Es en nuestro recuerdo, en donde reivindicamos las acciones de un entrañable compañero. De la mano de su presencia retomamos una lucha aún vigente: una prensa propia, una prensa que deje de ser clandestina.

Porque, ¿cuál es el límite entre lo alternativo y lo clandestino, cuándo la “libertad de prensa” es un eufemismo para nombrar a la “libertad de empresas” de los monopolios multimedia? Pareciera que este cuestionamiento que en la década del ’40 Adorno y Horkheimer ya se planteaban respecto de la Industria Cultural, aún sigue vigente.

En este contexto, es necesario pensar críticamente las posibilidades de una prensa alternativa para oponer resistencia a la invasión hegemónica de los grupos monopolios de esta Industria Cultural. El discurso que da paso a una prensa contrahegemónica tiene sus pilares en el análisis, en la crítica y en la desmanipulación del sujeto, en cambio, la prensa del poder económico, elabora dispositivos contra - analíticos, acrósticos y vacuos.

Los compañeros ausentes siguen propulsando desafíos presentes, desde la clandestinidad nos legaron consignas que abrieron caminos a una prensa alternativa y que hoy, como nunca debemos hacerla propia.

Como trabajadores de prensa alternativa debiéramos continuar nuestro proceso histórico hacia la ruptura de un pensamiento único