La ayuda otorgada por la conferencia de donantes no acaba de mostrar su eficacia y los resultados no son los esperados.
Ésa no fue la única cifra ofrecida a la arruinada nación caribeña: asociaciones de cooperación y organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, también hicieron sus promesas.
Cuando se supone que las primeras partidas de cuantiosos montos declarados para la reconstrucción de Haití deberían dar frutos, lo cierto es que aún no es visible la intensa etapa de reconstrucción y desarrollo anunciados. Y todo apunta a una espera interminable.
Ante esa realidad, recientemente el gobierno haitiano presentó un nuevo mecanismo para gestionar la ayuda externa al país, la cual, aunque “preciosa” y “considerable”, ha tenido resultados “insatisfactorios”, en palabras del presidente Michel Martelly.
Haití, el país más pobre del Continente Americano, impulsa en la actualidad ambiciosos planes de reconstrucción para superar una situación de crisis, que se vio agravada con el terremoto. Éste causó 300 mil muertos y una epidemia de cólera que ya ha matado a más de 7 mil 600 personas, a lo que se suman los daños del huracán Sandy, en 2012.
Entre 2010 y el año pasado, los donantes bilaterales y multilaterales consignaron 8 mil 170 millones de dólares en compromisos efectivos a favor de Haití en el ámbito de la ayuda humanitaria y al desarrollo.
De esos compromisos, el 75 por ciento fue asignado durante 2010 y supuso casi el 21 por ciento de lo otorgado a proyectos de ayuda humanitaria en ese periodo, según cifras oficiales.
En opinión de Martelly, “mientras Haití siga siendo frágil es necesario buscar una mejora sustancial y duradera de la coordinación y de la armonización de las intervenciones.
“Ningún país ha salido por sí sólo de la pobreza gracias a la caridad”, dijo al subrayar que la inversión es clave en su país, donde las oportunidades abundan en la agricultura y en otros sectores, como el de la energía.
FAO, respalda urgencia de ayuda internacional
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) pidió que aumenten las inversiones en el país caribeño, con el fin de fortalecer su capacidad de resistencia a largo plazo.
El director general de esa organización, José Graziano da Silva prometió, el 27 de noviembre pasado, el apoyo de la FAO a Haití con inversiones que tengan en cuenta las situaciones de crisis inmediatas y las causas profundas de la inseguridad alimentaria y la pobreza en el país.
El objetivo, dijo, es “hacer a los haitianos, especialmente a los campesinos, más resistentes al cambio climático y otros desafíos, pero sólo hay una manera de lograrlo, a través de la inversión. Si no invertimos, lo pagaremos el día de mañana”.
La FAO y el gobierno haitiano buscan 74 millones de dólares como contribución a la rehabilitación del sector agrícola tras el paso del huracán Sandy, la tormenta tropical Isaac, y la sequía que se produjo a principios de 2012.
Estos eventos provocaron daños colosales a la agricultura y a la pesca, lo cual habría aumentado, hasta octubre, a 2 millones los haitianos enfrentados a la inseguridad alimentaria y nutricional. A ello se suma que si no se aporta un financiamiento seria y concretamente, más del 60 por ciento de la población que obtiene su sustento de la agricultura, se verá amenazada.
Tan es así que la solicitud de fondos es urgente para ayudar a pequeños agricultores a sembrar para la cosecha de 2013.
Según cifras oficiales, el huracán Sandy fue el tercer desastre que afectó al país en el lapso de unos pocos meses; su impacto, combinado sobre el sector agrícola que representa el 25 por ciento del producto interno bruto de Haití y emplea a dos tercios de su población, se estima en 254 millones de dólares.
De ahí que los 74 millones de dólares solicitados para el sector agrícola se utilizarán en rehabilitar los sistemas de riego y las carreteras rurales.
Además, se destinarán partidas al tratamiento de riberas de los ríos, zanjas de riego y a las actividades asociadas al manejo de cuencas, lo que incluye la plantación de árboles para evitar las inundaciones.
También se prevé beneficiar la rehabilitación de la producción y el suministro local de semillas, fertilizantes y aperos agrícolas, la vacunación del ganado y el control de parásitos.
Similar apoyo recibirán la pesca y la protección de los manglares que salvaguardan las costas de Haití, así como el desarrollo de aptitudes, a través de la capacitación, para hacerle frente a los desastres naturales.
Entregas lentas, a pesar de las emergencias
Hasta la fecha, de los 74 millones de dólares, la FAO ha obtenido sólo 2.7 millones, con indicios de otros 5 millones o 6 millones en trámite por diferentes donantes.
Sin embargo, en colaboración con las autoridades del país caribeño, ya ha desarrollado acciones por valor de unos 10 millones de dólares, dirigidas a reanudar la producción agrícola y ganadera.
Otros planes en ejecución son la entrega de semillas de alto rendimiento y materiales para la plantación, implementos y la atención veterinaria, así como la formación en técnicas agronómicas mejoradas y cría de ganado.
Destacado ha sido el trabajo en la reforestación, mejoramiento de cuencas hidrográficas, construcción de instalaciones de almacenamiento de agua y capacitación de los agricultores en el uso sostenible de la tierra y el agua.
La FAO también impulsa proyectos de agricultura urbana, que proporcionan a los residentes en la ciudad alimentos frescos y asequibles.
Sus funcionarios y asesores han ayudado al gobierno en la preparación de su política de desarrollo agrícola 2010-2025, el Plan Nacional de Inversión Agrícola hasta 2015 y el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Sólo falta que la comunidad internacional escuche los llamados de la FAO y los haitianos para que esos y futuros programas contribuyan a la seguridad alimentaria de un pueblo tan necesitado.
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