En 1998, Turquía reunía las tropas en la frontera con Siria a fin de que cesara la ayuda de esta última al PKK en el Kurdistán turco. Esa amenaza llevó a Damasco a expulsar a Oçalan, quien fue detenido después en Nairobi. Se trataba a la sazón de los bellos días de cooperación Turquía-Israel-Estados Unidos. Hoy, Ankara aparece sobre todo en los titulares debido al auge de su antiamericanismo y su sentimiento antiisraelí. Sólo hay que ver cuáles han sido las mejores ventas de libros: el más vendido es una novela sobre la guerra entre Turquía y los Estados Unidos, seguido por Mein Kampf.
Dadas esas condiciones, no existe pues nada de sorprendente en que Turquía se acerque a Siria y a Irán, acercamiento este que comenzó durante la Guerra de Irak. Siria busca aliados; lo que es más sorprendente es que Turquía haya respondido a ese llamado de forma favorable. En realidad, Turquía siempre ha estado más inclinada a Occidente que a Oriente y al mundo árabe. Sólo se dirige al Medio Oriente debido al problema kurdo y a la política de las grandes potencias en la región. El auge del antiamericanismo está vinculado a la creencia de que Washington quiere crear un Kurdistán independiente en Irak. Eso ha llevado a Turquía hacia Siria, que también enfrenta un problema kurdo. Por su parte, Damasco se siente encerrada y no quiere deberle todo a Irán, ya que sus intereses estratégicos no siempre se corresponden. Siria espera que Turquía podrá abogar a su favor, debido a su adhesión a la OTAN y a sus vínculos con Washington.
Por consiguiente, ese acercamiento solo se debe a la política estadounidense en la región y podría muy pronto cesar si Jalal Talabani demostrara que los kurdos quieren seguir siendo iraquíes. Ankara se alejará también de Siria si se acerca pronto a la Unión Europea.

Fuente
Daily Star (Líbano)

« Syria loves Ankara but will the relationship last ? », por Omer Taspinar y Emile el-Hokayem, Daily Star, 19 de abril de 2005.