Los protagonistas de estas jornadas de reflexión son intelectuales de primera línea: periodistas, teóricos de la comunicación, investigadores, escritores de prestigio internacional que han aceptado la convocatoria de la Fundación Guayasamín a este encuentro de reflexión y homenaje.

En una misma mesa de debates coincidieron este jueves el francés Armand Mattelart (toda un referente para los estudiosos de la comunicación en todo el mundo), el pensador belga Francois Houtart, el periodista hispano-francés Ignacio Ramonet (director de Le Monde Diplomatic), el español Pascual Serrano, director del periódico digital Rebelión, la escritora española Belén Gopegui, el escritor venezolano Luis Britto y el periodista italiano Gianni Miná.

El tema propuesto ameritaría todo un seminario: La manipulación de los grandes medios de comunicación y las vías para contrarrestarla.

El panorama no es precisamente halagüeño: en momentos en que los grandes círculos de poder dicen defender los tan llevados y traídos conceptos de libertad de expresión, libertad de información y libertad de prensa; los pueblos sufren una dictadura mediática cada vez menos sutil.

El mercado pone las reglas del juego, los medios de comunicación están secuestrados por los grandes consorcios económicos y financieros. La información hoy en día –como plantea Ramonet- de por sí supone distorsiones y manipulaciones de los centros hegemónicos de poder.

En opinión del destacado periodista, detrás de la censura política, que es la más evidente, hay una más generalizada: la económica. La concentración de medios en manos de grandes trasnacionales (una realidad sobre la que ha reflexionado Armand Mattelart) garantiza una homogeneidad en la información que funciona como cortina de humo ante las más acuciantes tragedias que viven nuestros pueblos.

El ciudadano común puede caer en la trampa de creer que tiene muchas opciones distintas de información, pero en realidad se trata del mismo discurso (el discurso que interesa a las trasnacionales) repetido hasta la saciedad. O, en buena medida, de una franca estrategia de desinformación por exceso de información mal jerarquizada.

Esos grandes grupos mediáticos (muchas veces dirigidos por empresarios que tienen muy escasa cultura periodística e, incluso, muy poca cultura general) tienen un objetivo claro: promover el consumo, o lo que es lo mismo, aumentar las ganancias, aunque sea en detrimento de los intereses nacionales. Por eso les resulta muy provechosa la escasa o nula participación de los estados, de las instituciones públicas y comunitarias, en la articulación de sistemas de comunicación nacionales.

El mecanismo de los medios hegemónicos de la información parece perfecto. Pero en realidad tiene grietas: buscar alternativas es el reto para las fuerzas más progresistas.

HAY QUE MOSTRAR LO QUE ELLOS OCULTAN

Pascual Serrano dirige uno de los más populares (y efectivos) periódicos digitales progresistas: cada día, miles de personas consultan Rebelión. La experiencia acumulada en estos años le permite asegurar que existen caminos para contrarrestar la avalancha de información tendenciosa de los grandes medios.

Lo más importante: los medios alternativos tienen que mostrar lo que los grandes medios callan. Y deben hacerlo sin caer en el panfleto y la falta de creatividad de que son víctimas muchas veces, independientemente de las buenas intenciones.

¿De qué sirve repetir una y otra vez que Bush es un asesino? –se pregunta Serrano. Lo que hay que hacer es demostrarlo con hechos concretos, con análisis profundos y bien documentados. Ante el panfleto, los medios alternativos tienen una solo opción: el rigor periodístico.

Ya es hora de que los gobiernos más dignos del mundo vayan recuperando para sus pueblos el control de los medios de comunicación, que tienen que ser patrimonio público, opina Pascual Serrano. No basta con recuperar los recursos naturales, el potencial económico de un país: hace falta entender que el derecho de los pueblos a la información y la educación es vital para el desarrollo de la sociedad, para la salvación del mundo.

Los medios alternativos tienen la obligación de desmontar, uno por uno, los grandes mitos del capitalismo neoliberal. Es cínico hablar de libertad de prensa, libertad de expresión, cuando buena parte de la Humanidad no puede, ni siquiera leer un periódico, cuando el sistema actual es incapaz de garantizar los derechos humanos más elementales: el derecho a la salud, a la educación, a la cultura: el derecho a la vida.

# Portal de la UPEC (Cuba)