Mientras europeos y árabes se concentran en el coronavirus, los anglosajones se dedican a modificar el orden del mundo. Cumpliendo órdenes de Estados Unidos, el Reino Unido ha tomado el control de la entrada del Mar Rojo, Emiratos Árabes se vuelve en contra de Arabia Saudita y le inflige una derrota humillante en el sur de Yemen, mientras que los hutis hacen lo mismo en el norte. Yemen se ha dividido de hecho en dos Estados y la integridad territorial de Arabia Saudita corre peligro.
El presidente estadounidense Donald Trump sigue adelante con su política de retirada militar del «Medio Oriente ampliado», o «Gran Medio Oriente». Para ello desplaza sus tropas progresivamente, firma acuerdos con las fuerzas que hasta ahora habían servido de pretexto para justificar el despliegue militar estadounidense –como los talibanes– y negocia la liberación de sus prisioneros. Simultáneamente, el Pentágono recurre al Reino Unido para que ese país encabece las operaciones de la nueva OTAN-Medio Oriente (OTAN-MO) y supervise la continuación de la «guerra sin fin» en el «Medio Oriente ampliado». Siria se ve catalogada ahora como zona de influencia rusa mientras que la estrategia Rumsfeld/Cebrowski sigue adelante con la división de facto de la República de Yemen en dos Estados separados y la preparación del desmembramiento de Arabia Saudita.
Repatriación de los agentes de la CIA prisioneros
El 18 y el 19 de marzo de 2020, el ciudadano estadounidense Michael White, que estaba detenido en Irán, fue entregado a la embajada de Suiza en Teherán; otro ciudadano estadounidense, Amer Fakhoury, detenido en Líbano, fue sacado ilegalmente de ese país por las tropas de Estados Unidos; y finalmente, el presidente Trump solicitó públicamente la ayuda de Siria para determinar el paradero de un tercer ciudadano estadounidense, Austin Tice.
Esas operaciones se desarrollan bajo la supervisión del discreto consejero del presidente para las cuestiones de seguridad nacional, Robert O’Brien, hombre de sólida experiencia en materia de negociación para la liberación de prisioneros.
– Michael White sirvió durante 13 años en la marina de guerra de Estados Unidos. Viajó a Irán para reunirse con su novia, fue arrestado por las autoridades iraníes en 2018 y condenado a 13 años de cárcel por espionaje. Otros ciudadanos estadounidenses encarcelados en Irán –como Morad Tahbaz, Robert Levinson, Siamak y Baquer Namazee– no parecen suscitar el mismo interés de parte de Washington. Michael White fue entregado al embajador suizo por «razones de salud», pero no está libre.
– Amer Fakhoury es un tristemente célebre colaborador de las tropas israelíes de ocupación en Líbano. Fue miembro del Ejército del Líbano-Sur, dirigió la siniestra prisión de Kiam y ofició como torturador. Huyó de Líbano durante la retirada del ocupante israelí y volvió, por razones desconocidas, en septiembre de 2019. En Líbano, fue inmediatamente reconocido y arrestado. Sin embargo, fue liberado debido a una supuesta prescripción de sus crímenes, lo cual es una falsedad jurídica, pero se le prohibió salir del país. En cuanto se vio fuera de la cárcel, Amer Fakhoury corrió a meterse en la mega-embajada de Estados Unidos en Beirut, poniéndose bajo la protección de la embajadora Dorothy Shea, y las fuerzas especiales estadounidenses lo sacaron del país en helicóptero, llevándolo a Chipre.
– Austin Tice es un capitán del US Marine Corps convertido en “periodista independiente”. Entró en Siria ilegalmente, con ayuda de los servicios secretos de Turquía, y desapareció en 2012 en Daraya, localidad de la periferia de Damasco –la capital siria. Eva Filipi, embajadora de la República Checa, país que representa los intereses de Estados Unidos en Siria, afirmaba que Austin Tice no estaba en manos de los yihadistas sino que había sido detenido por las autoridades sirias, afirmación desmentida por el gobierno sirio.
Estos tres ciudadanos estadounidenses son muy probablemente colaboradores o agentes de la CIA.
También es importante observar que:
– Extrañamente, Emiratos Árabes Unidos rompió el embargo estadounidense contra Irán y envió medicamentos a este último país.
– Cada facción libanesa acusa a las demás de haber cedido a las presiones de Estados Unidos. El Hezbollah asegura que no ha traicionado la causa de la resistencia libanesa y que no ha negociado en secreto con Washington mientras que el presidente del Tribunal Militar (favorable al Hezbollah) dimitió sorpresivamente.
– Es la primera vez en 20 años que un presidente de Estados Unidos solicita públicamente ayuda a la República Árabe Siria.
La dirección de las operaciones
pasa a manos de Reino Unido
El 5 de marzo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, recibió en el Pentágono al ministro de Defensa británico, Ben Wallace. Allí aprovecharon la ocasión para repartirse el mando de la nueva OTAN-MO [1].
El ministro británico pronunció después, ante el Atlantic Council, un discurso donde confirmó la solidez de la alianza entre Washington y Londres. También respaldó la necesidad de juzgar al «dictador Bachar al-Assad» pero señaló que es imposible hacerlo a causa del apoyo que le presta «el oso ruso». En otras palabras, Siria sigue siendo un enemigo, pero parece intocable. La guerra se desplazará a otro lugar [2].
Los días 12 y 13 de marzo, el ministro de Defensa del Reino Unido estuvo en Turquía y en suelo sirio ocupado por los yihadistas. Allí inspeccionó los puestos de observación del ejército turco en la región de Idlib y entregó 89 millones de libras esterlinas en donaciones «humanitarias» a las familias de los yihadistas. A partir de ese momento, los yihadistas comenzaron a atacar a las tropas turcas, que supuestamente debían protegerlos, y mataron a varios soldados turcos.
El fin de Yemen y el principio del fin para Arabia Saudita
Dando continuación a su política de retirada militar y de traspaso de funciones a sus intermediarios, Estados Unidos está transformando la guerra en Yemen.
Originalmente, el Pentágono había planeado dividir nuevamente Yemen en dos partes, volviendo a la frontera que existió allí hasta 1990. El Pentágono había empujado Arabia Saudita e Israel a lanzarse al asalto de Yemen para explotar los recursos petroleros del desierto de Rub al-Khali, región cuya administración comparten Arabia Saudita, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Yemen [3]. La operación se realizó con la participación de la aviación israelí, de mercenarios colombianos agrupados bajo la bandera saudita y con tropas de Emiratos Árabes Unidos. La coordinación estuvo en manos de un estado mayor tripartita (Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel), instalado en Somalilandia.
Sin embargo, apoyándose en las rivalidades tribales, el Pentágono logró complejizar la situación hasta lograr que Yemen se convirtiera de facto en un país efectivamente dividido en dos, pero también se dividió la coalición conformada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. A partir de ese momento, el Pentágono necesitaba –sin implicar a sus propias tropas– completar la división de Yemen en dos Estados separados. El Pacto del USS Quincy, concluido en febrero de 1945 entre Estados Unidos y la monarquía saudita, compromete el Pentágono a proteger al rey de Arabia Saudita, pero no lo obliga a proteger a su heredero ni tampoco a proteger el país [4].
Esta semana, el Pentágono envió un navío de guerra a posicionarse frente a la importante ciudad yemenita de Adén. También instaló tropas británicas en la isla de Socotra para convertirla en una base militar permanente con Emiratos Árabes Unidos y desplegó allí misiles antiaéreos Patriot. Simultáneamente, los hutis del norte de Yemen –respaldados por Irán– atacaron exitosamente dos bases militares sauditas e hicieron prisioneros a más de 700 soldados del reino mientras que las tribus respaldadas por Emiratos Árabes Unidos atacaban a las tribus que Arabia Saudita apoya en Adén. El gobierno del presidente yemenita Abdrabbo Mansur Hadi, única autoridad yemenita oficialmente reconocida por la ONU, aunque está exiliado en Riad, perdió el control de Adén.
En Riad, el príncipe heredero saudita, Mohamed ben Salman, después de haber torturado a su amigo de la infancia –demasiado brillante para seguir siendo del agrado de MBS–; después de haber asesinado a sus rivales; después de haber ejecutado al jefe chiita de la oposición; después de haber encarcelado y despojado a sus hermanos y tíos; después de haber ordenado el asesinato y descuartizamiento en Estambul de un miembro de la Hermandad Musulmana demasiado indiscreto, ya no tiene a nadie que lo apoye.
El departamento de Defensa de Estados Unidos y los ministerios de Defensa del Reino Unido y de Emiratos Árabes Unidos no informan públicamente sobre esos enfrentamientos. Sólo lo hacen los hutis. Ante la falta de información oficial, la prensa internacional prefiere mirar para otro lado y callar.
El sur de Yemen fue una colonia británica y Emiratos Árabes Unidos estuvo vinculado al Imperio de Indias. Bajo el paraguas estadounidense, Reino Unido está recuperando su antigua influencia en el Golfo Arábigo-Pérsico y en el Mar Rojo.
La oposición entre Arabia Saudita y los miembros del Eje de la Resistencia ha dejado de existir, por falta de combatientes. Después de Irán (de 1953 a 1978), de Irak (de 1979 a 1990) y de Arabia Saudita (de 1991 a 2019), Emiratos Árabes Unidas se ha convertido en el gendarme de la región, bajo el paraguas de la OTAN-MO.
Ese completo cambio de la situación coincide con nuestro análisis de la crisis. Habiendo fracasado en Siria, Estados Unidos sigue adelante con el plan que había emprendido en 2001 y se dispone a desestabilizar Arabia Saudita. El presidente Donald Trump ha dado luz verde a esta nueva etapa, poniendo como única condición que las tropas estadounidenses no participen directamente sino a través de Emiratos Árabes Unidos.
Suicidio de la Unión Europea
Mientras tanto, la Unión Europea reacciona de manera absurda ante la epidemia de coronavirus. En vez de luchar contra la enfermedad generalizando la realización de los tests de diagnóstico, el tratamiento de las personas contagiadas mediante el uso de la cloroquina, utilizando la respiración artificial y el Interferón Alfa 2B recombinante en los enfermos con graves problemas respiratorios, Europa se limita a tratar de evitar la saturación de sus hospitales imponiendo medidas de confinamiento a domicilio a la población sana [5]. La economía de la Unión Europea está detenida y el Banco Central Europeo ya anuncia un 5% de recesión si esta situación se prolonga por 2 semanas… y probablemente serán 6 semanas.
Cuando haya pasado el pico de la epidemia, Europa ya no será una gran potencia económica y el mundo se organizará de otra manera… sin ella.
[1] «¡OTAN Go Home!», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de febrero de 2020.
[2] «Después de Siria, ¿quién será el nuevo objetivo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 10 de marzo de 2020.
[3] «Exclusivo: Los planes secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de junio de 2015.
[4] «El pacto del reino saudita con Estados Unidos sólo protege al rey, sin incluir al príncipe heredero», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de octubre de 2018.
[5] «Covid-19: propaganda y manipulación», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 21 de marzo de 2020.
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