Unos 170 representantes de 112 movimientos sociales, de 24 países, se reunieron en Cuba para pasar revista a lo acontecido en esta década, luego del entierro del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la Cumbre de Mar del Plata, Argentina, en 2005.

No fue esta una mirada nostálgica ni complaciente. Los reunidos no vinieron a hacer loas de lo logrado si no con una impronta más urgente: unirse ante el avance de la derecha en la región o perder las conquistas alcanzadas durante este tiempo.

La situación del área trascendió al evento, pues la ofensiva de la derecha trasnacional, en su afán de recuperar el control de los recursos económicos y naturales, arrecia y amenaza con llevarse a su paso los avances populares en materia de democracia y soberanía.

Hoy, puede observarse cómo el monopolio de la información se ha convertido en un mero instrumento de la penetración ideológica, dirigida a sembrar la desunión y el analfabetismo político.

De esa manera, aprovechan la crisis estructural del capitalismo y la innegable repercusión en las economías nacionales para culpar a los gobiernos progresistas de ineficientes, y fortalecer su propósito de reconquistar el poder por las urnas.

¿Acaso en estos últimos tiempos no hemos escuchado en boca de candidatos de la ultraderecha discursos, objetivos y hasta banderas que siempre han sido bastiones de los procesos de izquierda? ¿Quién duda de la fortaleza alcanzada por estas fuerzas retrógradas en varios de los países importantes de la región?

No soplan en el continente los mismos aires de Mar del Plata. La derrota del ALCA, una gran victoria, les hizo creer a muchos que todo estaba hecho, el imperialismo derrotado y el camino hacia un mundo mejor plagado de rosas.

Se desmovilizaron los movimientos sociales, perdieron la articulación continental que los llevó a la victoria y cedieron su liderazgo a espacios institucionales descuidando la importancia de la lucha del poder popular.

Eso lo reconocen muchos de los líderes sociales del área; sin embargo, durante el espacio de diálogo que abrió el encuentro hemisférico coincidían en que la fragmentación aún no les había permitido lograr una articulación sólida, capaz de enfrentar con éxito los actuales desafíos de las fuerzas imperialistas.

También, los mismos representantes de tales movimientos reconocen haber equivocado la estrategia pues se movilizan en la lucha contra lo que la agenda imperial propone y no para reaccionar a favor de una propia batalla de integración y desarrollo.

No obstante, si los programas sociales existen y los niveles de pobreza disminuyen: ¿por qué los avances de la ultraderecha en las urnas?

Quizás los errores más graves de esos procesos radiquen en la falta de participación popular a la hora de adoptar decisiones, en olvidarse que sin atención a la base no puede construirse una revolución sólida ni hacerles comprender a los sectores más humildes que ellos son, en esencia, sujetos de las transformaciones.

Hugo Chávez lo demostró en Venezuela cuando ascendió al poder por medio de la vía electoral. La revolución que cimentó desde los propios cimientos lo llevó a protagonizar la derrota del ALCA como instrumento de dominación imperialista en América Latina y el Caribe, y abrió el camino hacia el triunfo de las fuerzas progresistas en otras naciones.

El encuentro de La Habana sirvió de punto de partida. La recomposición de la derecha en la región solo deja como alternativa a los movimientos sociales integrarse con esa fuerza que permitió enterrar al ALCA, o permitir que la actual arremetida reaccionaria, protagonizada por el mismo enemigo en común, borre todo vestigio de independencia y soberanía, alcanzados en los últimos tiempos. (ACN)

Fuente
Agencia Cubana de Noticias
La Agencia Cubana de Noticias (ACN) es una división de la Agencia de Información Nacional (AIN) de Cuba fundada el 21 de mayo de 1974.