Posada estaba detenido en Estados Unidos desde mayo de 2005 por la simple entrada ilegal a ese país, pero gozaba de la evidente protección de las autoridades gubernamentales, que han desconocido reiterados pedidos de Venezuela para que el criminal fuera extraditado a esa nación, de donde se fugó de una cárcel en 1985. La solicitud de extradición se fundamenta en el Tratado suscrito entre Venezuela y Estados Unidos, el Convenio de Montreal para la protección de la aviación civil y el

Convenio Internacional para la protección de civiles contra actos terroristas cometidos con explosivos.

El connotado delincuente debe responder de siete cargos por mentir y violar leyes migratorias estadounidenses, en una vista fijada para iniciarse el 11 de mayo próximo en Estados Unidos, pero luego de un rejuego de malabares jurídicos fue beneficiado con libertad condicional, mientras el gobierno pasaba por alto sus delitos confesos.

Su expediente delictivo documenta en más de mil 500 páginas su coautoría en el sabotaje de una nave de Cubana de Aviación en el año 1976, donde perecieron 73 personas civiles, su participación en sabotajes a hoteles de La Habana que costaron la vida al joven italiano Fabio di Celmo y otros asesinatos y acciones delictivas graves.

Entre otros documentos el historial incluye la orden de arresto de Posada en Caracas, los 73 cargos penales de homicidio calificado relacionados con la voladura del avión, declaraciones y confesiones de individuos que lo involucran en el sabotaje, y un diagrama del detonador de C-4 dibujado a puño y letra por él.

Todo el proceso seguido por la prensa internacional demuestra que la decisión real de ponerlo en la calle no responde a la determinación de una jueza, sino a la clara voluntad de la Casa Blanca que por obvias razones de conveniencia se ha negado a certificar su condición de terrorista.

El abogado José Pertierra, quien representa a Venezuela en la solicitud de extradición del criminal, declaró:"La Casa Blanca tenía en sus manos las llaves de la cárcel y pudiera haber mantenido fácilmente a Posada preso, simplemente porque él no es ni ciudadano americano, ni residente permanente, ni tiene permiso para estar en Estados Unidos (...) y bajo la ley fácilmente puede seguir detenido siempre y cuando lo certifiquen como lo que es: un terrorista".

Comentó Pertierra: la Casa Blanca "ha querido pretender que están tratando de procesarlo por algún crimen que es menor, el de mentir, y eso en comparación con el crimen de asesinato es menor, por lo que han conducido el caso hacia la libertad de Posada", quien ostenta la ciudadanía venezolana por naturalización.

Está claro que la administración Bush ha estado haciendo malabares de doble moral con este caso para tratar de encubrir lo que está a la vista y no afloren en un juicio las verdades sobre la histórica complicidad criminal de gobiernos norteamericanos con las probadas acciones del terrorista.

Esa es una realidad incontrastable para quienes han estado al tanto de este proceso desde que Washington tuvo que reconocer la presencia ilegal del terrorista en su territorio, luego de la denuncia pública del presidente cubano Fidel Castro y las revelaciones del diario mexicano Por Esto.

El mundo asiste indignado a la realidad de que el peor terrorista del hemisferio occidental es claramente beneficiado por el Gobierno que en nombre del antiterrorismo ha desatado guerras genocidas en Afganistán e Iraq y mantiene en prisión a Cinco cubanos a quienes castiga injustamente por, precisamente, haber luchado contra el terrorismo hacia Cuba practicado desde los propios Estados Unidos.

Raras veces la hipocresía oficial ha andado con muletas tan endebles como las que está usando la actual administración Bush, quizás sin que alguno de sus "brillantes analistas" le haya alertado que mientras deja correr el tiempo a favor de su estrategia diversionista, en esa misma medida se ahonda el escándalo mundial de su inmoralidad de doble rasero.

Esos graves errores de practicar el ilusionismo pueden pagarse muy caro, en momentos en que las voces de influyentes personalidades del mundo y pueblos enteros se alzan para denunciarlos y clamar por verdadera justicia.

Agencia Cubana de Noticias