La prensa atlantista y la de los países del Golfo se focalizan en la moción del Parlamento árabe que reclama la retirada de los observadores desplegados en Siria ya que su presencia en el país sirve de aval a la versión de los hechos expresada por el gobierno de Bachar al-Assad.
Es importante señalar lo siguiente:
– El Parlamento árabe es un órgano de consulta de la Liga Árabe. Si se le califica de “Parlamento” es únicamente porque lo componen 4 parlamentarios por cada uno de los 22 países miembros de la Liga Árabe, pero ese órgano no dispone en realidad de ninguno de los poderes legislativos ni de control característicos de un verdadero parlamento;
– Cerca del 25% de sus miembros no deben su mandato como parlamentarios al sufragio universal de sus pueblos sino que han sido simplemente nombrados por los soberanos de sus países respectivos;
– El Parlamento árabe fue el primero en exigir el despliegue de los observadores cuya retirada está pidiendo ahora;
– El Parlamento árabe fue también el primero en exigir la adopción de sanciones económicas contra Siria. Dichas sanciones fueron adoptadas como medio de preparar la guerra y su posterior levantamiento tuvo como objetivo permitir el despliegue de los observadores.
Dos meses atrás, los militantes anti-Assad clamaban por el despliegue de los observadores de la Liga Árabe para que estos dieran fe de la crueldad de la represión. A su llegada a Siria, los observadores comprobaron la muerte de más de 2000 soldados y, a pesar de un total desacuerdo en cuanto a la cantidad de víctimas civiles y las circunstancias de sus muertes, la versión de la cruel represión desatada contra pacíficas protestas se ha vuelto insostenible. Así que los anti-Assad exigen ahora la retirada de los observadores, porque estos últimos han desmentido su versión de los hechos.
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