¿Sabe el alcalde de Lima, Luis Castañeda, que el Servicio de Administración Tributaria, se ha convertido en una fábrica de extorsiones, abusos contra hombres y mujeres y ayudados por integrantes de la Policía Nacional que no dudan en actuar como hampones sólo por ganarse la comisión de la cobranza? ¿O es Castañeda quien ha encontrado una nueva forma de hacerse de fondos?

El miércoles pasado en el crucero de las Avenidas Paseo de la República y Benavides, una señora que iba en su auto con su hija de 7 años con dirección a un compromiso, fue detenida por dos policías que se pararon delante de su vehículo y le indicaron matonescamente para que bajara del auto. Luego, un ejecutor coactivo de la SAT le anunció que iban a detener el carro para internarlo al depósito porque “no había pagado” un impuesto adelantado. La víctima avisó a su esposo y éste llegó con los documentos que demostraban claramente que no había ninguna, pero ¡ninguna! obligación pendiente.

Pero, ya iban 25 minutos de discusión en plena calle y con bocinazos furiosos de otros conductores que reclamaban con justa razón paso libre. Sólo la actitud enérgica del empresario que tomó los nombres y apellidos de los policías como los del ejecutor coactivo de la SAT, logró que los asaltantes dejaran a esta potencial víctima.

Aquí el factor sorpresa y el miedo que infunden policías armados alquilados, son parte de un asalto cínicamente organizado. ¡No sólo es que le detengan sino que le espeten si tiene deudas por arbitrios o que el auto ya no sea suyo! ¡Tiene razón, pero va preso! parece ser el dicho que manejan estos vulgares extorsionadores.

¿Qué sabe el flamente inspector y antiguo amigo, general PNP Marco Miyashiro, de esta inconducta escandalosa? ¿Está la PNP facultada para conseguir más dinero a través de comisiones por extorsión? ¿Qué clase de ley permite que al ciudadano se le veje y atropelle en plena calle?

¿No haría bien el ingeniero Juan Sheput, también integrante del Ministerio del Interior en filosofar menos teoría política e intervenir para que su sector tome cartas en el Asunto a través de los canales pertinentes? A la policía hay que respetarla, pero a los rufianes y ladrones que hacen mal uso del uniforme que les da la patria, hay que meterlos al calabozo sin miramientos de ninguna especie. ¿No pertenece la PNP a Interior? ¿No fue allí donde el farsante y matoncito de quinta, Fernando Rospigliosi hizo sus experimentos con dinero del Estado?

La Municipalidad de Lima a través del SAT se parece como dos gotas de agua a los estudios de abogángsters que usa Telefónica del Perú para sus cobranzas a morosos y que discurre a través de amenazas, groserías, embargos y medidas cautelares abusivas. El Perú vive un Estado de derecho tan ejemplar que ninguna ley de respeto al ser humano vale un ardite. ¡Aquí el más fuerte hace lo que le da la gana!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!