Nela Martínez Espinosa nace el 24 de noviembre de 1912. Hija de César Martínez Borrero y de Enriqueta Espinosa Espinosa. Su educación primaria la realiza en la Escuela de las Religiosas Dominicanas desde los 5 a los 11 años, la secundaria en el Colegio de los Sagrados Corazones entre los 12 y 17 años, en la ciudad de Cuenca. A esa edad descubre en librerías a José Carlos Mariátegui. Compra y lee Amauta y sus 7 Ensayos. Adquiere noción del marxismo y se vuelve atea. Lee incansablemente a los clásicos y a los prohibidos por el “index” de la Iglesia.
A sus 18 años y después de breve estadía en Guayaquil, se relaciona con los escritores de “Los que se van”. Luego de la pérdida de la hacienda Coyoctor de su familia, a causa de la crisis y garantías a la Iglesia Católica, -que son negadas por el Obispo- obtiene permiso de su padre y viaja a la ciudad de Ambato en donde un inspector de secundaria, que la conocía en el colegio y leyó algunos de sus trabajos literarios, la nombra profesora de una escuela nocturna para niños pobres. La única pedagogía que conoce es la de su solidaridad con esos menores, todos o casi todos trabajadores domésticos.
Corre 1932 y en Ambato se da una huelga general de trabajadores. Nela se adhiere, colabora con ellos se integra al pequeño núcleo comunista, causando la admiración de los propios camaradas, pues era la única mujer entre ellos, dando así inicio a su larga carrera de militante y activista, concurriendo a los sindicatos y ayudando en las reclamaciones obreras. Ese año participó en la huelga de los matarifes y sufrió la brutal represión policial, tenía solamente 21 años de edad; luego ingresa al Partido Comunista, razón por la que es cancelada de su cargo.
Viaja a Guayaquil y junto a Joaquín Gallegos Lara, con quien se casa, se dedica al trabajo del Partido con los obreros y los campesinos: educación política, secretariado, redacción de manifiestos, periódicos, etc.
En 1935 es nombrada representante de su provincia Cañar, en la primera organización de unidad de izquierda que se reúne en Quito, las tareas políticas inherentes la obligan a quedarse en esa ciudad. Desde 1936 participa junto a intelectuales y trabajadores en solidaridad con la República Española atacada por el facismo.
En 1939 su militancia y su trabajo en la primera organización de mujeres con proyección política, Alianza Femenina Ecuatoriana (AFE), a tiempo completo y con un modesto empleo que le permite vivir, hace que pueda ligarse a las trabajadoras e intelectuales que por primera vez intervienen colectivamente en la izquierda ecuatoriana. Vale la pena destacar dentro del trabajo desarrollado por AFE, la creación de las primeras escuelas indígenas en Cayambe, semilla de los posteriores líderes del movimiento indígena en nuestro país.
En 1941 forma parte del grupo de los organizadores del Comité del Movimiento Popular Antitotalitario (Antinazi) cuyo objetivo era combatir la propagación de esas peligrosas ideas en Ecuador, allí fue electa como Secretaria de Organización y Propaganda.
En enero de 1942 se intensifica la campaña antifascista para la Defensa de la Democracia y en febrero concurre a la primera Conferencia Nacional Antifascista en Guayaquil, para, en marzo de ese año, iniciar la publicación del periódico Antinazi, que logra salir con un total de 36 números hasta 1944.
Como militante del Partido había sido nombrada Miembro del Comité Ejecutivo y del Comité Central, militancia que también se manifestaba en el acompañamiento y trabajo con los indígenas ecuatorianos. Dentro de esta línea de actividad sale a Colombia acompañando a Dolores Cacuango para estar presentes en la reunión que convocaba Lombardo Toledano quien tenia la aspiración de organizar a todos los trabajadores de AL. Desde esas fechas no es posible hablar de la organización del movimiento indígena ecuatoriano sin recordar los constantes aportes teóricos y prácticos entregados por Nela Martínez.
En 1943 se integra a las filas de Acción Democrática Ecuatoriana para luchar contra los abusos y el despotismo del Presidente Arroyo del Río, además de una actividad muy intensa en la Confederación de Trabajadores del Ecuador, originalmente una organización de intelectuales y obreros.
La revolución del 28 de mayo de 1944
Llega la revolución del 28 de mayo de 1944. Ante la ausencia de los dirigentes y la exigencia de los estudiantes, trabajadores y pueblo para llegar al Palacio de Gobierno, Nela toma la decisión de avanzar. Después de haber recibido las armas de los carabineros y los militares, con la seguridad de que no iban a usarlas entre ellos ni contra el pueblo, se toma el Palacio de Gobierno y desde ese puesto de dirección ordena la liberación de los presos políticos y en cierta medida la organización del país entero en relación con las provincias. La conquista es abortada por la traición de Velasco Ibarra quien en contubernio con la derecha y el partido liberal había nombrado ya su gabinete. Nela dándose cuenta de la situación sale del palacio, rechaza el ofrecimiento de cargos públicos por parte del presidente y regresa a su hogar en el que se entera, al cabo de unos días, que su modesto puesto de trabajo había sido suprimido.
Se queda en la desocupación pero continúa la lucha política. A fines de 1946 viaja en representación de Alianza Femenina Ecuatoriana al Congreso Internacional de Mujeres Latinoamericanas que se celebró en Guatemala y donde por primera ocasión la mujer condenó la utilización de la bomba atómica.
Al finalizar las sesiones aceptó la invitación de sus camaradas para permanecer en suelo guatemalteco ayudando a conformar el Partido Comunista en esa nación.
El 47 viaja por Centroamérica, dicta numerosas conferencias para organizar a las mujeres, es testigo presencial de las cruentas dictaduras de Carías Andino en Honduras, Molina en el Salvador y Somoza en Nicaragua. Termina su gira en Panamá y se ve obligada a volver al Ecuador en 1948 cuando en Guatemala su correspondencia estaba ya registrada por los militares y corría peligro su vida. Del pueblo guatemalteco Nela dice: “conocí a esa inmensa humanidad que había estado silenciada, de gente extraordinaria, de los que después solo supe que todos, todos, están muertos, arrojados a los volcanes, al mar o enterrados. Guatemala era un pueblo adolescente, que quería crecer e ingresar a la lucha política, esa inmensa humanidad limpia y pura fue liquidada”.
La lucha por España, contra el fascismo y contra la estrenada bomba atómica, hacen que en 1949 sea delegada al Primer Congreso por la Paz en París. Conoce Cuba antes de la Revolución, pues los Estados Unidos le negaron la visa para viajar por ese país hacia Francia. Se queda un año en Europa. Viaja y participa con la Federación de Mujeres en Polonia, Checoslovaquia, URSS, Italia y otros países de Europa en la organización y desarrollo de las mujeres antifascistas y por la recolección de firmas -mundial- contra la amenaza de la guerra atómica.
Participa en Milán en el Congreso de Trabajadores como delegada por Ecuador.
De regreso a Quito escribe con su nombre o seudónimos en cuantas revistas y periódicos le acepten, aparte de su dedicación a las publicaciones del Partido y al trabajo político con los trabajadores. Comienza su activa solidaridad con la causa de la revolución cubana, y da su mesa y techo a varios miembros del Movimiento 26 de Julio que pasan por el país, así como a los desterrados españoles y guatemaltecos.
La solidaridad con Cuba
Llega el año 59 y con él, el triunfo de la Revolución Cubana y la constante lucha imperialista por desconocerla. En 1963 ante las amenazas de dictadura militar y en el respaldo a Cuba, que tenía todavía relaciones con Ecuador, se organiza Unión Revolucionaria de Mujeres y se publica Nuestra Palabra. La adhesión al Gobierno Cubano y a su revolución antes y después de su triunfo, hacen que ante URME, el último embajador de Cuba, al descender su bandera en la Embajada, la entregue a Nela Martínez quien la guardará durante 18 años hasta el restablecimiento de esas relaciones por las que URME lucho ardientemente.
En Nuestra Palabra la defensa de Cuba contra el bloqueo y las amenazas de guerra es una constante. Además la organización de la solidaridad con Cuba y la difusión de los logros de su revolución, cuya dirección tuvo Nela Martínez por más de veinte años, son parte fundamental de su quehacer político y humano.
Antes su lucha fue por España y en la organización del movimiento antifascista. La década del 70 se ve volcada hacia la organización del repudio a las dictaduras militares en América Latina y salvando vidas de los perseguidos del Sur. A partir del año 73 la casa de Nela se ve pintada de los colores de América; refugiados Chilenos, Argentinos, Uruguayos, Peruanos, Bolivianos, Venezolanos encuentran en Nela y Raymond Meriguet (incansable luchador y revolucionario antifascista con quien Nela contrajo matrimonio en 1950 y que falleció en 1988) el puerto seguro de vida, con la misma calidez que permitió que al lejano y cercano Vietnam llegue un buque cargado de arroz solidario juntado grano a grano por esta incansable internacionalista.
Años más tarde no vio cumplido su empeño de enviar otro barco de petróleo a Cuba, sin embargo el dinero recogido fue utilizado en la compra y envío de medicinas.
En el año 77 junto a Manuel Benjamín Carrión y otros intelectuales funda el Instituto Cultural José Martí. En el año 79 tiene la enorme satisfacción de ver coronada exitosamente su lucha por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de nuestros dos países. A los 18 años Nela devolvió la bandera cubana que nunca había dejado el suelo ecuatoriano a que reciba el sol de libertad que le pertenecía en la mitad del mundo. Preside también la Coordinadora de Solidaridad con Cuba. Asiste a numerosos eventos en el exterior para causas internacionalistas.
Huelga decir el compromiso asumido frente al triunfo de la revolución Nicaragüense, a la solidaridad con la lucha de los pueblos salvadoreño y guatemalteco y a su adhesión y compromiso militante frente a todos los procesos de liberación, actitud indeclinable que junto a su prolífica pluma la hace merecedora a un sinnúmero de reconocimientos de Universidades, Gobiernos Municipales, Casas de la Cultura, grupos de mujeres, organizaciones indígenas y sindicales, entre los que guarda con especial cariño la orden “Ana Betancourt” entregada por el Consejo de Estado de la República de Cuba en marzo del 93.
La oposición la guerra de dominación que se prepara en América Latina
Actualmente promueve en el país la oposición a la entrega de la Base Militar de Manta a los Estados Unidos y al Plan Colombia que encubre la guerra de dominación imperialista que se prepara en América Latina. Es miembro de la direcciòn del Frente Continental de Mujeres.
En Nuestra Palabra en marzo del 63 así saludó al Primer Congreso de Solidaridad con Cuba: “Cuba está en nuestros sueños de construir un mundo mejor para nuestros hijos y saludamos su victoria contra las agresiones y su resuelta firmeza, que es garantía de un futuro feliz para todos los pueblos latino-americanos, a la vez que afirmamos nuestra solidaridad y adhesión al Gobierno y el pueblo cubano, a sus admirables mujeres, ejemplo de patriotas y de luchadoras heroicas por la Paz y la Independencia”. La cita sigue vigente en la historia y el pensamiento de Nela Martínez.
Ha escrito durante su vida, con fina pluma, con principios inclaudicables e irrenunciables, con un profundo compromiso de amor con los màs pobres de su Patria y el Mundo, numerosos artículos de caracter literario y político aparecidos en diversas publicaciones del país y América, concluyó y publicó la novela Los Guandos iniciada por Joaquín Gallegos Lara; una cantidad de sus poemas han sido publicados y otros muchos permanecen inéditos, así como cuentos y relatos de enorme valía. Algunos de sus trabajos sobre la vida de la más importante mujer del siglo XIX, como llamara Garibaldi a la Coronela del Ejército Libertador Manuelita Sáenz, vieron luz en una recopilación de reciente edición.
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