Durante esta jornada, los pibes y sus educadores unieron las localidades de Villa Constitución y Zárate, pasando por San Nicolás, ciudad a la que ingresaron al mediodía para visitar varias escuelas del lugar.

Luego del almuerzo, la marcha prosiguió rumbo a la ciudad de Zárate, ubicada 80 kilómetros al norte de la Capital Federal.

Tras una actividad realizada en la plaza principal, los chicos, acompañados de una importante caravana de vehículos, llegaron a la localidad de Campana, donde se realizó un acto del que participaron gran cantidad de vecinos de la zona y representantes de diversas organizaciones políticas, sociales y culturales.

Uno de los oradores fue un chico de una escuela de la ciudad, quien señaló que “los gobernantes no hacen las cosas como deben. Nosotros decimos que no debe haber un pibe menos en la Argentina. Y si lo hay vamos a volver a marchar”.

Una niña de edad de escuela primaria agregó que “el Presidente, a mitad del año pasado, dijo que estamos saliendo del infierno, nosotros decimos que cada día estamos más sumergidos en él”.

La educadora Leonor Flores, quien acompaña a los chicos desde la lluviosa mañana del 7 de mayo en Puerto Iguazú explicó: “durante la marcha nos preguntan por qué marchamos, nosotros vemos en cada provincia la misma foto que en nuestros barrios: hambre y desocupación. Se instaló la pobreza en nuestras familias. El hambre es un crimen, pero también lo es la droga, la pobreza y la desocupación”.

Mañana por la mañana, los chicos emprenderán el viaje desde Campana hacia una de las zonas más castigadas por el hambre, la desocupación y la pobreza: José León Suárez. Nada nuevo para sus pequeños ojos: hace diez días y más de cuatro mil kilómetros que vienen caminando con una escenografía similar. Cambia el paisaje, pero las miserias son las mismas.