Durante el año 2005, el Proyecto Antonio Nariño[1] - PAN - realizó un monitoreo de las informaciones periodísticas sobre el conflicto armado en Colombia, en las emisiones de 10 noticieros de televisión correspondientes a tres canales nacionales (RCN, Caracol y Canal Uno), tres canales regionales (Tele Antioquia, Tele Pacífico y Tele Caribe) y un canal local (Citytv).[2] El estudio pretendió indagar por la presencia o la ausencia de algunos estándares de calidad informativa en el cubrimiento del conflicto armado, mediante dos preguntas: ¿Qué criterios de calidad periodística asociados a la imparcialidad, la pluralidad, la precisión, la claridad y la diversidad de fuentes, temas y puntos de vista están presentes o ausentes en las agendas de los noticieros de televisión que dan cuenta del conflicto armado interno? ¿Qué prácticas profesionales y condiciones sociales de producción noticiosa inciden en la calidad de la información sobre esta problemática?[3]

El presente articulo para Actualidad Colombiana, quiere centrarse en mostrar algunos resultados de esta investigación que, sin lugar a dudas, nos brinda pistas para poder entender un poco más cómo se construye y pasa por la pantalla el conflicto armado colombiano. Las variables sobre las cuales se quiere hacer énfasis están bajo tres entradas: los modos del relato, que pretende indagar cómo el relato periodístico ubica el conflicto en unas topografías de la información de la agenda; los rostros del relato, que busca identificar qué sujetos o fuentes son visibles u opacados en las estructuras noticiosas; y los asuntos del relato, que intenta determinar qué temas conforman las agendas informativas que sobre el conflicto armado colombiano construyen las empresas informativas y a cuales se les da mayor o menor relevancia.

Algunas miradas, algunas conclusiones

De acuerdo con la investigación, se puede afirmar que la información sobre el conflicto armado en los noticieros analizados presenta diferentes niveles de relevancia. Para los noticieros nacionales y algunos regionales es una agenda medianamente importante, no así para los noticieros de Tele Caribe y del canal Citytv de Bogotá. Tanto por el número de notas periodísticas, como por el tiempo dedicado, en estos medios de comunicación el conflicto armado no es un asunto prioritario de sus agendas informativas.

Si bien los noticieros nacionales de los canales privados le dedican más informaciones individuales a los temas relacionados con el conflicto armado, esta supremacía no se refleja en el despliegue informativo. Hay otros noticieros nacionales y regionales que, aunque informan menos del conflicto, cuando lo hacen, le dedican más tiempo en sus informaciones.

Es interesante observar la relevancia que tiene la información sobre el conflicto armado en la estructura de producción de los medios de comunicación. Si bien, en promedio alcanza, como máximo, la tercera parte del tiempo total de las emisiones de algunos noticieros, en la mitad de los casos es objeto de los titulares de la emisión, supera a otras agendas de la información como nota de inicio y su aparición se ubica mayoritariamente en el primer bloque informativo de los noticieros.

Es el reportero, que emite desde el mismo lugar de emisión de los noticieros, en quien descansa la mayor responsabilidad a la hora de desarrollar la información sobre el conflicto armado. En los noticieros nacionales, la presencia de los corresponsales no es tan fuerte como pudiera pensarse; esto guarda relación con el porcentaje que obtienen otros agentes de la cadena informativa como los enviados especiales, los presentadores y la voz en off, que también desarrollan este tipo de informaciones.

Los géneros periodísticos más utilizados para dar cuenta del conflicto armado son aquellos en los que prima el recuento inmediato de los hechos y el registro coyuntural de lo que está sucediendo, como son las noticias y las breves-mixer. Esto, por supuesto, está en relación con una cobertura informativa que se enfoca básicamente hacia el hecho-suceso-incidente, con un escaso seguimiento informativo y, en la mitad de los casos, con una ausencia de contexto en la información, que permita al televidente conectar los hechos que “hoy” se narran con sus antecedentes, relaciones y consecuencias.

Los noticieros regionales suelen identificar con mayor frecuencia el epicentro de los hechos. Son además los noticieros que suelen ubicar más frecuentemente los hechos del conflicto armado en zonas rurales-municipales de la geografía nacional. Aspectos que guardan relación con el menor uso de las “declaraciones” y las “reacciones”, como criterios de noticiabilidad periodística. La agenda informativa del conflicto armado presenta un marcado protagonismo de la fuente única. Cerca de la mitad de las informaciones se elaboran con una fuente, que en la mayoría de los casos se concentra en los asuntos militares y judiciales, asociados al conflicto.

La presencia de dos fuentes en la información no está asociada, como podría esperarse, a la diversidad de los puntos de vista, sino a la ampliación de éstos. Las posibilidades de que se contrasten los puntos de vista de las fuentes que concurren en la información es mayor, en la medida en que aumenta el número de fuentes, los temas de la información son de carácter político y los géneros periodísticos no son propiamente los de registro.

Los datos generales del estudio muestran que la tendencia general que siguen los noticieros es la de una información concentrada en las “voces oficiales” del Estado, sobre todo del Gobierno y la Fuerza Pública. Esta tendencia es más frecuente en los noticieros nacionales, que, a su vez, concentran la información en una oficialidad de carácter central, mientras que en los noticieros regionales hay una mayor descentralización geográfica de esta fuente, aunque sigue siendo oficial.

Con respecto a las fuentes “no oficiales”, los resultados generales muestran un mayor protagonismo informativo de la sociedad civil no organizada, esto es, de los sujetos sociales que, como las víctimas, los testigos, los desplazados y, en general, la población civil, aparecen en la información de manera individual. Los noticieros hacen un mayor énfasis en este tipo de fuentes, por encima, incluso, de otras voces de la sociedad civil, de carácter colectivo y organizado.

No obstante, el mayor protagonismo de la sociedad civil no organizada en las informaciones de los medios no está en su calidad de fuentes, sino en su condición de sujetos de la información: de ellos se habla más de lo que hablan. Esto es lo que los diferencia de otros sectores sociales que, como las fuentes oficiales y la sociedad civil organizada, son más fuentes que sujetos.

Guardadas las proporciones, con los grupos armados ilegales sucede algo similar. Estos alcanzan un marcado protagonismo, tanto en las informaciones como en las imágenes, pero apenas sí logran ser fuentes de la información en un porcentaje reducido, lo cual guarda relación con criterios de valoración periodística asociados a la legitimidad social y política de las fuentes, a la autoridad legal que éstas tienen en la sociedad y a sus niveles de organización burocrática para relatar con voz propia los hechos de la realidad. Situación en la que no encajan, por diferentes vías, ni los sujetos sociales, que tienen un escaso poder en la sociedad, ni los grupos armados ilegales, que tienen poder, pero no necesariamente legitimidad social, política y jurídica.

El consolidado de los asuntos de la información tiene una relación directamente proporcional con los resultados generales de la naturaleza de las fuentes que hablan de esos asuntos. Así, al reunir en un solo bloque analítico los temas concernientes a la política interna, lo bélico-militar y lo jurídico-judicial, y comparar estos resultados con los porcentajes de aparición de las fuentes del Gobierno, la Fuerza pública y los poderes del Estado, se observa que estos asuntos no sólo representan más de la mitad de la agenda noticiosa del conflicto armado, sino que allí es donde se concentra el mayor promedio de las fuentes oficiales.

Sin embargo, los asuntos de la información tienen diferentes grados de relevancia, según la cobertura geográfica de los noticieros. En los noticieros nacionales, el eje de la mirada con respecto a los asuntos de la agenda informativa está enfocado hacia lo político-militar, mientras que en los noticieros regionales y el local, el énfasis está en lo político-civil. Esto explica por qué en los noticieros regionales e, incluso, en el noticiero local, hay una mayor presencia de los asuntos de la sociedad civil y también de las voces de los sujetos sociales y las organizaciones sociales, por encima del promedio general de los noticieros nacionales.

El énfasis en la dimensión política-civil que tienen algunos noticieros en su interés por agendar los asuntos del conflicto armado, también guarda relación con la condición de agresores que presentan los grupos armados ilegales y la condición de víctima con que se representa a la propia sociedad civil con respecto a estas agresiones. Aquí cabría preguntar, sí esto obedece a las dinámicas inherentes del conflicto armado interno o, por el contrario, estamos en presencia de una información periodística que concibe a la sociedad civil por su condición de víctima, que recibe las acciones de otros, más que por su calidad de actor y agente de sus propias acciones.

El protagonismo del sector oficial también es recurrente en la información visual de los noticieros. Se trata de un protagonismo con uniforme, ya que de los sectores oficiales, es la Fuerza Pública la que “moja” más pantalla en los noticieros, seguida de los funcionarios del Gobierno (Ministros del Gabinete).

Llama la atención el escaso registro visual de los combates entre los actores armados y la Fuerza Pública en las informaciones del conflicto, lo que corrobora una hipótesis sobre la dinámica particular de la confrontación bélica en Colombia: es un conflicto con agresiones contra la población civil, operaciones militares, detenidos y negociadores, pero sin batallas. En otras palabras, este es un conflicto armado al que las cámaras de televisión hacen visible, desde las imágenes de los protagonistas oficiales, las operaciones militares que éstos comandan y las agresiones de los grupos armados ilegales contra la población civil.

- Para mayor información comuníquese con el proyecto Antonio Nariño en http://www.alianza-pan.org; o al correo electrónico: pan@fescol.org.co.

- Si quiere revisar algunos resultados cuantitativos en formato digital, que dan base a este escrito, favor consultar:

http://www.cinep.org.co/revistas/controversia/controversia185/elconflictoarmado.pdf


[1] El Proyecto Antonio Nariño es una alianza que adelanta iniciativas para la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información, conformada por la Asociación Nacional de Diarios Colombianos, Andiarios; la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia, Fescol; la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI; la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip y Medios para la Paz, MPP; instituciones vinculadas con el tema de la libertad de prensa y la calidad periodística en Colombia. Mayor información: www.alianza-pan.org
[2] Para consultar la totalidad del estudio, favor ver: VV.AA “La televisión del conflicto. La representación del conflicto armado colombiano en los noticieros de televisión”, Proyecto Antonio Nariño con el apoyo de la Embajada del Reino de los Países Bajos, Colombia, 2005. ISBN: 958 – 33 -8445 – 3.
[3] El equipo de investigación estuvo conformado por Germán Rey, Director del proyecto; Jorge Iván Bonilla, Investigador principal; Patricia Gómez, Investigadora de campo; Camilo Tamayo, Coordinador; Andrés Medina, Asesor estadístico; y por José Ignacio Ardila, Angélica Gallón, Marcela Niño, Natalia Polo y Julián Penagos como asistentes de investigación.