Hay que poner el cuerpo no sólo el discurso”, señalaba una de las organizadoras del seminario Objetadas, ante el crecimiento de los anuales encuentros de mujeres, en un contexto siempre insuficiente de participación colectiva.

Si esta sociedad construye a hombres y a mujeres como analizó la antropóloga Margaret Mead (Costumbres y sexualidad en Oceanía),“todas las discusiones sobre la condición de las mujeres, sobre su carácter, temperamento, sobre la emancipación y la sumisión de las mujeres, hacen perder de vista el hecho fundamental de que la distinción entre los dos sexos es concebida según una trama cultural que sirve de base a las relaciones humanas, y que un niño que crece es modelado tan inexorablemente como una niña según un molde bien particular y definido”. Y diferente.

En las palabras de Ximena Bedregal, periodista del suplemento Triple Jornada, del diario La Jornada, es necesario “hacer las cosas rompiendo las dicotomías entre presente y futuro, entre lo posible y lo deseable, entre la parte y el todo, entre la forma y el contenido, por lo demás consustánciales a la lógica y a la práctica patriarcal y en el que también se han venido enredando los feminismos”, según un trabajo de esta investigadora mexicana publicado en www.rimaweb.com.ar.

Con la idea de poner en debate, una vez más, el poder y su discurso, la fenomenal amplificación a través de los medios de comunicación de los estereotipos enraizados en el más pedestre sentido común y el sexismo del lenguaje que victimiza, señala, descalifica, encasilla, el Observatorio de Medios de la UTPBA concretará el 15 de septiembre un encuentro sobre “Perspectiva de género y medios, hacia la construcción de una ética social”.

Sin ánimo de sintetizar las tensiones históricas entre el feminismo y otras luchas de resistencia, es necesario volver a cuestionar, a preguntar, a crecer hacia un periodismo, una comunicación y una sociedad que consiga ensanchar los márgenes de lo posible, para aprender de las conquistas de la historia de otras malditas, objetadas, luchadoras.

Victoria Richter