La primera sesión pública del Tribunal Especial para el Líbano se desarrolla el 16 de enero de 2014 en La Haya.

Se trata, como indica su nombre de un tribunal especial, o sea no es un tribunal en el sentido jurídico del término. Como subrayara en su momento el entonces secretario general de la ONU Kofi Annan: «No es un órgano subsidiario de la ONU ni un elemento del aparato judicial libanés». Se trata únicamente de un tribunal de excepción designado por los ejecutivos de la ONU y del Líbano.

El TEL [también designado como TSL, según sus siglas en francés] fue creado para investigar el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri –perpetrado en Beirut el 14 de febrero de 2005– y otros atentados políticos cometidos en Líbano. Lo financian, con 60 millones de dólares, sólo unos cuantos gobiernos, principalmente Arabia Saudita, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y el Líbano.

La primera sesión pública de este tribunal de excepción tiene lugar casi 10 años después de los hechos y su historia está marcada por todo tipo de complots y manipulaciones, que han fracasado uno tras otro.

En sus inicios, el TEL fue concebido para acusar, juzgar y condenar al entonces presidente del Líbano, Emile Lahoud, y al presidente de Siria, Bachar al-Assad. Cuatro generales libaneses (Moustafa Hamdane, Jamil Sayyed, Ali Hajj y Raymond Azar) fueron así arrestados y estuvieron encarcelados inútilmente durante 4 años. Pero toda la maquinaria creada por Washington y Tel Aviv se derrumbó repentinamente cuando se demostró que todo se basaba en los testimonios falsos de testigos remunerados. El presidente de la comisión investigadora, el alemán Detlev Mehlis, se vio obligado a dimitir vergonzosamente.

Posteriormente, este tribunal de excepción cambió varias veces de personal y de misión. Se trató sucesivamente de buscar la manera de condenar al Hezbollah y después a Irán. En el actual contexto de acercamiento entre Washington y Teherán, todo indica que se ha producido un regreso a las acusaciones contra el Hezbollah.

El Tribunal Especial para el Líbano acusará ahora a 5 miembros de la Resistencia libanesa (Moustafa Badreddine, Salim Ayyash, Hassan Habib Merhi, Hussein Oneissi y Assad Sabra) y –en violación de los principios del derecho internacional– iniciará el juicio en ausencia de los acusados. Se basará además únicamente en pruebas acusatorias circunstanciales, como conexiones telefónicas, a pesar de que los miembros del Hezbollah utilizan diariamente redes cerradas –o sea limitadas únicamente a las llamadas entre los miembros de esa organización.

En cambio, el TEL ignorará las pruebas, presentadas por el Hezbollah, que demuestran que durante las semanas que precedieron el atentado y hasta el día mismo de la realización del crimen los drones israelíes mantuvieron bajo estrecha vigilancia tanto los movimientos de Rafic Hariri como el lugar donde finalmente fue asesinado.

El Tribunal Especial para el Líbano defenderá la teoría según la cual los autores del atentado utilizaron un coche-bomba y lo hará sin tener en cuenta que la reconstrucción del crimen según los parámetros de esa hipótesis terminó en un fracaso y que el periodista francés Thierry Meyssan demostró que en el atentado se usó un arma basada en la nanotecnología, la cual no está al alcance del Hezbollah [1].

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[1«Revelaciones sobre el asesinato de Rafik Hariri», por Thierry Meyssan, Odnako (Federación Rusa), Red Voltaire, 29 de noviembre de 2010.