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Il Manifesto (Italia)
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Manlio Dinucci hace un balance de los 70 años de relación entre Italia y el ente Estados Unidos/OTAN. Dejando de lado la cuestión de los actos terroristas bajo bandera falsa que la OTAN orquestó en suelo italiano, el autor se concentra en el uso de las fuerzas armadas de Italia en función de los intereses del “aliado”, una historia que habla por sí sola.

Presentado como una operación tripartita, el ataque de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra Siria estuvo enteramente coordinado por la OTAN. Exactamente igual que la agresión contra Irak, iniciada hace 14 años, el bombardeo de las 3 potencias occidentales contra Siria se basó en una mentira que ya había sido desmentida oficialmente, antes de la agresión, por los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.

Manlio Dinucci interpreta las mentiras británicas sobre el caso Skripal y la Ghouta Oriental como el equivalente europeo de lo que fueron las mentiras de Estados Unidos sobre Irak. Y observa que en ambos casos las potencias occidentales trataban de mantener su dominación sobre el resto del mundo ante el nuevo poderío de Rusia y China.

La Comisión Europea acaba de presentar un plan movilidad militar que demuestra públicamente cómo funciona la Unión Europea desde que fue creada. Aunque dispone de cierto margen de maniobra, la UE es esencialmente el ala civil de la OTAN. Hasta el momento, no hay entre las normas de la Unión Europea ninguna diferente de las normas preconcebidas por la OTAN. Por consiguiente, por mucho poder que parezcan poseer el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, en definitiva no pasan de ser repetidores de las decisiones que se adoptan en la alianza atlántica, el único y verdadero poder que existe en Bruselas.

La actual campaña contra Rusia retoma formulaciones tradicionales de la propaganda nazi de la Segunda Guerra Mundial y las del antisovietismo de la guerra fría. Antes se incriminaba a «los judíos» y «los comunistas», ahora los mismos clichés –utilizados esta vez contra Rusia– parecen hacer innecesaria la presentación de argumentos y pruebas.

Siete años después de la intervención militar de la OTAN contra Libia, todos los observadores coinciden en reconocer que aquella intervención se basó en mentiras enormes y que contradecía el mandato otorgado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque hoy reconocen que la población libia era la más rica de África y que su nivel de vida se derrumbó a raíz de la invasión, provocando que los libios se exilaran masivamente, los occidentales siguen sin tomar conciencia del hecho que Muammar el-Kadhafi había vencido en Libia la práctica del esclavismo y del racismo. Al destruir la Yamahiria, la OTAN abrió deliberadamente las puertas del infierno. No sólo fueron perseguidos los trabajadores inmigrantes de piel oscura sino también los libios negros de Tawerga. Además, el trabajo que la Yamahiria había realizado en materia de cooperación africana entre árabes y negros se ha visto reducido a nada en todo el (...)

En 2006, Israel atacó el Líbano creyendo que aplastaría al Hezbollah y que provocaría una respuesta militar de parte de Siria. Hoy en día, Israel está preparando un nuevo ataque contra el Líbano, ahora con intenciones de provocar una respuesta iraní. Al igual que en 2006, el juego está arreglado de antemano ya que Israel, como la rémora o pez-pega, está sólidamente adherido al tiburón estadounidense, al extremo que ese escenario sirve de tema al ejercicio militar israelo-estadounidense Juniper Cobra 2018.

Nadie sabé qué es más terrible: ¿Que Rusia se haya visto obligada a desarrollar nuevas armas nucleares para imponer respeto a quienes la asedian con sanciones? ¿Que Estados Unidos se empeñe en negar la realidad y en seguir despreciando a Rusia? ¿O que el resultado de este enfrentamiento sea una carrera armamentista con artefactos que amenazan la existencia misma de la Humanidad?

En 1977, la Unión Soviética, en aplicación de una de las posibilidades permitidas en el tratado SALT I, desplegó en su territorio misiles SS-20 que le permitían golpear primero a la OTAN en caso de guerra nuclear. Para recuperar su ventaja, Estados Unidos instaló misiles Pershing 2 en las fronteras del Pacto de Varsovia. Manlio Dinucci señala que una escalada similar ha comenzado en Europa.

La alternativa entre seguir en la Unión Europea o salir de ella se ha convertido en tema de debate en todas las elecciones de los Estados miembros de la UE. Pero, nadie se pregunta si habría que salir o no de la OTAN, a pesar de que ambas estructuras están íntimamente vinculadas y de que es completamente absurdo pronunciarse sobre la permanencia en una de ellas sin hablar de la otra.

Los debates de la campaña electoral abordan la cuestión del papel de la Unión Europea, pero nadie habla del papel de la OTAN a pesar de que esas dos organizaciones son las dos caras –una civil y la otra militar– de la misma moneda. Tanto mejor para el Pentágono estadounidense, que así tiene el camino abierto para seguir adelante con su propia agenda.

Se ha filtrado a la prensa –probablemente lo “filtró” el mismo Pentágono– el borrador de la Nuclear Posture Review 2018. En ese documento se predica el fortalecimiento del programa nuclear estadounidense, describiendo toda una serie de amenazas, exageradas o simplemente imaginarias.

«Todo tiene que cambiar para que nada cambie», decía el poeta siciliano. La Unión Europea ha anunciado un gran plan de ayuda al desarrollo durante su quinta cumbre conjunta con los países de la Unión Africana. El geógrafo italiano Manlio Dinucci estima que tras los “nobles sentimientos” anunciados se esconde realmente una voluntad neocolonialista.
«El arte de la guerra»
Estados Unidos inicia el despliegue de treinta F-35 para 60 bombas atómicas en Italia por
Manlio Dinucci

Estados Unidos acaba de desplegar en Italia varios F-35, capaces de portar bombas atómicas, igualmente desplegadas en suelo italiano en violación del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP). Además, la participación de la industria italiana en el ensamblaje del nuevo avión de guerra estadounidense la convierte de hecho en parte del gigantesco complejo militaro-industrial de Estados Unidos, bajo la batuta de Lockheed Martin.

La instauración de la PESCO aclara definitivamente el proyecto llamado «Europa de la Defensa» para que sepamos que nunca será una entidad soberana capaz de competir con la OTAN… sino que sólo podrá complementarla. Se supone que la próxima etapa pondría esta «Europa de la Defensa» bajo el control de Francia, en el sector nuclear, y de Alemania, en materia de fuerzas convencionales. Pero todo el conjunto sólo podrá ser utilizado bajo el mando del Pentágono, que le confiaría algunos de sus objetivos militares.

La Campaña para Abolir las Armas Nucleares, que acaba de ganar el Premio Nobel de la Paz, ha creído erróneamente que parlamentarios de la mayoría gubernamental italiana se habían comprometido a convencer a sus socios de la OTAN de que es necesario renunciar al armamento nuclear. En realidad, los compromisos de los países miembros de la OTAN son muy claros: según ellos, la seguridad de los miembros de la alianza atlántica se basa en la posesión de bombas atómicas.

Francia ya tiene su nuevo “Pentágono”, pero Italia sólo comienza la construcción del suyo. Los países miembros de la OTAN están organizándose según el modelo de su superior estadounidense. Detrás de ese cambio de locales se esconde un cambio de medios y de objetivos.
«El arte de la guerra»
Demócratas y republicanos aprueban juntos el rearme anti-ruso de Estados Unidos por
Manlio Dinucci

Estados Unidos está viviendo la misma situación que en 1995: la Casa Blanca trata de reducir los gastos militares pero el Congreso impone su aumento. Antes, el pacifista era Bill Clinton y los belicistas eran los republicanos, junto a algunos demócratas. Ahora es al revés: el pacifista es Donald Trump y los guerreristas son los demócratas, con respaldo de algunos republicanos.
«El arte de la guerra»
Grandes maniobras nucleares en la Cámara de diputados de Italia por
Manlio Dinucci

El parlamento italiano acaba de ratificar de facto la declaración de la OTAN contra el desarme nuclear. Y lo hace recurriendo al cuento de hadas de que en la alianza atlántica cada voto cuenta. En realidad, en 2011, la OTAN no sólo actuó más allá de lo que decía una resolución de la ONU cuando atacó Libia con el propósito deliberado de cambiar el régimen en ese país. La alianza atlántica violó incluso sus propios estatutos ya que nunca reunió el Consejo del Atlántico Norte para obtener su aprobación. El mito de que ese Consejo evitaría una deriva imperialista de la alianza atlántica es, por tanto, una mentira y todos sus miembros lo saben perfectamente.

Ninguna de las potencias nucleares ha aceptado firmar el nuevo Tratado de la ONU que prohíbe las armas atómicas. Ciertamente, puede resultar comprensible que existan temores ante la posibilidad de que el adversario no acepte ese desarme. Pero la OTAN, que ya viola cotidianamente el Tratado de No Proliferación, va mucho más lejos al afirmar que, bajo su responsabilidad, las bombas atómicas favorecen la paz y que no hay ninguna posibilidad de que renuncie al armamento nuclear.

Las decisiones que Washington ha tomado para bloquear la economía de Venezuela –presentadas como sanciones que castigan crímenes imaginarios– prohíben de hecho a los aliados de Estados Unidos la compra de petróleo venezolano. Así que Venezuela venderá su petróleo a China y, al hacerlo, ya no fijará su precio en dólares sino utilizando la moneda china –el yuan–, lo cual pondrá rápidamente en peligro la supremacía del dólar estadounidense y, con ello, la economía misma de Estados Unidos. Parece que al tratar de castigar a Venezuela, Washington acaba de darse un tiro en un pie.

Nos equivocamos cuando creemos que cada uno de los actuales conflictos armados es diferente a los demás. Casi todos se insertan en un contexto general que enfrenta al «Imperio Estadounidense de Occidente» con los países del grupo BRICS, que a su vez trata de oponerle «un orden internacional alternativo». Ese enfrentamiento también se plantea en el plano militar y el sector financiero.

Manlio Dinucci señala que la crisis alrededor de Corea del Norte nos hace perder de vista el verdadero problema. El problema no es que Pyongyang tenga la bomba atómica sino las increíbles proporciones de los arsenales nucleares que poseen las grandes potencias, que otros 35 países estén a punto de adquirir armas atómicas y el hecho innegable que, ante la estrategia de Estados Unidos, los poseedores de armamento nuclear están realmente más protegidos que los demás.

Bajo la bella denominación de «Hub de Dirección Estratégica de la OTAN para el Sur», la OTAN acaba de dotarse de un gigantesco centro de inteligencia encargado de coordinar todas las acciones secretas del Pentágono. Manlio Dinucci analiza su estructura y muestra que ese centro cubrirá, para empezar, toda África –con excepción de Sudáfrica– y todo el Medio Oriente ampliado –exceptuando Israel. Financiado en parte por los europeos, ese centro rendirá cuentas prioritariamente a Estados Unidos.

El 11 de agosto de 2017, el presidente Donald Trump habló de recurrir a la opción militar contra Venezuela. Manlio Dinucci resalta en este artículo que no se trata de palabras al viento. El ejercicio militar Mobility Guardian, que acaba de realizarse en Estados Unidos con la participación de tropas de 25 países y observadores de otros 12, fue un ensayo de una proyección rápida de fuerzas de la OTAN ampliada.

Ya se sabe que si Estados Unidos financia el despliegue de sus tropas en el oeste y el centro de Europa es… por puro altruismo, para proteger a los europeos ante la amenaza de invasión rusa. Pero la Historia nos muestra que las tropas rusas nunca invadieron Europa. De hecho, sucedió lo contrario, y más de una vez: Napoleón invadió Rusia en 1812 y en 1941 se produjo la invasión desatada por Adolf Hitler. En realidad, la “preocupación” de Estados Unidos por la seguridad de los europeos busca proteger el suelo estadounidense desplazando hacia Europa la línea de fuego de un posible enfrentamiento militar.

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