Maíz trangénico
Foto Academia de Dijon.

La UE (Unión Europea) ha dado luz verde, por primera vez desde 1999, a la comercialización de un organismo transgénico. Se trata de maíz dulce BT-11. La decisión no ha estado exenta de polémica, ya que han hecho falta varias votaciones para que finalmente - con el voto en contra o abstención de varios países miembros - se aprobara la entrada de este producto en la cadena alimenticia humana. En mi artículo de ayer, apuntaba hacia los riesgos que conlleva esta medida (hoy finalmente aprobada).

Por una parte, la legislación desprotege al consumidor: basta con indicar la presencia de alimentos transgénicos en el etiquetado de un producto, pero no hace falta especificar la posible presencia de toxinas, insecticidas, u otros productos potencialmente tóxicos producidos por él. En el caso del maíz BT-11, se produce un insecticida que normalmente no aparece en el maíz natural, sino en la bacteria Bacillus thuringiensis, de ahí las siglas BT.

La proteína Bt (producida por el gen Cry1Ab), da lugar a la rotura de las células del aparato digestivo de los gusanos que se alimentan exclusivamente de maíz. La introducción de este gen bacteriano en el maíz hace que esta planta produzca ingentes cantidades de la proteína Bt durante toda su vida, por lo que el consumidor va a ingerir el insecticida, tanto si quiere como si no. La legislación farmacéutica obliga a realizar largos y costosos estudios para demostrar que una nueva molécula dirigida al uso en humanos es segura. En este sentido, existe un vacío en la legislación sobre alimentos transgénicos.

Un sujeto que consuma ingentes cantidades de maíz puede verse expuesto a elevadas cantidades de un elemento que es potencialmente tóxico. No sólo eso. El maíz transgénico también contiene un gen externo que le permite ser sometido a elevadas dosis de herbicidas (gen pat), por lo que el consumidor humano podría verse amenazado por un riesgo adicional. Al final, estas medidas no van encaminadas a mejorar la calidad del producto ni a abastecer a países del tercer mundo, sino a aumentar los beneficios de los productores.

Obviamente, el beneficio económico de cualquier sector es bueno para todos, pero en este caso ese beneficio se antepone a la salud de los consumidores. De hecho, diversos informes realizados por las autoridades francesas, belgas y austriacas desaconsejan la aprobación realizada. En estos informes, no sólo se indica la falta de datos para permitir la entrada del maíz BT-11, sino que en algunos casos se apunta hacia posibles problemas de salud que se derivarían del consumo de este alimento transgénico. De hecho, conviene no olvidar que la proteína Bt es un insecticida, una delta-endotoxina posiblemente asociada al desarrollo de alergias en humanos, según los expertos.

Los riesgos relativos al maíz BT-11 no terminan en el área de la salud humana. Green Peace y expertos en ecología han denunciado que este vegetal puede producir importantes alteraciones de los ecosistemas. Aquellos que quieran obtener una mayor información sobre este tema, pueden visitar las siguientes páginas web:

http://www.foeeurope.org/GMOs/pending/bt11_briefingapril04.pdf

http://www.saveourseeds.org/downloads/gp_bt11_oct_2003.pdf

http://www.plant.uoguelph.ca/research/homepages/eclark/safety.htm

http://www.losverdesdeandalucia.org/enviarnoticia.php?id=5179