Como los niños gustan de los chocolatines, el Gobierno uribista se relame con los dulces resultados de las encuestas. O mejor, con las lecturas parciales (tal vez no necesariamente sesgadas) que públicamente se ofrecen. Bien conocedores del tema, los asesores de opinión saben detectar el sabor amargo de los mismos números que se ofrecen como golosinas: algún revuelo palaciego ha de haber, sin que se sepa, al detectar que el presidente Álvaro Uribe está en su punto de imagen más bajo en los últimos cuatro años.

En efecto, los medios de información coinciden en señalar como un triunfo de opinión del Gobernante el contar con 72 puntos porcentuales de aprobación de su gestión. Y lo es, sin duda, máxime si contrasta con una imagen favorable que todavía se muestra como alta (65 puntos), pero que en realidad es hasta ahora el fondo de una caída en picada de este rubro, en el cual el Presidente ha descendido 12 puntos desde su reelección. De hecho, es solo comparable con la única “crisis” de imagen de este gobierno (también 65 puntos), que se presentó en abril de 2003.

En aquel entonces, el país despertaba de la luna de miel de la primera posesión uribista: en el tema del manejo del desempleo bajaba 9 puntos en tres meses (de43 a 34), lo mismo que en la relación Seguridad Democrática – conflicto armado (66-57) y en las relaciones internacionales (75-66). Eran calendas en las que la opinión castigaba el apoyo a la invasión de EEUU a Irak (24 puntos de pérdida de apoyo en un trimestre, con el marcador en 31), y el Presidente comenzaba a debatirse en la arena pública en la promoción de un referendo que al final perdió. No obstante, la aprobación de su desempeño era bastante aceptable: 68 puntos.

Casi cuatro años después, realmente puede catalogarse como milagro que esa aprobación esté en 72. No otra cosa se puede decir al constatar que desde junio pasado, cuando Uribe marcaba 77 puntos de imagen positiva (un punto por debajo de su techo histórico, en diciembre de 2003), el guarismo viene sostenidamente hacia abajo como tendencia, aunque el margen de error (3%) muestra estabilidad en 65 desde diciembre anterior. El rango de imagen desfavorable muestra un camino

concordante: se mantiene entre 24 y 23 puntos desde octubre de 2006, los puntos negativos más altos para el Presidente desde octubre de 1998, cuando era la contracorriente del clima de opinión favorable entonces al diálogo con las Farc, y mostraba 25 puntos en ese ítem.

Por tanto, tal vez podría aplicarse hoy la perífrasis de una antigua afirmación de Fabio Echeverri Correa en sus tiempos de la Andi: la gente piensa que Uribe va bien, pero el país anda mal. Nótese no más la contradicción entre el “buen desempeño” presidencial y el auge creciente del pesimismo referente a la situación nacional: desde junio pasado, el porcentaje de gente que piensa que las cosas mejoran bajó de 57 a 39 puntos (18 unidades), mientras quienes sostienen que las cosas van hacia atrás han pasado de ser el 23% al 38%. De paso, esta “foto de percepción” no se presentaba desde septiembre de 2004, cuando los números fueron iguales.

La situación, como siempre, se explica en el prodigioso manejo presidencial del tema de la opinión pública: no importa que hoy la gente sienta menos aumento en la percepción de seguridad, bandera uribista (bajó del 80 al 71%), lo cierto es que el gobierno de la Seguridad Democrática igual sigue premiado. Y el efecto en sondeos es contundente para sí, tanto como para sus opositores: por arte de una andanada del Jefe de Estado, Carlos Gaviria y Gustavo Petro bajan en imagen favorable y crecen en negativa. En ese aspecto, la tarea de imagen está hecha.

Pero, volviendo al principio, Casa de Nariño ya detectó en los resultados de Gallup que las cosas, como tendencia, no pintan tan bien como las cifras por sí solas. Por ello, dados antecedentes como la calumnia de hace un año contra Rafael Pardo cuando se habló de paramilitares infiltrados en las listas uribistas al Congreso, algún zarpazo similar, de seguro, está en cierne. La pregunta es si esta vez vendrá de viva voz de Uribe, genio en estas lides, o del no menos avezado Juan Manuel Santos, artífice del affaire Pardo-Farc. No por nada, de regreso al sondeo, durante su ministerio en Defensa la imagen favorable de las Fuerzas Armadas va en 76, y subiendo.

Otra pregunta: ¿Hasta cuándo les durará la credibilidad, clave de los números actuales?