Por Ghaleb Kandil

En su discurso por el «Día del Combatiente de la Resistencia herido», el secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, definió el marco estratégico de la confrontación que se está desarrollando en el Mashreq árabe –específicamente en Irak, Siria y Líbano– contra la alianza encabezada por Estados Unidos, a la que pertenecen Israel, diferentes movimientos takfiristas, la Unión Europea, Turquía Arabia Saudita, Qatar y Jordania.

La principal herramienta de esa agresión son las bandas takfiristas que tratan de destruir el tejido nacional en Irak, Siria y Líbano. Es evidente que, con su bagaje ideológico, esos grupos multinacionales proyectan el exterminio de los cristianos o su expulsión de la región, según el proyecto occidental que el ex presidente francés Nicolas Sarkozy había mencionado en su encuentro con el patriarca Bechara Rai.

Las declaraciones occidentales sobre la existencia en Siria de grupos que no son takfiristas son una superchería. El llamado Ejército Sirio Libre (ESL) no es más que una fachada para un centenar de grupos que cuentan en sus filas oficiales desertores convertidos en extremistas y fanáticos terroristas. La batalla de Qoussair y otros enfrentamientos han demostrado que el comportamiento de esos grupos en nada difiere de la conducta del Frente al-Nusra, que se ha beneficiado en los dos últimos años con gran parte de las armas y el dinero entregados a los rebeldes, al igual que los grupos vinculados a la Hermandad Musulmana.

El reclutamiento destinado a reforzar las filas de esos extremistas se hizo entre los takfiristas del mundo entero y a través de empresas de mercenarios, nacidas de la tristemente célebre Blackwater. Francotiradores profesionales, expertos en masacres, asesinos sin dios ni ley que, ya prestaron servicio en Irak y en otras partes, fueron enviados a Siria. Sin olvidar a los delincuentes comunes, liberados de las prisiones de los países del Golfo bajo la condición de que tenían que enrolarse en la «Yihad» de Siria.

Las asociaciones takfiristas y salafistas extremistas, financiadas por Qatar y Arabia Saudita, están bien implantadas entre los inmigrantes árabes y asiáticos en numerosos países europeos. Los servicios de inteligencia europeos conocen perfectamente sus sedes y oficinas permanentes, pero los dejan actuar. Han reclutado así miles de yihadistas. Y cientos de estos han muerto en Siria pero han sido enterrados discretamente en Europa occidental.

Los grupos takfiristas presentes en los países del Mashreq arremeten, de forma prioritaria, contra la mayoría sunnita de Siria: cometen masacres, asesinan personalidades religiosas –como el gran ulema [sirio] Mohammad Said al-Bouti–, políticas, culturales y científicas, para provocar así la discordia religiosa.

El pueblo, el Estado y el ejército sirios han llevado, solos, la carga que representa la lucha contra ese mal. Hassan Nasrallah ha revelado los detalles del diabólico plan que apunta también contra la Resistencia y la sociedad libanesa, así como contra el tejido social en Irak y Jordania. El objetivo estratégico es destruir la identidad árabe de los pueblos de la región, único elemento capaz de reflejar la diversidad del Mashreq. Israel es el principal beneficiado con esa estrategia.

Al decidir participar en Siria en la lucha contra ese proyecto, el Hezbollah protege a los pueblos de la región, protege sus religiones, su diversidad, la unidad del tejido social y la voluntad de resistencia frente al proyecto hegemónico de Israel [, voluntad] que constituye el centro de la lucha de ese partido.

El Hezbollah se mantiene fiel a su tradición como vanguardia combatiente contra el proyecto israelo-estadounidounidense, que hoy utiliza como herramienta a los grupos takfiristas.

El fracaso anticipado del plan estadounidense

En París se han desarrollado últimamente varios conciliábulos entre Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Arabia Saudita dedicados a evaluar la situación en Siria a raíz de la batalla de Qoussair. Las informaciones provenientes de la capital francesa indican que el equipo estadounidense de trabajo encargado de estudiar las opciones políticas y militares ha llegado a una conclusión basada en dos durísimas realidades:

  • En primer lugar, la impotencia, el fracaso y la división que reinan entre los rebeldes;
  • y después, el odio que siente el pueblo sirio contra los grupos armados en las regiones bajo control de estos últimos, lo cual significa que los extremistas y mercenarios reclutados y enviados a Siria ya no disponen de una base popular significativa.

Esa realidad explica en gran parte por qué se ha producido el cambio en el equilibrio de fuerzas, que ahora favorece al Estado y el ejército. Es evidente que una mayoría de la población de las zonas rurales sirias ahora rechaza a los grupos extremistas internacionales que cometen los peores abusos y atrocidades. La decisión de los occidentales de enviar armas a esos grupos, a los que el pueblo sirio odia, no contribuirá en ninguna forma a proporcionarles un respaldo popular, sin el cual las posibilidades de que obtengan alguna victoria son prácticamente nulas.

La evaluación de la situación que proponen los estadounidenses deja entrever los contornos del plan de «reequilibrio de fuerzas» que el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius mencionaba para permitir la realización de la conferencia Ginebra 2. El objetivo de ese plan es tratar de recuperar el terreno que los extremistas han perdido ante el ejército sirio en la provincia de Daraa, donde –además de las ofensivas victoriosas– el Estado ha logrado convencer, a través de la negociación, a un gran número de rebeldes de que depongan las armas y retomen una vida normal.

Después de la impotencia en la que ha caído Turquía debido a la Intifada de Taksim y también después de la derrota infligida a los extremistas en Quossair con la entrada en acción del Hezbollah, los occidentales han decidido por lo tanto reactivar el frente de Daraa. Y han enviado más armas y municiones a los grupos rebeldes que aún quedan en esa provincia siria.

Esa iniciativa está condenada al fracaso debido al cambio de opinión de la población. Los que al principio simpatizaron con los rebeldes han descubierto, horrorizados, la sanguinaria realidad del proyecto que defienden. Y nada podrá revertir el rumbo de la historia.

Declaraciones y expresión de posiciones

Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah
«Somos libaneses desde hace cientos, incluso miles de años. Aquí nacimos, aquí hemos vivido y moriremos y seremos enterrados en este país. Logramos aplastar al ejército más fuerte de la región. ¿Quiénes son estos individuos ridículos que ahora dicen que quieren erradicarnos de este país? Nosotros llamamos a la mayor serenidad. Ciertas partes utilizan cada hecho o incidente para exacerbar las tensiones. La situación es delicada. Ciertas partes, con el respaldo de los medios de prensa, dicen que los cohetes vienen de [la ciudad sunnita de] Ersal hacia las regiones [chiitas] de Baalbeck y Hermel. Eso no es cierto. Son los grupos armados sirios los que están disparando esos cohetes desde el territorio sirio. Hay quienes explotan las divergencias políticas para exacerbar las tensiones confesionales. Existe un clima de intimidación en Líbano e incluso en la región. Estados Unidos, Europa, algunos países del Golfo y medios ampliamente financiados dirigen un peligroso proyecto contra la región. Las fatwas de muerte, asesinato y de decapitación aparecen en los titulares de la escena libanesa y regional. Cada vez que un ulema o político dice algo que no le gusta a cierta gente, tratan de liquidarlo, como en el caso del jeque Maher Hammoud y de otros más. El Hezbollah está sufriendo desde 2005 una campaña de insultos de forma cotidiana. Hace 8 años que viene soportando esos ataques. Son ellos los que no soportan el punto de vista ajeno. La apostasía, las amenazas de muerte, las campañas mediáticas nunca lograrán obligarnos a cambiar de posición. Por el contrario, nos reafirman en nuestras convicciones. Durante la guerra de julio de 2006, todo el mundo estaba del lado de Israel mientras los edificios se derrumbaban sobre nosotros. Pero proseguimos el combate hasta la victoria. Desde el inicio del conflicto en Siria, comprendimos lo que había detrás de eso. Comprendimos los objetivos de ese proyecto, sus peligros y las repercusiones [que puede tener] para Siria, pero también para Palestina, el Líbano, para toda la región, para los sunnitas, los chiitas, los drusos, los cristianos (…) A través de nuestra participación defendemos Siria y su pueblo, [defendemos] el Líbano y su pueblo. Estamos en contra de la destrucción de Siria. Decenas de miles de hombres armados vinieron para derrocar el régimen. En Siria se desarrolla una guerra universal. Nosotros hemos sido los últimos en intervenir. La Corriente del Futuro, varios partidos libaneses y otras fuerzas lo hicieron mucho antes que nosotros. Si el Hezbollah hubiese intervenido en ayuda de la oposición, lo habrían considerado un partido bendito y todo el mundo lo habría aplaudido. Hemos comprobado que ante esa guerra universal, tenemos el deber de ayudar al régimen con nuestras limitadas capacidades, para impedir no sólo la caída de Siria si no de toda y frustrar así el proyecto takfirista (…) Los países del Golfo dicen que han puesto al Hezbollah en la lista de terroristas. Me sorprende que los países del Golfo tengan una lista de organizaciones terroristas. Sé que la tienen Occidente y Estados Unidos. Nosotros tenemos el honor de figurar en la lista de Estados Unidos. En cuanto a las amenazas del Golfo contra los libaneses, sepan ustedes que no hay allí miembros del Hezbollah. ¿Creen ustedes que esos países concederían visas a los miembros del Hezbollah? Nunca lo han hecho. Hacer fracasar ese proyecto es mucho más importante que cualquier otro sacrificio que podamos aceptar. No crean ustedes que la política que consiste en amenazar a los libaneses nos hará cambiar de posición. Nunca. Hay que entender que los países del Golfo adoptan su actual posición porque el proyecto que tanto han tratado de imponer ha comenzado a derrumbarse. El conflicto en Siria no es de tipo confesional. ¿Acaso era chiita el jeque al-Bouti? Si exacerban el discurso confesional es porque son débiles. En lo personal, yo me alegro de ver que hay chiitas que se oponen a nuestra política. Eso demuestra que el conflicto no es de carácter confesional. Quisiera mencionar el asunto de la bandera que llevaba escrito “¡Oh Hussein!” y que dicen que fue izada sobre la mezquita Omar ibn Khattab. ¿Es acaso un comportamiento responsable debatir eso durante una semana en al-Arabiya y al-Jazeera? Sin embargo, yo puedo asegurar que esa información no sólo es incorrecta sino falsa. Esos idiotas no saben que familias sirias chiitas viven en Qoussair desde hace decenas de años. Sepan que ese estandarte fue izado sobre la mezquita del imam Hassan, no sobre la mezquita del compañero Omar. Vamos a distribuir un CD que muestra la verdad sobre esa historia. Antes de Qoussair es como después de Qoussair. Nada ha cambiado. ¿Acaso el complot no sigue siendo el mismo? ¿Han cambiado los hechos? En el otro bando hay tendencia a estimular esa confrontación. Estaremos donde tenemos que estar. Allí donde ya hemos comenzado a asumir las responsabilidades, seguiremos asumiendo esas responsabilidades, sin entrar en detalles. Estos últimos dependerán de las necesidades [que se presenten] en el terreno.»

Saad Hariri, ex primer ministro libanés
«El Hezbollah, anclado en un arsenal sectario, militar y financiero, ha logrado desde hace más de 20 años atraer la atención de la comunidad chiita y hundirla en la ilusión de controlar a las demás, para convertirla en un sustituto armado de los Guardianes de la Revolución iraníes en la escena libanesa y en punta de lanza de un proyecto levantino que incluye varios países de la región y goza del respaldo de Irán. Ese proyecto exige que los chiitas del Líbano sirvan de combustible a una guerra absurda y sin fin. Exige también que el Líbano se convierte en un campo de batalla para defender al régimen de Assad, con fronteras que no se limitarán a las que establecen las confesiones en Líbano, sobre todo si entendemos las dimensiones estratégicas del proyecto iraní en el Oriente árabe y las señales enviadas sobre la posición de avanzada del Hezbollah en ese proyecto con misiones tendientes a sentar las bases de nuevos mapas, en el marco de una geografía política que abarca Irak y Jordania, además del Líbano y Siria. Sé que estas palabras no resonarán positivamente en muchos libaneses, en particular en la mayoría de la comunidad chiita, de la cual sabemos por adelantado que el Hezbollah será capaz de movilizarla en la dirección que él quiere (…) Ese es el núcleo del problema ya que el Hezbollah confía en que su proyecto está basado en la lealtad de la comunidad chiita. El Hezbollah trata de convencer a la comunidad chiita de que sus armas están ahí para protegerla y [ese] partido ha logrado crear el primer ejército de ese tipo para los chiitas en el Oriente. Está utilizando como prueba las misiones militares realizadas en Siria en los últimos días y el hecho que Irán, como Estado encargado de proteger a los chiitas en todo el mundo, garantiza al partido el apoyo financiero y militar. El Hezbollah puede servir de ejército de defensa a Assad o a los intereses de Irán y de su programa nuclear. Pero no es ciertamente el más adecuado para la defensa del Líbano o de los chiitas en Líbano, en el mundo árabe y en el mundo entero.»

Michel Aoun, líder de la Corriente Patriótica Libre
«Quiero sinceramente que la política de distanciamiento ante la crisis siria se aplique, pero de forma concreta. Pero las fronteras se han mantenido fuera de control. La responsabilidad de la deterioración de la seguridad en el país es del gobierno, del Consejo Superior de Defensa y de los ministerios del Interior y de Defensa. El Hezbollah no se fue a ocupar Siria sino que impidió que el conflicto se propagara al Líbano. Estoy en contra de la interferencia por principio. Pero no puedo oponerme a quienes tratan de proteger el Líbano de la guerra.»

Michel Sleiman, presidente de la República Libanesa
«El bombardeo de Ersal por helicópteros sirios viola todas las convenciones internacionales y todos los tratados que rigen las relaciones entre los dos países. En momentos en que el Estado trata, por todos los medios, de preservar la estabilidad del Líbano y de salvaguardar la paz civil, esas incursiones ponen en peligro la seguridad de la ciudadanía. El Líbano se reserva el derecho a tomar las medidas necesarias para defender su soberanía y proteger a sus hijos, lo cual no excluye una reclamación ante la ONU y la Liga Árabe.»

Acontecimientos

  • Los Emiratos Árabes Unidos podrían cancelar dentro de poco los permisos de residencia a 1 200 libaneses. La comunidad libanesa en los Emiratos cuenta cerca de 120 000 personas. Paralelamente, un país del Consejo de Cooperación del Golfo habría informado hace 48 horas [a las autoridades libanesas] su decisión de expulsar de inmediato a 9 ciudadanos libaneses: 2 sunnitas, 2 cristianos y 5 chiitas. Esa medida suscita inquietud en los círculos libaneses en el Golfo que temen que las sanciones que el Consejo de Cooperación del Golfo ha decidido adoptar contra miembros y partidarios del Hezbollah vayan más allá de los libaneses cercanos al Hezbollah para incluir las facciones aliadas al partido.
  • El patriarca maronita, monseñor Bechara Rai, y el patriarca de Antioquía y de las Iglesias del Oriente, monseñor Juan Yazigui, exhortaron, en un comunicado emitido en Bkerké, a los captores de los dos obispos secuestrados por rebeldes extremistas en Siria –monseñor Boulos Yazigui (hermano del patriarca griego-ortodoxo) y Juan Ibrahim– a que los pongan en libertad. También exhortaron a la liberación de todos los detenidos en territorio sirio, «por respeto al hombre y a las libertades».

Revista de prensa

As-Safir , (Diario libanés cercano al 8 de Marzo), 14 de junio de 2013
El ex primer ministro [libanés] Saad Hariri lanzó una pedrada en la escena política libanesa con una carta dirigida a los libaneses en contra del Hezbollah y, por lo tanto, contra un importante sector de la población.
El líder de la Corriente del Futuro quiso probablemente adelantarse al discurso del secretario general del Hezbollah previsto para hoy y ponerlo así a la defensiva impidiéndole sacar partido en el plano interno de los resultados de la batalla de Qoussair.
Saad Hariri rompió todos los puentes con el Hezbollah y quemó las naves. Su carta es realmente un acta de acusación contra la Resistencia, a la que atribuye todos los males que sufre el Líbano y a la que acusa de representar una amenaza para la existencia del país y de controlar a todos los dirigentes e instituciones [libaneses] por cuenta de Irán.
La carta, escrita por una mano profesional, se une a la violenta campaña emprendida contra el Hezbollah por el Consejo de Cooperación del Golfo, coronada por una serie de fatwas religiosas emitidas en varias capitales árabes.
¿Qué objetivo tiene esa carta? ¿Ilustra la cólera de los países del Golfo ante el papel del Hezbollah en la modificación de la correlación de fuerzas en Siria? ¿O se trata de un estallido de cólera ante el fracaso en Siria de una apuesta política y militar a las puertas de Qoussair? ¿O refleja quizás una inquietud de los países del Golfo ante la decadencia estadounidense en la región, que favorece a Irán y Rusia? ¿Quiso Arabia Saudita dar un puñetazo sobre la mesa para recordar que está presente, por no decir excluida del compromiso que se perfila en Siria?
¿Por qué se pronunció Saad Hariri sobre la naturaleza de la confrontación en Siria y la enmarcó en un enfrentamiento entre sunnitas y chiitas en el conjunto de la región, profundizando así las disensiones internas en Líbano?
¿Por qué presentar el peligro del Hezbollah para el Líbano y el mundo árabe, poniéndolo junto a Irán y el régimen sirio, como más pernicioso que el peligro israelí en este periodo?
Admitamos que el Hezbollah haya implicado al Líbano en la crisis siria. ¿Acaso la carta de Saad Hariri no arrastra el Líbano a la gran confrontación a escala regional? ¿No es como invitar las crisis siria e iraquí, el conflicto entre el Golfo e Irán y el proyecto de la discordia a penetrar en Líbano?
¿Dispone Saad Hariri de datos que le han permitido llegar a conclusiones sobre los cambios en la correlación de fuerzas como para atreverse a desafiar al Hezbollah?
¿Se está lanzando Hariri esta vez en una aventura calculada? ¿O es que alguien lo ha empujado a esta aventura para explotarla en un vasto enfrentamiento que iría desde el Golfo hasta el Líbano, pasando por Irak y Siria?
¿Está apostando nuevamente el ex primer ministro por la corriente salafista –a la que desaprobó en el pasado […]– para que esta última libre para él una guerra abierta contra los chiitas? ¿Está sugiriendo que puede ofrecer una cobertura a las corrientes fundamentalistas que empiezan a tener gran influencia en la escena sunnita?
Y, para terminar, ¿podrán las palabras de Hariri socavar la seguridad en Trípoli, Saida y quizás en Beirut y el oeste de la Bekaa?

As-Safir , 14 de junio de 2013
Las manifestaciones así como las gestiones emprendidas tanto en Líbano como internacionalmente en protesta contra la prolongación de la arbitraria detención en Francia de Georges Ibrahim Abdallah encuentran su consagración con la participación del Colectivo Internacional por la Liberación de Georges Abdallah en la 23ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. La información más importante de esta etapa es el anuncio, por el secretario del Grupo de Trabajo de la ONU sobre las Detenciones Arbitrarias, Miguel De La Lama, de que su equipo presentará el 21 de junio [de 2013] la denuncia sobre el detenido libanés al gobierno francés para que este último responda, en un plaza de 2 meses, a las alegaciones que contiene esa acusación.
El Colectivo dio en Beirut una conferencia de prensa para exponer los resultados de su participación en la sesión del Consejo, subrayando que que entregó a varios relatores a cargo de temas relativos a los derechos humanos un completo dosier sobre el caso, pidiéndoles que lo mencionen en sus próximos informes. Bassam al-Kintar, miembro del Colectivo, declaró que otros documentos, como las decisiones del Tribunal [francés] de Aplicación de Penas de París y del Tribunal de Apelación favorables a la liberación de Abdallah a condición de que fuese expulsado de Francia, también fueron entregados al Grupo de Trabajo de la ONU en Ginebra. Este último, explicó, presentará su informe sobre el caso en agosto, si el gobierno francés responde a la denuncia en los plazos previstos. Precisó además que el informe será presentado, a más tardar, en octubre próximo.

An-Nahar (Diario libanés cercano al 14 de Marzo)
Khalil Fleihane (12 de junio de 2013)
Medios diplomáticos en Beirut reportan que varias grandes potencias han creado equipos de crisis encargados de seguir la situación en Líbano y el desarrollo de los acontecimientos en la escena local, los cuales hacen presagiar una conflagración de envergadura en cualquier momento. Los embajadores acreditados en Líbano, que se pronunciaban por la realización de las elecciones en la fecha prevista, hacen votos por la formación del nuevo gobierno en la medida en que es inaceptable en la actual coyuntura regional y siria dejar el país [Líbano] sin un gobierno capaz de tomar decisiones para enfrentar los desafíos.

Al-Akhbar (Diario libanés cercano a la Resistencia)
Nasser Charara (14 de junio de 2013)
Informes indican que una personalidad local de Alepo debería llegar a París el sábado para reunirse con el ministro [francés de Relaciones Exteriores] Laurent Fabius a pedido de este último. En lo formal, este encuentro rompe con el protocolo francés: nunca un ministro de Relaciones Exteriores había dirigido una invitación oficial a personalidades que ocupan un puesto menos importante que el suyo. Pero fuentes francesas sugieren una justificación excepcional a este encuentro en la medida en que contribuye a los «esfuerzos urgentes» que París ha emprendido para evitar que la ciudad de Alepo corra la suerte de Qoussair.
La batalla prevista en Alepo y los resultados estratégicos de la batalla de Qoussair fueron objeto de un debate franco-saudita y de discusiones interminables entre París y Londres, así como entre Washington y Londres.
Contactos árabes e internacionales se activaron además a raíz de la caída de Qoussair con vistas a trazar una línea de demarcación internacional en la región de Alepo para bloquear toda modificación de la situación en la ciudad y una repetición de lo sucedido en Qoussair. Son Gran Bretaña y Francia, con el firme respaldo de Arabia Saudita, quienes realizan esas gestiones. Fuentes del entorno del ministro británico [de Relaciones Exteriores] William Hague citan a este último como habiendo afirmado que el éxito de esos esfuerzos dependía de una consigna dada por el presidente americano [estadounidense] Barack Obama.
Informes diplomáticos provenientes de Washington mencionan el debate en marcha entre Obama y sus consejeros, centrado en las posibles opciones ante la crisis siria.
La administración estadounidense está furiosa por la intervención del Hezbollah en la guerra de Siria, sobre todo porque esa intervención ha complicado la realización de la conferencia Ginebra 2.
En efecto, la oposición y también París, Londres y Riad preferirían ahora una posposición de la reunión es espera de que se reequilibre la situación en el terreno después de la caída de Qoussair.
Los informes diplomáticos mencionan además una idea que británicos y franceses tratarían de incluir en la agenda de Obama y sus consejeros: si la caída de Qoussair ha hecho difícil la realización de Ginebra 2, un asalto del ejército sirio en Alepo pudiera torpedear esa reunión y liquidar de golpe todo el proceso político tendiente a solucionar la crisis siria. Los mismos informes indican, por otro lado, que la administración Obama teme principalmente que la intervención del Hezbollah en Siria extienda al Líbano la crisis siria.

Al-Akhbar , 13 de junio de 2013
Nicolas Nassif
El Hezbollah ha dado la espalda a la polémica suscitada por su participación en los combates en Siria, específicamente en Qoussair, ignorando las virulentas críticas y las acusaciones provocadas por su implicación en ese conflicto y señalando repercusiones negativas de esa implicación en la escena sonnito-chiita del Líbano. El Hezbollah recurrió a Nabih Berry para que se ocupara de la batalla de la prórroga del mandato del Parlamento [libanés], siendo uno de los más fervientes adeptos de esa medida, después de haber trazado los límites de las negociaciones con Tammam Salam sobre el tema de la composición del gobierno. El partido no sólo dio la espalda a los plazos internos y a sus adversarios sino también a sus aliados, sugiriendo así que la verdadera batalla se desarrolla en Siria y no en suelo libanés. El secretario general del Hezbollah, sayyed Hassan Nasrallah, debería diferenciar los aspectos interno y externo de su política en su intervención televisada de mañana sábado, en ocasión del «Día del herido».
Por vez primera, responsables del Hezbollah mencionan el papel que su partido ha desempeñado fuera de la ecuación de la Resistencia y del conflicto con Israel. Hablan de la influencia del partido en Yemen, Bahréin, Arabia Saudita, Irak, Palestina y en la frontera con el Estado hebreo, afirmando que el Hezbollah se halla hoy en el centro del régimen sirio.
Para el Hezbollah la toma de Qoussair, el papel que desempeñó en ella así como el reforzamiento del control del régimen sirio sobre la frontera siro-libanesa revisten una doble importancia. El objetivo de la batalla de Qoussair era cortar las vías fronterizas de paso que hacían posible la intervención del Líbano en la guerra siria, a través del tráfico de armas y garantizando un santuario a los rebeldes. La toma de Qoussair es parte de un plan cuya ejecución se completará en Alepo. La importancia de la batalla de Qoussair reside en los cálculos militares, en materia de seguridad y políticos del Hezbollah, que considera que se trata de la primera ofensiva de envergadura que realiza desde su creación fuera de sus zonas de influencia. Hasta ahora, se había implicado [solamente] en combates defensivos contra Israel.
Por consiguiente, el mando militar del Hezbollah estima que su participación en los combates de Qoussair constituye un nuevo ejercicio importante desde los últimos enfrentamientos militares con Israel, que se remontan a la guerra de julio de 2006.
Eso demuestra que, en aras de proteger a la Resistencia, el Hezbollah está dispuesto a implicarse más en la guerra en Siria, ya sea en Qoussair, en Zabadani, en Homs o incluso en Alepo.

Al-Akhbar , 13 de junio de 2013)
Ibrahim al-Amine
Hace varios días, un diplomático occidental mencionó a uno de sus visitantes la actitud de los árabes hacia los nuevos acontecimientos en Siria y lo que se esconde tras la creciente campaña contra el Hezbollah.
Este diplomático declaró que «la participación del partido en los combates en Siria ha tenido como saldo importantes éxitos para el régimen y su ejército. Un papel más importante del Hezbollah podría ayudar al régimen a recuperar Alepo, toda la región rural de Damasco y otras regiones de las fronteras con Turquía y Jordania, y eso es grave». Los expertos israelíes y occidentales repiten eso mismo. El diplomático agrega: «Si la participación del Hezbollah va a dar al régimen la oportunidad de alcanzar importantes éxitos, hay que trabajar en dos niveles: encontrar la manera de reforzar los grupos armados rebeldes y obligar el Hezbollah a dar marcha atrás y a limitar su implicación en la guerra siria.»
Pero los datos demuestran que «las herramientas» de Occidente y sus auxiliares imponen una nueva escalada articulada alrededor del eslogan según el cual la participación del Hezbollah es la ilustracion de una «campaña chiita contra los sunnitas». A partir de ahí, resulta comprensible todo lo que se dice y se dirá en lo adelante: las fatwas que exacerban las tensiones religiosas, la incitacion a la violencia sectaria, como sucedió en Irak, y empujar a los rebeldes a cometer las peores atrocidades, como la registrada ayer en una localidad chiita de Deir Ezzor.
Pero ahí no termina todo. Era necesario que los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) tomaran una medida, decidiendo golpear donde duele: amenazando los medios de subsistencia de los libaneses, principalmente de los chiitas. Prohibirles trabajar en los países del CCG con el pretexto de que son partidarios del Hezbollah. El CCG espera con esas medidas presionar al Estado libanés (como por casualidad, esa mentalidad se parece a la de los israelíes en todas sus guerras contra el Hezbollah en el Líbano). El CCG y los países que lo apoyan sueñan con una revolucion libanesa contra la participación del Hezbollah en los combates en Siria.
Bueno… ¿y qué va a pasar ahora?
Es una ilusión esperar que esas presiones den resultados serios. Es difícil imaginar en Líbano o en el mundo árabe una revuelta chiita que obligue al Hezbollah a ceder ante esas presiones. También será difícil que aparezcan elementos nuevos y cualitativos en el discurso de los dirigentes y los medios del 14 de Marzo. Al mismo tiempo, los Estados del Golfo y, tras ellos, Estados Unidos tienen que pensar en otra manera de apoyar a los grupos armados en Siria. Ya les han dado todo lo posible en armas, dinero, apoyo mediático y envío de combatientes. Sólo les queda una opción: enviar sus ejércitos a combatir en Siria. Quizás sea hora de que lo hagan, directamente y sin más dilaciones.

L’Orient-Le Jour , (Diario en lengua francesa cercano al 14 de Marzo)
Scarlett Haddad (12 de junio de 2013)
Escenas increíbles se han desarrollado en los últimos días con relativa discreción. Los convoyes de heridos del Ejército Sirio Libre y del Frente al-Nusra pasaron por las regiones que sus unidades bombardean sistemáticamente sin que nadie se metiera con ellos. Incluso en ciertos momentos se cruzaron, o estuvieron a punto de hacerlo, con los convoyes de los funerales de los combatientes del Hezbollah muertos en Qoussair y los participantes en esos funerales se cuidaron de crear el menor incidente, ya sea en Hermel o en Baalbeck, según el testimonio del diputado Kamel Rifai.
Pero hay más. El Hezbollah incluso se encargó de transportar 35 heridos en sus propias ambulancias debido al temor de varias organizaciones humanitarias en cuanto al paso de los heridos por las regiones chiitas. Los testigos de estos hechos cuentan incluso la mezcla de sorpresa y temor de los heridos de la oposición siria al verse escoltados por los mismos contra quienes habían luchado en Qoussair. Incluso creyeron por un instante que el Hezbollah estaba secuestrándolos para masacrarlos con toda tranquilidad, pero luego vieron claramente que no estaba haciendo otra cosa que garantizar su transporte hasta los hospitales del norte. Además, el convoy de 35 heridos tenía que pasar por la carretera de Hermel que conduce a Kobeyate, pero la tribu Jaafar, que tiene 2 de sus miembros secuestrados en Siria por la oposición siria, se negó a dejarlos pasar, bloqueando la carretera, y el convoy tuvo que tomar otro camino que va de Baalbeck a Denniyé.
Al ser interrogados por las organizaciones humanitarias y por los propios heridos sobre las razones de su conducta, los combatientes del Hezbollah se limitaron a responder: «Nuestra religión impone este comportamiento. No podemos tocar a los heridos. Tienen que ser llevados a los hospitales.»
Ciertos medios de prensa dirán sin duda que el Hezbollah ha dado así un gran golpe en materia de propaganda. Pero en realidad la operación se desarrolló con la mayor discreción y el Hezbollah no hizo ningún ruido al respecto. Además, ciertamente no actuó así con el ánimo de modificar las creencias de los heridos ni de atraerlos a su propia causa, sabiendo que aquellos heridos habían luchado en gran parte por convicción.
Se trata, por lo tanto, por parte del Hezbollah, de una operación efectuada con conocimiento de causa, por razones a la vez religiosas y morales. Honestamente, hay que preguntarse cuántas organizaciones son capaces de actuar así. Y si la situación fuese al revés, ¿cuál habría sido la actitud de los combatientes de la oposición siria si hubiese habido que dejar pasar a los combatientes heridos del Hezbollah hacia los hospitales de Hermel y de Baalbeck?
Hay que plantearse esa pregunta en este clima de alta tensión confesional y ante la campaña de escarnio contra el Hezbollah [, campaña] que actualmente va ganando intensidad.
Sus adversarios políticos en Líbano se niegan a reconocerle la menor virtud y están al acecho de la menor falta. Esa es sin dudas la regla en materia de lucha política y, en cierta forma, es lo normal. Pero hay verdades que deben decirse, aunque sea para dar un poco de esperanza a los libaneses desesperados por la amplitud del foso que separa a los dos principales bandos del país.
El Hezbollah ha dado prueba, en momentos claves, de indudable rectitud moral. Hay que recordar el mes de mayo de 2000 y la apresurada retirada de las tropas israelíes, que dejaron detrás –en territorio libanés– a los aliados que no habían tenido tiempo de huir… pero no se registró ningún incidente…

Ach Charq Al-Awsat (Diario saudita), 12 de junio de 2013
El secretario general adjunto del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) a cargo de la negociación y el diálogo estratégico, Abdel Aziz Ueicheq, explicó las medidas que el CCG ha decidido adoptar para combatir el terrorismo económico. «Como ya se ha visto en la lucha contra el terrorismo, la acción colectiva en el enfrentamiento a esas organizaciones resulta más eficaz», dijo. Agregó que «existen mecanismos internacionales apropiados. La primera etapa consiste en identificar las transferencias bancarias destinadas al Hezbollah, al régimen sirio y a individuos e instituciones que les sirven de pantalla. Esas medidas también se aplican a sus aliados, como el presidente del Bloque del Cambio y la Reforma, Michel Aoun». Indicando que esos grupos raramente trabajan bajo sus propios nombres, el señor Ueicheq afirmó que «la segunda etapa consiste en identificar las inversiones y los intentos de lavado de dinero».

Fuente
New Orient News ">New Orient News