El 13 de febrero de 2006, en declaraciones a la radio RMC-Info minutos antes de que el Observatorio Nacional de la Delincuencia presentara su informe, el ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, se pronunció por la creación de un registro nacional sobre los orígenes étnicos de los delincuentes. La declaración del Ministro legitima de forma implícita la explicación del comportamiento contrario a las normas sociales mediante el origen étnico de los culpables, una de las teorías en las que se fundamenta la doctrina de «Tolerancia cero» [1], aplicada en Nueva York por el alcalde republicano Rudolph Giuliani, y a la que Sarkozy se refiere a menudo.

Como tantas veces ha pasado anteriormente cada vez que Sarkozy hace anuncios espectaculares, una cuidadosa preparación mediática del terreno había tenido lugar por adelantado [2] con el objetivo de dar la mayor repercusión a sus declaraciones. En ese sentido, el ministro del Interior había hecho ya un primer ensayo al referirse, el 24 de enero de 2006, al « muy preocupante fenómeno » de «bandas constituidas sobre la base de criterios étnicos con una violencia endémica» en un discurso pronunciado en ocasión de las felicitaciones de Año Nuevo del sindicato policiaco Alliance. Posteriormente, su nueva intervención radial fue ampliamente anunciada en la prensa durante los días que la antecedieron, lo que otorgó un carácter excepcional a algo que no debía pasar de ser otra cosa que una más de las múltiples intervenciones de este mediático ministro. Lo más interesante es que la problemática que desarrolló Nicolas Sarkozy sobre la necesidad de registrar los orígenes étnicos de los delincuentes ya había sido ampliamente resaltada por los semanarios franceses Le Point y L’Express, durante las semanas anteriores a su intervención.

En su edición del 2 de enero de 2006, Le Point publicó una serie de trabajos dedicada especialmente a la ola de violencia que sacudió ciertos barrios populares a través de Francia en noviembre de 2005 [3]. Este semanario reflejó ampliamente la visión de motines de carácter étnico o de hechos violentos ligados a los orígenes de quienes los cometen, tema recurrente en esa publicación. A la semana siguiente, L’Express dedicó también una serie especial de artículos a la delincuencia [4], serie que dedicaba amplio espacio al origen étnico de los delincuentes [5]. Dejando completamente de lado la dimensión social de la delincuencia, este semanario prefirió basarse en declaraciones de policías no identificados para clasificar a los delincuentes según sus orígenes étnicos y establecer vínculos entre los diferentes tipos de crímenes y la procedencia étnica de quienes los cometen. Según esos artículos, los negros franceses son esencialmente violentos mientras que los franceses de origen árabe tienden más bien a la creación de bandas y a dedicarse al tráfico de droga. L’Express no hace más que retomar estereotipos racistas, desgraciadamente corrientes en la sociedad francesa, mientras afirma que se trata de un tema «tabú» que convendría abordar, expresión que se reitera tanto a través del artículo como del editorial que presenta la serie especial de trabajos sobre el tema. Por consiguiente, el semanario no puede más que regocijarse de que Nicolas Sarkozy haya roto ese «tabú» en nombre de la «transparencia».

[1Ver la parte que se dedica a Charles Murray en «Le Manhattan Institute, laboratoire du néo-conservatisme», por Paul Labarique, Voltaire, 15 de septiembre de 2004.

[2Ver «France: La « guerre au terrorisme » entre en campagne por Cédric Housez, Voltaire, 7 de octubre de 2005]»

[3«Banlieues - Ce que l’on n’ose pas dire», Le Point, 2-9 febrero de 2006.

[4«Ce qu’on n’ose pas dire sur la criminalité», L’Express, 9-16 de febrero de 2006

[5«1. L’origine des délinquants», por Laurent Chabrun, Eric Pelletier, Romain Rosso, L’Express, 9-16 febrero de 2006.