‎«Cincuenta cabezas nucleares estarían listas para su traslado de la base turca de Incirlik, ‎en Anatolia, a la base de la USAF (United States Air Force) en Aviano, en la región Friuli Venezia ‎Giulia, ya que Estados Unidos alberga cada vez más dudas sobre la fidelidad del presidente turco ‎Erdogan a la OTAN.» Eso anuncia la agencia italiana de prensa ANSA, que además cita las ‎declaraciones del general retirado Chuck Wald de la fuerza aérea estadounidense, entrevistado el ‎‎16 de noviembre por la agencia Bloomberg [1].‎

Aunque lo hace con retraso, el sólo hecho de que ANSA mencione el asunto es positivo. Y ‎confirma lo que hace tiempo venimos documentando. Aunque ANSA prefirió ignorarlo, el 22 ‎de octubre escribíamos: ‎

«Parece probable que entre las opciones estudiadas en Washington está el traslado del ‎armamento nuclear estadounidense de Turquía a otro país más confiable. Según el ‎respetado boletín de la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, siglas en inglés), ‎la base aérea de Aviano puede ser la mejor opción en Europa desde el punto de vista ‎político, pero probablemente no cuenta con suficiente espacio para recibir todo el ‎armamento nuclear de Incirlik. Sin embargo, sería posible obtenerse ese espacio ya que ‎en Aviano se han emprendido trabajos de restructuración para recibir las bombas ‎nucleares [también estadounidenses] B62-12.»‎

Basándose en el despacho de ANSA, el coordinador nacional de la Federación de Los Verdes ‎‎[partido ecologista italiano], Angelo Bonelli, preguntó al gobierno si confirma esa información y ‎habló de llevar la cuestión al parlamento ya que Italia se vería «convertida en el mayor depósito ‎de armamento nuclear en Europa y ese silencio del gobierno italiano es inaceptable». ‎

Pero en realidad, no es el gobierno el único que guarda silencio. También lo hace el parlamento, ‎donde es tabú la cuestión del armamento nuclear estadounidense desplegado en Italia. Hablar del ‎asunto equivaldría a sacar a la luz la relación de sumisión de Italia hacia Estados Unidos. ‎

Italia sigue siendo, de esa manera, un puesto avanzado de las fuerzas nucleares de ‎Estados Unidos. Según las últimas estimaciones de la Federación de Científicos Estadounidenses, ‎en cada una de las 2 bases de Estados Unidos en Italia y en las que existen en Alemania, ‎Bélgica y los Países Bajos, habría actualmente 20 bombas nucleares B-61, lo cual hace un total ‎de 100, además de las 50 desplegadas en Incirlik. ‎

Pero nadie puede confirmar cuántas hay en realidad. Según las estimaciones, Estados Unidos ‎estaría reduciendo la cantidad. Paradójicamente, esa reducción no es nada tranquilizadora ‎ya que Estados Unidos está preparándose para reemplazar el armamento actual por las nuevas ‎bombas nucleares B61-12. ‎

La bomba nuclear estadounidense B61, actualmente desplegada en Italia, es un artefacto ‎atómico de lanzamiento vertical. Pero las nuevas bombas B61-12 se dirigen hacia el blanco, ‎guiadas por un sistema satelital, y tienen capacidad de penetración en el subsuelo para explotar ‎dentro de búnkeres y centros de mando. El programa del Pentágono prevé la fabricación, ‎a partir de 2021, de 500 bombas nucleares del tipo B61-12, a un costo de 10 000 millones de ‎dólares. ‎

No se sabe cuántas de esas bombas desplegará Estados Unidos en Italia ni en cuáles bases, ‎pero probablemente no será sólo en Aviano y Ghedi. Según la opinión recogida en el proyecto ‎publicado por el ministerio [italiano] de Defensa, los nuevos hangares de Ghedi podrán recibir ‎‎30 cazabombarderos F-35 con 60 bombas nucleares B61-12, tres veces más que las actuales ‎‎B61.‎

Simultáneamente, Estados Unidos se prepara para desplegar en Italia y en otros países ‎de Europa sus misiles nucleares de alcance intermedio (entre 500 y 5 500 kilómetros) con rampas ‎terrestres, similares a los llamados «euromisiles» eliminados por el Tratado INF, ‎firmado en 1987 entre Estados Unidos y la URSS. ‎

Después de haber acusado a Rusia –sin presentar pruebas– de haber violado el Tratado INF, ‎Estados Unidos se retiró de ese Tratado y comenzó a fabricar misiles de la categoría prohibida. ‎El 18 de agosto [de 2019], Estados Unidos realizó un ensayo con un nuevo misil crucero y el 12 ‎de diciembre puso a prueba un nuevo misil balístico, capaz este último de alcanzar su blanco en cuestión de minutos. ‎

Al mismo tiempo, Estados Unidos está reforzando su «escudo antimisiles» en Europa. En el ‎marco de su respuesta «asimétrica», Rusia comienza el despliegue de misiles hipersónicos, ‎capaces de volar a 33 000 kilómetros por hora y de cambiar de rumbo en pleno vuelo, lo cual ‎los hace capaces de penetrar cualquier «escudo». ‎

La situación es por consiguiente mucho más peligrosa de lo que demuestra la ya alarmante ‎noticia del posible traslado de las bombas nucleares estadounidenses desplegadas en Incirlik ‎‎(Turquía) a Aviano (Italia). Pero sigue predominando el silencio impuesto por el amplio ‎alineamiento de la clase política, culpable del hecho que Italia –país supuestamente ‎no nuclearizado– acoja armamento nuclear en su suelo y se prepare para utilizarlo, violando así ‎el Tratado de No Proliferación nuclear que algún día firmó y ratificó. ‎

Esa responsabilidad se hace más grave aún dado el hecho que, como miembro de la OTAN, Italia ‎se niega incorporarse al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, adoptado con ‎amplísima mayoría por la Asamblea General de las Naciones Unidas. ‎

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio