Tras haber bombardeado un poblado paquistaní cerca de la frontera afgana, la administración Bush no ha presentado sus excusas a Pakistán. El ataque tenía por objetivo el número dos de Al Qaeda, Aymin al-Zawahiri y falló su blanco aunque golpeó a algunos de sus hombres, pero también mató a una docena de aldeanos paquistaníes, entre ellos mujeres y niños. Un ataque anterior había causado la muerte de ocho personas más. El gobierno paquistaní protestó por la forma, pero la administración Bush no expresó el mínimo pesar. Habría sido bueno que los medios de información abordaran más nuestra actitud, deplorable para nuestra imagen. En efecto, esos ataques acabaron por completo con la simpatía que había despertado nuestra ayuda a las víctimas del temblor de tierra del mes de octubre.
La colaboración de Pervez Musharraf a la guerra contra el terrorismo no siempre ha sido satisfactoria, pero ha sido fructífera. Las autoridades paquistaníes han detenido a la mitad de los agentes de Al Qaeda. Sin la cooperación del ejército paquistaní, el apoyo de los pachtunes paquistaníes a los talibanes sería incontrolable. Ahora bien, debido a sus acciones, los Estados Unidos han hecho más difíciles las operaciones militares paquistaníes en la frontera. Al ayudar a los Estados Unidos, Musharraf se hace impopular. Es de lamentar que el único que manifestó su pesar en este asunto fue John McCain, y también sus palabras fueron ambiguas. Hay que velar porque nuestras acciones en la guerra contra el terrorismo no debiliten a nuestros aliados.

Fuente
Christian Science Monitor (Estados Unidos)

«The US should express regret for lives lost in Pakistán airstrike», por Anatol Lieven y Rajan Menon, Christian Science Monitor, 19 de enero de 2006.