Una delegación de la Unión Africana logró reunirse, el domingo 10 de abril de 2011, con el coronel Muammar el-Kadhafi en Trípoli. Al término de las conversaciones, el jefe de la delegación, el presidente sudafricano Jacob Zuma, indicó a la prensa que el líder libio aceptó la «hoja de ruta» que pudiera permitir la solución de la crisis.
La delegación de la Unión Africana, en la que además del secretario general Jean Ping y del ya mencionado presidente de Sudáfrica figuraban también los presidentes de Mali, de Mauritania y del Congo –Amadou Toumani Touré, Mohamed Uld Abdel Aziz y Denis Sassou Nguesso– partió entonces para Benghazi, para reunirse allí con el Consejo Nacional de Transición.
El Comité ad hoc de la Unión Africana había redactado la «hoja de ruta» en Nuakchot el 19 de marzo, o sea el día mismo del comienzo de las operaciones militares de la coalición.
El documento fue adoptado el 23 de marzo por el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana.
Desde esa fecha, la Unión Africana venía tratando desesperadamente de viajar a Trípoli, pero la coalición (occidental) le impidió hacerlo. Numerosas gestiones diplomáticas fueron necesarias, entre ellas recurrir al secretario general de la ONU para que coordinara con la OTAN, antes de obtener la creación de un corredor aéreo para la delegación de la UA.
Los dirigentes occidentales han repetido constantemente a la opinión pública de sus respectivos países que las operaciones militares contra Libia contaban con el apoyo de la Unión Africana, cuando en realidad la UA denunciaba el uso de la fuerza, boicoteaba las cumbres que organizaba la coalición en París, el 19 de marzo y en Londres, el 29 de marzo, y acusaba a la OTAN de ir más allá del mandato concedido por la ONU.
El hecho es que la OTAN bloqueó las negociaciones y se entregó a 18 días de salvajes bombardeos. Como era de prever, desgraciadamente, los consejeros occidentales de los rebeldes libios instigan ahora a estos últimos a rechazar la «hoja de ruta».
El Consejo Nacional de Transición exige por lo tanto como condición previa a toda «negociación»… la capitulación del coronel Kadhafi.
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