La comunidad de inteligencia estadounidense (Intelligence Community) es un verdadero mito… Tanto entre sus partidarios como entre sus detractores son numerosos los que le atribuyen intenciones y capacidades que no siempre tiene, exceptuando quizás en materia de vigilancia electrónica, especialmente en lo tocante a internet.

Pero, como todos sabemos, sólo los ricos consiguen préstamos. Con el tiempo, la percepción de una supuesta hiperpotencia estadounidense –expresión concebida por el ex ministro francés de Relaciones Exteriores, Hubert Vedrine– ha sido ampliamente tergiversada. En su momento, Vedrine había utilizado aquella expresión con la intención de caracterizar el mundo de la postguerra fría, donde –según Vedrine– Estados Unidos ya no tenía enfrente ningún actor capaz de imponerle límites.

Algunos confundieron aquel concepto de hiperpotencia con la omnipotencia, efectuando así una mescolanza que hoy resulta muy poco adecuada para describir los actuales acontecimientos, donde la correlación de fuerzas en materia de política internacional parece hallarse en plena mutación, sobre todo en el Medio Oriente.

El poderío estadounidense, particularmente el de sus servicios de inteligencia, está lejos de ser ilimitado. Esto es importante recordarlo y tenerlo muy en cuenta a la hora de analizar la actualidad. Los límites de los servicios de inteligencia estadounidenses son a la vez de carácter interno y externo, pero a veces resulta difícil definirlos y estudiarlos de manera exhaustiva.

Como bien decía un gran conocedor de las correlaciones de fuerza, una imagen vale más que mil palabras, es por esa razón que queremos demostrar lo anteriormente expuesto con la presentación de una entrevista extremadamente interesante realizada en agosto pasado por la televisión qatarí Al-Jazeera al general Mike T. Flynn, quien dirigió la Defense Intelligence Agency (DIA) desde julio de 2012 hasta agosto de 2014.

De esta entrevista no se habló del otro lado del Atlántico [en Estados Unidos], aunque las declaraciones del general son profundamente reveladoras en muchos sentidos. El general Flynn sirvió durante muchos años en el Mando Integrado de Operaciones Especiales (Joint Special Operations Command) antes de ser nombrado director de la inteligencia militar estadounidense.

En agosto de 2012, o sea poco después de que el general Flynn asumiera la dirección de la DIA, una oficina regional de esa agencia estadounidense había enviado un informe elaborado en el terreno sobre la evolución de la situación en Siria, donde estaba sucediendo algo que se parecía mucho a una verdadera guerra civil. Aquel documento fue inicialmente clasificado como Secreto y dado a conocer únicamente a los servicios debidamente habilitados, como el Departamento de Estado y la CIA, así como el CentCom [el mando estadounidense a cargo de las operaciones militares en dirección del Medio Oriente] y la National Geospatial Intelligence Agency (NGA).

Aquel informe fue finalmente dado a conocer públicamente el 18 de mayo de 2015, en virtud de la ley FOIA (Freedom of Information Act), mediante la presentación de una versión bastante edulcorada pero que no logra ocultar el fondo del documento en cuestión [1].

Publicada como resultado de un proceso de desclasificación previsto en la ley FOIA, esta versión suscitó fuertes reacciones en Estados Unidos y en el mundo anglosajón en general, fundamentalmente debido a su contenido, cuyo carácter premonitorio provocó una verdadera polémica en los medios de prensa así como en el seno de la comunidad de los servicios de inteligencia, sobre todo en los vinculados con el surgimiento del Emirato Islámico.

Aunque algunas de las hipótesis expuestas en el informe no llegaron a materializarse, resulta imposible dejar de reconocer que otros fragmentos del informe revisten un carácter que puede parecer explosivo, al menos a posteriori. Por ejemplo, en la página 8 (punto 8.C) se señala que

«un emirato salafista podría establecerse en el este de Siria, lo cual corresponde exactamente con los objetivos de las potencias que respaldan la oposición, teniendo como objetivo aislar al régimen sirio, considerado como un espacio que garantiza la profundidad estratégica de la expansión chiita (Irak e Irán)».

Es conveniente subrayar que esos elementos de información datan de 2012, o sea antes de que el Emirato Islámico irrumpiera estruendosamente en el primer plano del escenario político y militar del Medio Oriente. La entrevista televisiva del general Flynn aborda ese contexto y el general aclara parcialmente el funcionamiento de la inteligencia estadounidense y los límites de esta última.

Antes de pasar al análisis de las declaraciones del general Flynn, citamos aquí varios fragmentos claves de la entrevista que concedió el pasado 4 de agosto:

Al-Jazeera: Usted declara, en sustancia, que en el momento en que usted estaba en el cargo [como director de la DIA, la agencia de inteligencia del Pentágono], usted sabía que esos grupos [salafistas] estaban presentes en el terreno. Usted lo leyó en el informe de análisis de la DIA. Usted se pronunció contra todo apoyo aportado a esos grupos, pero no fue escuchado. Pero, ¿escuchado por quién?

General Flynn: Por la administración, creo yo.

Al-Jazeera: O sea, ¿la administración no prestó oído e ignoró el análisis de ustedes?

General Flynn: No creo que haya hecho oídos sordos. Creo que era una decisión. Creo que era una decisión deliberada.

Al-Jazeera: ¿Una decisión deliberada de respaldar una insurrección salafista? ¿A al-Qaeda y la Hermandad Musulmana?

General Flynn: Se trataba de una decisión deliberada, que consistía en hacer lo que la administración hizo.

Al-Jazeera: En 2012, Estados Unidos ayudaba a coordinar las entregas de armas a esos grupos [salafistas, Hermandad Musulmana, al-Qaeda en Irak]. ¿Por qué no pusieron ustedes fin a esas actividades, si estaban preocupados por la aparición de extremistas salafistas?

General Flynn: Siento decirlo con tanta franqueza pero ese no era mi trabajo. Mi trabajo consistía en […] garantizar la exactitud y la calidad de la información que llegaba a nuestras manos.

El presentador de Al-Jazeera, Mehdi Hasan, no parece conocer realmente la diferencia entre la CIA y la DIA. Sin embargo, aunque las siglas de esas dos agencias se diferencian únicamente en una sola letra, la DIA siempre se ha dedicado enteramente al trabajo de inteligencia bajo su forma más pura, o sea que siempre ha tratado de proporcionar información de inteligencia de la más alta calidad al Departamento de Defensa y a los mandos militares subordinados, en función de las necesidades de los informes de evaluación de alto nivel, como los National Intelligence Estimates (NIE). La misión de la DIA consiste además en proporcionar los datos de inteligencia necesarios para los planes estratégicos del Departamento de Defensa, así como la información de orden táctico indispensable para la aplicación de dichos planes.

El presentador de Al-Jazeera parece compartir una visión ampliamente extendida a nivel mundial, que consiste en creer que el director de una agencia de inteligencia como la DIA podría gozar de algún tipo de autoridad sobre las decisiones del presidente de Estados Unidos. En realidad, no dispone de tal influencia. Ni en lo tocante a Siria o Irak, ni tratándose de ningún otro país. El general Flynn lo señala, por cierto, indirectamente cuando precisa que «ese no es mi trabajo». Pero da a entender, entre líneas, que trató de convencer al entorno del presidente Obama de no prestar asistencia al Frente al-Nusra, emanación de al-Qaeda «canal histórico» en Siria.

Desde 2012, el general Flynn sabía que al-Nusra tenía intenciones hostiles a los intereses occidentales y que el objetivo de esa franquicia yihadista era la creación de emiratos islámicos donde se aplicaría la charia. Durante sus 2 años a la cabeza de la DIA, el general Flynn trató además de hacer entender a la Casa Blanca que Estados Unidos estaría cometiendo un error político de gran importancia al apoyar al Frente al-Nusra o a grupos similares en su empeño militar de derrocar el gobierno de Bachar al-Assad.

Para personas que no están familiarizadas con el funcionamiento interno de la DIA es, sin dudas, difícil entender que la función de esa agencia no consiste en persuadir a la administración de aplicar o no tal o más cuál política, a pesar de que –en el puesto que ocupaba el general Flynn– puede ser grande la tentación de decir a veces lo que uno piensa, sobre todo cuando se está en presencia de consejeros algo simplones. Pero ese es el tipo de comportamiento que puede costarle a uno el puesto, y es precisamente por esa razón que el general Flynn acabo viéndose empujado hacia la puerta de salida.

En realidad, los análisis y conclusiones de la DIA sobre Siria le costaron el puesto no sólo al general Flynn sino también a Chuck Hagel, el secretario de Defensa. Durante meses, la DIA trató inútilmente de llamar la atención de la administración sobre los peligros de su estrategia política en el Medio Oriente, haciéndole llegar informes de inteligencia que mostraban la realidad sobre la situación en el terreno. [El secretario de Defensa] Chuck Hagel había adoptado el punto de vista de la DIA, cuyo trabajo respaldaba activamente, lo cual provocó la ira de los consejeros de la Casa Blanca y del Departamento de Estado. Con el apoyo de la CIA, esos altos responsables se dedicaron entonces a socavar la autoridad política de Hagel, hasta que lograron obligarlo a dimitir.

Como podemos ver, la guerra entre los diferentes servicios de inteligencia [del país] no es una exclusividad de Francia, y en este caso la CIA y su director John Brennan jugaron la carta del Departamento de Estado, en detrimento de la DIA, en la que los especialistas de la CIA siempre han visto un incómodo rival. Este antagonismo tiene raíces históricas. Pero también tiene su origen en el excelente trabajo que realizó la DIA desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Verdadera estrella ascendente en materia de inteligencia humana y análisis estratégico, al extremo opuesto de la militarización de los modos de actuación de la CIA, la DIA mantiene actualmente una relación de cooperación dosificada con su homóloga civil. Pero nadie duda que han sido sus resultados, superiores y menos controvertidos, lo que le ha valido un mayor respeto y la fría hostilidad de la CIA.

Volviendo a la entrevista televisiva del general Flynn, el informe de la DIA al que se refiere ocupa ahora un lugar central y da un lugar a un gran despliegue imaginativo en el debate público estadounidense. Numerosos medios de prensa que han publicado fragmentos de ese documento han visto en él la prueba de un respaldo deliberado de Estados Unidos a la expansión de los grupos yihadistas en Irak, y del Emirato Islámico en particular. Yo examiné personalmente el informe en cuestión y estoy seguro de que se basa en la opinión de un servicio de inteligencia aliado del Medio Oriente, que pasó después por el filtro de los analistas de la DÍA. Podría tratarse, por consiguiente, de un documento híbrido cuya materia prima proviene de un país que, por el momento, se mantiene en la sombra, y que fue analizado, sopesado y explotado por la DÍA.

Es por demás interesante el hecho que en ese informe se utiliza una terminología que ya era parcialmente obsoleta, en el momento de la supuesta entrega del informe, al describir grupos potencialmente peligrosos. Por ejemplo, en ningún momento se menciona «el Estado Islámico en Irak». En cambio, sí se menciona varias veces a al-Qaeda en Irak (AQI), a pesar de que esa organización ya se había fusionado con otros grupúsculos desde enero de 2006, adoptando definitivamente la denominación de «Estado Islámico en Irak» hacia el mes de octubre del mismo año. Independientemente de las razones de este anacronismo terminológico –que podría ser además perfectamente deliberado– es conveniente subrayar que el general Flynn nunca ha declarado ni dado a entender que la administración favoreciera deliberadamente el surgimiento del Emirato Islámico.

Lo que sí explica el general es que la administración aceptó deliberadamente la presencia de grupos como el Frente al-Nusra en el seno de las fuerzas rebeldes sirias, a las que Estados Unidos trataba por entonces de reunir para acabar con Bachar al-Assad. A posteriori, es posible suponer que la DIA y el general Flynn trataron de sacar partido del informe de 2012 para transmitir un mensaje al nivel político y estimular la administración a optar por una estrategia más racionar en Siria. Como el propio general reconoce en su entrevista televisiva, no era ese «su trabajo», y al meterse en ese juego peligroso acabó perdiendo…

Fuente
Centre français de recherche sur le renseignement (CF2R) ">Centre français de recherche sur le renseignement (CF2R)