La pandemia de coronavirus afecta a todos los países y regiones del mundo y a todos los aspectos de nuestras vidas. Nos ha recordado hasta qué punto estamos interconectados. Nadie estará a salvo en ningún país mientras la pandemia haga estragos en diferentes partes del planeta. El respeto de todos los derechos humanos ha de ser el estandarte de la lucha contra la pandemia y el pilar de la recuperación mundial.

La pandemia y sus repercusiones socioeconómicas están afectando de forma desproporcionada a los derechos de las mujeres, los niños y las personas mayores, así como a todas las personas que se encuentran en situaciones vulnerables, como los refugiados, los migrantes y los desplazados internos, y no hacen sino exacerbar las desigualdades preexistentes. Las medidas de respuesta deben tener en cuenta las necesidades de aquellas personas que están más expuestas a sufrir marginación, estigmatización, xenofobia y racismo u otras formas de discriminación. La prevención y la protección frente a toda forma de violencia sexual y de género, también mediante los mecanismos de recurso adecuados, y el acceso permanente a todos los servicios de salud esenciales, revisten especial importancia en una época de confinamiento. Todas las medidas y las actuaciones que se acometan para dar respuesta a esta situación deben ser inclusivas y sensibles a las cuestiones de género, y deben garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres en los procesos decisorios y en todas las fases de la respuesta y de la recuperación. También debe hacerse frente a los graves efectos de la crisis en los derechos económicos y sociales.

La Unión Europea reafirma la necesidad de prestar especial atención a la repercusión cada vez mayor de la pandemia en todos los derechos humanos, la democracia y el estado de Derecho. En circunstancias de emergencia, la legislación internacional de derechos humanos permite que los Estados limiten algunos de estos derechos siempre que las medidas sean necesarias, proporcionadas, de carácter temporal y no discriminatorias. La pandemia de coronavirus no debe servir de pretexto para limitar el espacio democrático y cívico o la observancia del estado de Derecho y de los compromisos internacionales ni para coartar la libertad de expresión, la libertad de prensa o el acceso a la información tanto en internet como fuera de internet. No deben emplearse las medidas para restringir la labor de los defensores de los derechos humanos, los periodistas, los trabajadores de los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil. Las tecnologías digitales con potencial para ayudar a contener la pandemia deben utilizarse en pleno respeto de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la intimidad.

Proteger el derecho de todos al disfrute del más alto nivel posible de salud requiere el acceso a información fidedigna. Las personas deben poder proteger su propia salud y la de los demás. La información engañosa o falsa puede poner vidas en peligro. Por ello resulta crucial combatir firmemente la desinformación con una comunicación transparente, en tiempo debido y basada en datos, de modo que se refuerce la resiliencia de la sociedad.

La Unión Europea reconoce que el papel de la sociedad civil y de los defensores de los derechos humanos es más importante que nunca para fomentar la solidaridad, prestar apoyo a quienes más lo necesitan, defender los derechos humanos, las libertades fundamentales y el espacio democrático y promover la rendición de cuentas.

Este es un momento para la solidaridad y la cooperación mundial a través de iniciativas multilaterales. La Unión Europea reitera su voluntad de contribuir a la respuesta mundial a la pandemia. Impulsará la coordinación en todos los foros multilaterales pertinentes, trabajando con las Naciones Unidas, la OMS, el Consejo de Europa, la OSCE y otras organizaciones regionales. Asimismo revisten especial importancia las medidas adoptadas a escala nacional.

La Unión Europea respalda la importante labor del sistema de las Naciones Unidas en la movilización y coordinación de la respuesta mundial a la pandemia bajo el estandarte de los derechos humanos. Apoyamos firmemente el llamamiento del secretario general de las Naciones Unidas en favor de un alto el fuego mundial, así como la petición de poner fin a la violencia de género, y respaldamos asimismo el trabajo de la alta comisionada para los Derechos Humanos y su Oficina.

La Unión Europea recuerda que todos los derechos humanos son universales, indivisibles, interdependientes y están interrelacionados. En un momento de crisis mundial como este, no podemos olvidarlo. Nos comprometemos a velar por que nuestra respuesta salvaguarde la dignidad y los derechos humanos de todas las personas sin discriminación de ningún tipo y exhortamos a todos los gobiernos del mundo a que hagan lo mismo. Nadie ha de quedar relegado, y ningún derecho humano desatendido.