Escenario preelectoral sin garantías

1. El fallo dela Corte. Un ambiente de presiones y tensiones generado por opiniones de altos funcionarios del gobierno, medios de comunicación y personajes de la vida hicieron reiterados llamados a desconocer el fallo de la Corte si este era adverso a la reelección inmediata[1]. También fueron parte de este ambiente, el atentado en Bogotá contra el senadorGermán Vargas Lleras (al parecer perpetrado por paramilitares del bloque capital); la publicación de encuestas ampliamente favorables al futuro presidente-candidato y sus grupos políticos afines. Sin lugar a dudas, este ambiente rondó e influyó la decisión de la Corte Constitucional al declarar exequible el acto legislativo 02 de 2004 consagrando la reelección presidencial inmediata. De igual forma, la Corte declaró ajustada a la constitución política la ley de garantías electorales, y con ello avaló las propuestas del congreso en dos temas importantes: la equidad en los medios de comunicación para todos los partidos y la financiación de las campañas políticas. Sin que estos puntos dejaran de ser importantes, en realidad, se trataba de equilibrar el fallo anterior.

2. Los escenarios de riesgo electoral: la Defensoría del Pueblo, a través de su Sistema de Alertas Tempranas, SAT, elaboró un informe de “monitoreo e identificación de escenarios de riesgo frente a las elecciones 2006-2007” con el fin de señalar las posibilidades de interferencia de los actores armados ilegales en el proceso electoral y sugerir recomendaciones a las autoridades civiles, fuerza pública, autoridades electorales y al gobierno nacional. Dicho informe concluye que en 328 municipios hay grandes posibilidades de interferencia, 178 de ellos con un alto nivel de riesgo, 118 con un nivel medio y 32 con un nivel bajo[2]. Desde las alertas tempranas, el mismo informe, señala que los municipios bajo influencia o control de los actores armados (FARC: 265 municipios, ELN: 111 municipios, paramilitares: 54 municipios, paramilitares desmovilizados y reagrupados: 71 municipios, otros grupos armados ilegales 29 municipios) podrían ser escenarios de intervención de los grupos armados en las elecciones. Es decir en un total de 530 de los 1098 municipios de Colombia.

Efectivamente, antes de la elecciones parlamentarias, las FARC desarrollan acciones intimidatorias sobre el proceso electoral en el conjunto de los departamentos del sur del país (Caquetá, Putumayo, Nariño, Cauca); una parte de los departamentos de del Meta, Guaviare, Casanare, Vichada y Vaupés; en menor proporción ejercen presión sobre regiones de Antioquia, Valle, Cesar, Bolívar y Chocó.

De otro lado, los paramilitares, ejercieron presión armada a favor de sus candidatos en los departamentos de Antioquia, Valle, Risaralda, Quindío, Caldas, Córdoba, Sucre, Magdalena, Bolívar, Magdalena medio, Norte de Santander, Cesar y sectores de Arauca, Meta, Casanare, Santander, Putumayo, Guaviare.

La Federación Colombiana de Municipios y la Federación Nacional de Consejos Municipales FENACOM, registró en el 2005 el asesinato de 1 alcalde, 6 ex alcaldes, y 26 concejales. En lo que va del 2006 han sido asesinados 2 ex alcaldes y 10 concejales[3].

3. El problema histórico de la abstención se explica, en forma parcial, por las deficiencias de la organización electoral y la complejidad de los mecanismos para sufragar. No se pueden desconocer razones estructurales: apatía, errores en los listados de los ciudadanos que pueden votar, las dificultades que tienen los colombianos que viven fuera del país para acercarse a los consulados, los problemas de transporte en las zonas rurales, entre otros.

Las verdades a medias de las cifras

4. Después del 12 de marzo los grandes medios titularon el “triunfo y barrida del uribismo”, registraron a los “quemados”, dijeron que los “paras y el liberalismo perdieron” y que el Polo tuvo un leve repunte y se alineó a la izquierda”. La capacidad de confundir y distraer de los medios le hace decir a las cifras verdades a medias. No es de extrañar, se ha aprendido del actual régimen y gobierno experto en cambiar las tablas e indicadores de medición, para que las cifras se acomoden a sus intereses.

5. Es verdad que el “Uribismo” logró la mayoría en el Senado 63%(70 senadores) y el 53% en la Cámara de Representantes. Sin embargo, este resultado debe interpretarse en confrontación con estas otras cifras: el potencial electoral era de 26.595.171 votos. De ellos, el 55% se abstuvo de votar, el total de sufragios fue de 10.780.668 (40.5%). De este total de votos depositados el 12 de marzo, los votos nulos para senado y cámara sumaron 2.299.772 y los tarjetones no marcados fueron 644.626, mientras que los votos en blanco sumaron 628.732. El resultado final es que el total de votos válidos por partidos, según la Registraduría llegaron a 9.117.763, que corresponde realmente al 34.3% del potencial electoral. De allí, los votos de las listas que respaldan al presidente-candidato Uribe, representan sólo el 24%. La “barrida del uribismo” no va más allá del 24% de los ciudadanos habilitados para sufragar.[4]

6. Lo anterior nos permite señalar que el Uribismo, apenas si mantuvo sus curules en el Senado y en la Cámara perdió varias de las que tenía. Por ejemplo, la victoria del partido de la U. no fue tan “contundente” ni siquiera en los departamentos en donde ganó: en Bolívar sacó dos de seis representantes (33%), en Chocó 1 de 2 (50%), en Caldas 2 de 5 (40%), en Atlántico 4 de 7 representantes (57%), y en Bogotá obtuvo 4 de 18 (22%).

7. Es cierto que el liberalismo no alcanzó las curules que aspiraba sólo sacó 17 senadores, sin embargo, en diez departamentos de Colombia el Partido Liberal ganó las elecciones para Cámara de Representantes (Antioquia, Cauca, César, Córdoba, La Guajira, Putumayo, Quindío, Risaralda, Tolima y San Andrés y Providencia); en cinco las ganó el Partido Conservador (Cundinamarca, Boyacá, Nariño, Valle y Norte de Santander); en cuatro las ganó el Partido Cambio Radical (Arauca, Casanare, Guainía y Vaupés); en dos el Movimiento Convergencia Ciudadana (Guaviare y Santander); en cuatro las ganó el Partido Social de Unidad Nacional (Atlántico, Bolívar, Caldas y Chocó); en siete ganaron otros movimientos, y en Bogotá las ganó el Partido Social de Unidad Nacional.

8. Por su parte el Polo Democrático Alternativo pasó de 9 curules que tenía en el Senado a 11 y obtuvo nueve Representantes a la Cámara (cuatro en Bogotá, uno en Antioquia, uno en Nariño, uno en Valle, una por la circunscripción especial indígena y otro más en Santander); comparado con los seis que tenía mejoró su participación en la Cámara Baja.

9. No cabe duda, ni podemos engañarnos, buena parte de los votantes se movieron a la derecha. Para agregar a lo anterior, no es verdad que los paramilitares fueron otros de los “quemados” en las elecciones del 12 de marzo. No. Como lo afirma la investigadora Claudia López, “cambiaron de perfil. En esta nueva etapa, las AUC dejaron a políticos tradicionales, de más bajo perfil, con poder regional asegurado que es más difícil identificar como fruto paramilitar, pero que puede seguir canalizando sus intereses económicos, territoriales y políticos”[5].

El futuro (del) sistema político.

10. El llamado triunfo del uribismo, es el triunfo del “país de propietarios” que Uribe prometió y ha venido construyendo y entorno al cual se ha agrupado la derecha. Elite conservadora para la cual el gobierno de Uribe creó la “seguridad democrática”, firmó el TLC, aprobó la ley forestal, recicló al paramilitarismo, legalizó a las mafias y se alinderó incondicionalmente con los Estados Unidos.

11. De este bloque político de derecha conservadora, hacen parte las dos familias que triplicaron su riqueza en los últimos dos años y que presentan el hecho como gran proeza empresarial, pero que, como escribió recientemente Rabel Rincón, “lo que realmente expresa es la captura del Estado por parte de un grupo empresarial”. Esta derecha parece no tener ya miedo de que le estalle en la barriga una revolución social, como está sucediendo hoy mismo en Francia.

12. Este bloque político de derecha es la que avala iniciativas como la última lanzada por el presidente-candidato Uribe, sobre un nuevo impuesto para la guerra como real medida de la escalada bélica en que tiene comprometido al país, antes que reconocer el fracaso del Plan Patriota y de la política de seguridad democrática o de evaluar objetivamente el cumplimiento de los cien puntos programáticos del gobierno de Uribe Vélez, en sus cuatro años.

13. Este bloque político de derecha es el de los señores de la guerra, es el del estado mafioso, es el de los “desmovilizados reagrupados”, el de los terratenientes, palmicultores, agroindustriales, propietarios, ahora, de los bosques. Este bloque pretenderá en la próxima legislatura (y muy probablemente en la presidencia) imponer al Contralor General de la República (antes de agosto), el nuevo Consejo Nacional Electoral (en septiembre), varios de los 7magistrados de la sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura (en 2007), Buena parte de los magistrados de la Corte Constitucional (en 2008), nuevo Procurador General (en 2009). Si esto llegara a ser, estamos entonces frente a un régimen político de presidencialismo imperial, de tiranía de las minorías y de autoritarismo institucional.

14. Las elecciones arrojaron también la intencionalidad que tenía la reforma política aprobada: no sólo la drástica reducción de grupos y partidos políticos sino el reagrupamiento de dichos movimientos[1]. Pero las fuerzas reagrupadas en torno al gobierno se encuentran divididas en más de seis partidos o movimientos, con distinto grado de compromiso: el Partido de la U, Conservador, Cambio Radical, Convergencia Ciudadana, Alas Equipo Colombia y Colombia Democrática. Estas fuerzas aglutinan desde figuras que se presentan como independientes, políticos profesionales, viejos caiques electorales, empresarios, representantes de los gremios. Salvo el partido conservador, estas fuerzas se caracterizan por ser agrupaciones políticas coyunturales creadas con fines electorales. También la ley de bancadas permite varias posibilidades para apartarse de la disciplina partidista, de forma que permiten prever divergencias y disidencias. Podrían presentarse grandes cuellos de botella como resultado de expectativas no cumplidas y de tensiones no resueltas. Lo cual quiere decir que la gobernabilidad de Uribe no está asegurada.

15. El nuevo mapa político no tiende a reorganizarse solamente en torno al eje uribista. Los resultados permiten identificar un importante eje de centro izquierda conformado por el partido liberal y el polo democrático. La misma ley de bancadas podría reconfigurar el escenario legislativo, si el liberalismo y el polo logran alianzas estratégicas, entorno a intereses comunes.

16. De igual forma, los resultados indican que una tendencia de izquierda se aglutina entorno al Polo Democrático Alternativo y a Carlos Gaviria. El programa de esta tendencia es la antítesis del programa de Uribe y por tanto los resultados (ya reseñados) están mostrando que los electores no quieren ambigüedades en los programas. En los orígenes del Frente Social y Político, luego de Alternativa Democrática y ahora, del Polo Democrático Alternativo, hay una clave de lectura e interpretación que podría llevarnos a dibujar el escenario posible de la ampliación de la política y la reinvención de la democracia. Esta clave de lectura la constituyen los movimientos sociales, entendidos no sólo como actividades de protesta y reivindicación, sino como estructuras de acción política.

17. Tímidamente (con seguridad más –tímidos- que en otros países del continente) las organizaciones populares y los movimientos sociales (mujeres, indígenas, campesinos, afrodescendientes, desplazados, lesbianas, gays y transexuales, estudiantes, pobladores de barrios periféricos) van mostrando la irrupción multiforme de nuevos sujetos de la política que, volviendo a romper el monopolio de las decisiones, amplían radicalmente la base socioeconómica y étnica de las personas con aptitud a participar en la definición del rumbo del Estado. Mecanismos apropiados por estos grupos (como el cabildo, la asamblea, el consejo comunitario, las mingas por la vida) ampliados a escala regional y nacional, se están proyectando como sistemas políticos, complementarios o alternos, capaces de cumplir de manera más eficiente y democrática que los partidos y la representación liberal, la agregación de voluntades y la construcción de consensos a partir de la producción colectiva de opinión que ahora existen como comunidad deliberante y no sólo como individuos impotentes carentes de voz pública y voluntad efectiva. Aquí está entonces, la clave sobre al que el PDA puede consolidarse como opción de ampliación y reinvención de la democracia.

18. Sin duda, para una tendencia (o escenario político) como la señalada en el punto anterior, Carlos Gaviria, es “un lujo de candidato” como acertadamente lo expresó Laura Restrepo. “Carlos sabe como nadie que la democracia no es invento de quitar y poner a conveniencia. Sabe que la democracia no se contrapone a la seguridad, sino que por el contrario, la garantiza. Sabe que la democracia no tiene nada que ver con la autocomplacencia de ciertos gobiernos del mundo desarrollado, que no soportan que otros pueblos busquen su propio camino. Sabe que no es democracia la simple legalización, mediante las elecciones, de procesos con contenidos inhumanos o ilegales. Sabe que la democracia juega a favor de las víctimas y no de los victimarios. Sabe que la verdadera democracia va de la mano de la igualdad, de la paz, de la justicia, de la alegría y de la dignidad”.

[1] Entre otros, el senador Mario Uribe , primo del presidente, Ciro Ramírez, Fernando Londoño

[2] Defensoría del Pueblo, SAT, “Escenarios de riesgo electoral 2006”.

[3] Fuente: observatorio de derechos humanos y DIH de la Vicepresidencia de la República, Marzo 2006

[4] Dicho de otra forma: de cada cien ciudadanos aptos para votar, 60 se abstuvieron, 3 votaron en blanco, a 4 les fue anulado el voto y 1 devolvió el tarjetón sin marcarlo. Es decir, apenas 32 de cada cien colombianos (en capacidad de votar) votaron por alguno de los partidos en contienda

[5] Claudia López, “Ganancia de perdedores”, en www.votebien.com

[6] Los resultados electorales muestran que las listas para el Senado pasaron de 321 en el 2002, a 20 en el 2006; y de estas 20 listas solo lograron el umbral 10, de las cuales 7 están en del lado uribista, 2 en la oposición y una independiente.