El precio del petróleo alcanzó el día 20 una nueva marca a la apertura de la jornada, apoyado en el creciente temor de una insuficiente capacidad de refinación para enfrentar la demanda de derivados.

En el New York Mercantile Exchange, la cotización del West Texas Intermediate (WTI) experimentó un avance de 76 centavos (1,3%) y llegó al récord de 59,23 dólares el barril en los contratos para entrega en julio.

Similar tendencia se apreció en el International Petroleum Exchange de Londres, con un avance de 82 centavos (1,4%) en el valor de la calidad Brent para entrega en agosto, hasta 58,50 dólares la unidad (de 159 litros).

Una vez más, las versiones acerca de la falta de capacidad de las refinerías con vistas a actuar ante el esperado incremento en el consumo de China y Estados Unidos resultó detonante en la escalada del oro negro.

Para los analistas, en los mercados se aprecia una tensión extrema que podría incluso llevar los precios hasta los 60 dólares el barril, sin que hasta el momento se aprecien señales de cambios en ese panorama.

A ese panorama se añade la decisión de la compañía Royal Dutch Shell de cerrar para reparaciones una unidad de craqueo catalítico en la refinería de Deer Park (Texas), la sexta en importancia de Estados Unidos.

La medida llega en un momento donde se aprecia un importante aumento en el consumo de derivados como la gasolina, el diesel y el combustible de aviación.

Durante la pasada semana las cotizaciones del crudo registraron un alza de 9,2%, sin tomar en cuenta la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de elevar las cuotas oficiales de extracción hasta los 28 millones de barriles diarios (sin tomar en cuenta a Irak).

Los expertos advirtieron que a nivel global los productores de hidrocarburos operan casi al máximo de su potencial, por lo cual cualquier señal de interrupción en el bombeo o el procesamiento provoca fluctuaciones en los mercados.