(Por Beatriz Chisleanschi (*), ANC-UTPBA).- El proceso de expansión/concentración de los medios masivos como garantía del sistema para penetrar ideológicamente en cada célula del cuerpo social, fue acompañado por el surgimiento de cientos de medios barriales, locales y regionales que se plantearon como una alternativa contrahegemónica. Si bien, desde siempre estos medios han existido como una forma de hacer hablar a la sociedad toda, consustanciándose con los intereses populares y sus necesidades barriales concretas (basta recordar, a modo de ejemplo, al periodista desaparecido Tilo Arenst Wenner y su periódico El Actual de Escobar) nunca tuvieron tanta presencia cuantitativa como en estas épocas.
Hoy, los realizadores de estas alternativas comunicacionales desarrollan su actividad en una realidad desfavorable según las instancias que se imponen y que nunca se desean. Expresó en un artículo reciente el Responsable del área de Comunicación de la UTPBA, el periodista Héctor Sosa refiriéndose a los pequeños y medianos medios de comunicación: “Al mismo tiempo, profundizaron su capacitación propia, a sabiendas de que contenido y estética son conceptos que se deben juntar para brindar saltos de calidad. Imaginación, actualización tecnológica y la búsqueda de variantes comunicacionales son las bases de las que se van nutriendo los nuevos periodistas-comunicadores sociales”. De esta forma desde la edición, hasta el proceso de activación de la publicidad, pasando por su propia formación y capacitación, competen a sus funciones, única forma de aportar a un proyecto que demanda integralidad sin dejar de reconocer la particularidad de cada actividad.
La (in) competencia, entonces, con los grandes grupos mediáticos resulta feroz y en esto la publicidad juega un rol no menor. Los medios pertenecientes a las grandes corporaciones multinacionales se reparten la mayor parte de la torta publicitaria tanto estatal como privada. A los otros, les queda el pequeño porcentaje de publicidad estatal que fije, en los casos en que se encuentre legislado, la gobernación local y el aporte de los comerciantes vecinales.
Resulta evidente entonces que los medios barriales se encuentran a una distancia de años luz con los masivos. Distintos proyectos y propuestas que pretenden modificar de forma y fondo el otorgamiento de la cuota publicitaria están girando por ámbitos legislativos en estos días. Esta situación obliga a los medios barriales a un alerta permanente, pues cualquier intento que profundice esta desigualdad sumaría un grano más al terreno de injusticias y por consiguiente, el rol que deberán jugar será fundamental.
Hace tres siglos atrás el filósofo alemán Carlos Marx sentenció, “Si el capital queda libre va a liquidar el planeta”. Muestras a la vista. El capital quedó libre y en su vuelo los depredadores de siempre lo encerraron en sus nidos hechos de algo más que de paja y barro. La díada concentración-monopolización se expandió por el mundo y la distribución igualitaria quedó relegada a un oscuro rincón, declamada por muchos y ejercida por pocos. Como consecuencia, millones de seres humanos en el mundo quedaron a expensas de su buena suerte y fortuna privados de una condición básica: su propia dignidad.
Mantener y mejorar la calidad y prestigio cultural y respetar la propia dignidad, deberá continuar siendo el gran desafío de los medios barriales y esto los condena necesariamente a pelear por enderezar el molde.
(*) Periodista
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