Adolfo Lanyi nos narra de manera simpática, amena y jocosa las visicitudes de miles de peruanos que decidieron marcharse un día al Japón en busca de El Dorado oriental.
© Foto Agencia IPI

Cuando leí el libro de Adolfo Lanyi no podía parar de reír y al mismo tiempo de estar apenado y sorprendido por las increíbles aventuras de miles de los peruanos en el Japón.

Por momentos creía estar en el mundo de Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, la sola diferencia es que las historias de Lanyi son la cruda realidad de miles de trabajadores peruanos inmigrantes en el Japón.

Las crónicas de su libro no sólo son amenas de leer sino que nos enseña que las diferencias mentales y culturales que existen entre los pueblos no son fáciles de vencer.

Usted podrá leer algunos capítulos del libro. Ver abajo.

Presentación

Adolfo Lanyi nació en Satipo, departamento de Junín en el Perú. A la edad de once años su familia se establece en la región de Ayacucho donde va a cursar la secundaria. En 1970 viaja a Lima para estudiar en la Universidad de San Marcos donde se gradúa en sicología. Realizando prácticas en Puno, ciudad a orillas del lago Titicaca, va a conocer a Ofelia Hoyakawa, su futura esposa, quien es socióloga e hija de emigrantes japoneses, o sea una nisei como suele llamarse en el lenguaje de la diáspora nipona.

Adolfo nos señala que era una moda a finales de los años 80 y comienzos de los 90 marcharse al Japón dentro de la colonia residente en el Perú. Las razones: la mala coyuntura económica y la inseguridad que vivía el país en esa época.

Adolfo Lanyi: "Nos metimos en la ola y decidimos partir al Japón, donde vivimos desde 1991 a 1999..."

¿Era difícil obtener los visados para marcharse al Japón?

El gobierno japonés tenía hasta esa entonces leyes muy severas de inmigración pero la demanda de mano de obra en el Japón va a ablandar la ley y se da la opción a que los hijos o nietos de los inmigrantes japoneses e incluso las personas casados con ellos puedan ir al Japón a establecerse.

Al principio daban una visa técnica durante seis meses. Más tarde el Japón comienza a fijarse en el Perú y llegan contratistas a Lima.

¿Quiénes eran esos contratistas?

Adolfo Lanyi en la fábrica japonesa.

Son japoneses que han aprendido un poco de castellano y que vienen a buscar gente como mano de obra para las fábricas japonesas. Una empresa tan grande como la AJINO que produce ómnibus, camiones, autos, necesita mano de obra, o sea, hacían contacto con unas agencias de viajes en el Perú o sino con alguien que conocían y entonces enviaban a alguien del Japón. Un sistema de enganche para resumir, Ponían anuncios sobre todos en los diarios de la colonia japonesa como Nipón o Prensa Nikkei.

¿Qué ayuda ofrecían los contratistas?

Te apoyaban financieramente, con los trámites en la embajada japonesa y el pasaje. Una vez llegado al Japón de daban un apartamento y contrato de trabajo.

Pero... ¿cómo demostrar que eras un descendiente de japonés?

Con el koseki que es el equivalente de la partida de nacimiento.

Pero si tu esposa nació en el Perú ella tenía una partida de nacimiento de las autoridades peruanas y no un koseki...

Pero su padres estaban inscritos en un koseki, es un árbol genealógico. En Japón las partidas no son individuales sino que se inscriben dentro de la familia. Es la familia la que tiene el apellido. Cuando se casa una persona hace koseki con la esposa y todos los hijos que van a nacer se inscriben dentro de esa partida general. Entonces tu escribías a la municipalidad en Japón y allí figuraba el nombre del abuelo y los hijos que habían nacido. Para los inmigrantes japoneses que llegaron al Perú, ellos inscribían a sus hijos a partir de la embajada japonesa.

En tu libro hablas de «niseis bambas» o falsos descendientes de japoneses. ¿Quiénes son?

Son peruanos que han traficado los documentos, la necesidad hacía que mucha gente emigre en busca de mejores condiciones y no hay reparo de ningún tipo. Por ejemplo, un descendiente de japonés había tenido un hijo y se le había muerto, entonces alguien al tanto se le acercaba y le decía: "mire, me gustaría figurar como su hijo... tengo veinte años mi edad coincide con la fecha de su hijo fallecido, quisiera que me adopte".

O sea, para que la trampa funcione y para que el falso nisei pueda ser credíble tenía que contar con la ayuda de un verdadero nisei que negociaba esto...

Adolfo Lanyi enseñó el castellano en escuelas japonesas.

Cierto. Parte de la culpa recae sobre los descendientes de japoneses que han vendido su apellido. Por otro lado había la opción de la gente que pedía «matrimonios en blanco» o arreglados y obtenían la visa necesaria para emigrar.

Las autoridades japonesas ¿cómo se dieron cuenta que había falsificaciones?

Porque muchos descendientes de japoneses vendieron su koseki y estos se volvieron a revender y esto generó una mafia organizada. Para las partidas de nacimiento existen las rectificaciones judiciales, igualmente para los kosekis, entonces, cada vez los kosekis sufrían rectificaciones donde se añadían nuevos nombres, o personas adoptadas a tal punto que el consulado del Japón en el Perú emitió un aviso que declaraba que las adopciones sólo se permitían hasta determinada edad. Aparecían hijos de emigrantes japoneses del aire y de cualquier parte, como por arte de magia.

¿La prensa peruana denunció esos abusos?

Sí, pero nadie creía o prestaba atención.

¿A qué ciudad del Japón llegaste?

La agencia de viaje en el Perú con su contacto nos informó que había un contratista que necesitaba gente y que pronto iba a salir un grupo de veinte personas para el Japón. Así que nos inscribimos y viajamos con el dueño de la agencia de viajes hasta Osaka quien nos presentó el contratista. Nos mostraron los apartamentos y la fábrica donde trabajaríamos.

¿Cómo aprendiste el idioma?

Lo aprendí estudiando poco a poco. Conocimos una voluntaria japonesa que nos dio las primeras lecciones. Sólo pretendíamos aprender el japonés oral porque el escrito es muy difícil. Mi esposa también hablaba muy poco la lengua de sus antepasados.

¿Y qué hacían con los niños?

Bueno ellas fueron al colegio y aprendieron rápido el idioma, aunque al principio no entendían nada de lo que le decían y fue muy duro.

Tienes una idea de cuantos peruanos residen en el Japón

Sí, hay estudios y cifras de esa emigración. Tengo un amigo sociólogo que ha escrito un libro sobre este tema. Actualmente oscila entre 45 000 y 50 000 los peruanos que viven en Japón.

¿Hay focos de concentración en la inmigración?

Sí, sobre todo en las zonas industriales, alrededor de Tokyo en Kaganawa-Kawasaki, al norte de Japón es donde se concentra la mayor parte de la gente.

Cual es la imagen del peruano en el Japón ¿Las falsificaciones y trampas empleadas por peruanos sin escrúpulos ha afectado el conjunto de emigrantes?

La imagen del tramposo es una imagen que ha quedado felizmente sólo en los despachos administrativos de la migración japonesa. El peruano tiene la reputación de ser gente trabajadora. Eso sí es afirmativo y rotundo y yo lo puedo asegurar. Y eso me llama la atención, porque cuando estamos fuera del Perú, a pesar que no es el estilo en nuestra patria, trabajamos fuerte y en este caso mucho más que los japoneses.

Llegaron a compenetrarse en la sociedad japonesa?

No, es muy difícil. Por el estilo de vida. Es una sociedad muy vertical, con reglas muy estrictas de vida y el peruano lo logra aceptar ese modelo tan rígido, tan estricto, tan severo.

¿Y los japoneses aceptan al peruano?

Hasta cierto nivel. Para resumir, es una compenetración muy superficial, de necesidad, algo muy funcional.

¿Qué saben de Fujimori?

Respecto al tema de Fujimori creo que mucha gente del Japón se identificaba con él y se enteraban al mismo tiempo que existía el Perú porque un descendiente de japoneses era su presidente.

El divorcio de Fujimori con Susana Higuchi, que fue una cosa pública, fue escándalo en la sociedad japonesa.

Si las autoridades lo protegen actualmente, no creo que el pueblo tome parte a favor de él, sobre todo ahora que su comportamiento y mandato como presidente está en tela de juicio.

¿Por qué, no hay divorcios en el Japón?

Sí, actualmente mucho, pero como es una sociedad conservadora, es algo bastante tabú hasta hoy en día.

Adolfo Lanyi muchas gracias por responder a nuestras preguntas

De nada y gracias igualmente por la entrevista.

Lea algunos capítulos del libro

SÍ, MI ABUELO ERA JAPONÉS

Palabras Necesarias

SÍ, MI ABUELO ERA JAPONÉS

Koseki (partida de nacimiento)

SÍ, MI ABUELO ERA JAPONÉS

Viva el ryo, viva la vida